Cuatro Cuentos de Federico Vegas
LA CARPA A los dieciséis años un niño debe asistir a la muerte de su abuelo. Mi padre me dejó frente a la casa mientras se iba con mis tíos a preparar unos trámites. Antes de subir a su habitación entré en la biblioteca y recorrí los estantes. Todavía sueño que regreso en secreto y puedo llevarme los libros que quiera. Los entresaco desesperado y me rodeo de montones hasta darme cuenta de que mis posibilidades son inagotables. Mi avidez se transforma en ansiedad y me despierto. La habitación del abuelo olía a remedio y a colonia. Se estaba muriendo de enfisema dentro de una carpa de plástico inflada con oxígeno. Esa tarde dormitaba rodeado de tías que habían venido desde Ciudad Bolívar. En una fila de sillas se mecían entre el llanto y el chisme. Primero reían contando alguna de las travesuras del abuelo, luego recordaban sus gestos de cariño mientras gemían juntas y se atracaban de galletas y carato de parcha. Salí del cuarto y me encontré en la escalera a Berlides subiendo con otra