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Mostrando las entradas etiquetadas como Venezuela

Las palabras del Papa Francisco para Venezuela

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  Por Valmore Muñoz Arteaga Me acostumbré a escuchar música mientras escribo. Esto me ha resultado muy estimulante en la búsqueda de la verdad que me habita. Creo con firmeza inamovible que esa verdad se nos hace presente en la medida en que logramos disfrutar de la belleza, pero no como mero hecho estético, sino como algo mucho más profundo que nos comunica directamente con el comienzo de todo, esa belleza antigua de la que nos habló San Agustín en sus Confesiones . Así que, trazo estas líneas, mientras mi corazón busca entre notas maravillosas la belleza en las Oberturas de Rossini. He decidió escuchar precisamente a Rossini porque, desde que lo escuché por primera vez siendo aun niño, no solo me ha puesto en sintonía con la belleza, sino que lo hace desde una jovialidad y una inocencia que me desarma. No sé, quizás porque muy en el fondo arden las palabras de Jesús cuando advertía que el Reino de los Cielos está dispuesto para los niños (cfr. Mt 19,14). En este momento comien...

Discurso de San Juan Pablo II a los venezolanos

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  Ilustres Señoras y Señores: 1. Me es muy grato reunirme con vosotros, representantes y responsables de la vida social, cultural, política y económica del país. Habéis venido desde todos los puntos de la geografía patria para encontraros con el Papa. Agradezco vuestra presencia en este acto y os doy mi más cordial saludo. Por medio de vosotros quiero hacer llegar mi palabra a todos los componentes de los diversos ámbitos e instituciones en los que lleváis a cabo vuestras actividades. De vosotros depende, en gran parte, la tarea de la construcción de una Venezuela cada vez mejor que, recogiendo lo más precioso del pasado, camine hacia el progreso y el bienestar integral de todos y cada uno de los miembros de la comunidad nacional. Saludo al Señor Presidente de la República y a las Autoridades que lo acompañan. Estoy agradecido a Monseñor Ramón Ovidio Pérez Morales, Arzobispo de Maracaibo y Presidente de la Conferencia Episcopal, por las palabras que me ha dirigido dándome la ...

La hora undécima

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 Por Valmore Muñoz Arteaga A Antonio Pérez Esclarín Mario Briceño-Iragorry es uno de los pensadores más importantes y determinantes del siglo XX en Venezuela. Su obra está, casi absolutamente, consagrada a indagar el alma del venezolano y de lo venezolano. Un hombre al que, sin la menor dificultad, puedo señalar como un prócer de la venezolanidad. La dictadura de Marcos Pérez Jiménez, tan acariciada hoy por muchos, no solo lo envió al exilio, sino que, además, al no poder frenar su pensamiento activo y rector, mandó a asesinarlo un 8 de diciembre de 1954 en Madrid, donde sufrió como pocos la distancia de su tierra. Cuando regresó del penoso exilio, acariciaba un sueño en su corazón. Soñaba con crear una universidad para hijos de obreros venezolanos, pero, ante el tamaño ciclópeo de su estatura moral, de lo que representaba como intelectual católico, de su transparente vida ética y moral, algunos quisieron aprovecharlo para el escarceo político y postularlo como candidato presiden...

La verdad y el rostro de Venezuela

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 Por Valmore Muñoz Arteaga Circula una imagen que sostienen unas líneas escritas por el magnífico poeta venezolano Rafael Cadenas. Las líneas dicen: “En medio de la mentira, por encima de ella, en la hendidura, busca este país su verdadero rostro para curarse”. Busca este país, Venezuela, su verdadero rostro. Este no es el rostro de Venezuela. ¿Cuál es su verdadero rostro? La pregunta hay que hacérsela a la verdad y la verdad ha sido un tema que me ha interesado, pero no como necesidad intelectual, sino existencial, es decir, como necesidad profunda y definitiva. Este deseo de verdad volvió a arder ayer, 28 de julio de 2024. No solo por los resultados electorales ofrecidos por el CNE, sino por las apreciaciones que, al respecto, se hicieron en diversos grupos filosóficos a los cuales pertenezco. Siempre he creído en aquello que se afirmó inicialmente del filósofo : un amigo de la sabiduría, un amante del conocimiento, aunque prefiero reconocer al filósofo con un lema que tomó pa...

Venezuela no está muerta, está dormida

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 Por Valmore Muñoz Arteaga La Iglesia no es indiferente a las cosas temporales que angustian al hombre. Ella, como Madre y Maestra, lleva en su corazón una luz capaz de iluminar en medio de las tinieblas más espesas. En el camino de la salvación de cada persona, la lglesia, nuestra Iglesia, se preocupa y ocupa sabiamente por toda la familia humana, sus necesidades, incluso en el ámbito material y social. Por ello, desarrolla una brújula, una doctrina social que forme las conciencias y ayude a vivir según el Evangelio y la propia naturaleza humana. Desde ese espíritu rector, la Conferencia Episcopal Venezolana, nos invita a caminar juntos con esperanza y con su voz dulce, pero con autoridad nos recuerda, abrazando la voz profética de Isaías, que no debemos temer porque Dios está con nosotros; “no te desalientes, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré. Ciertamente, te ayudaré, te sostendré con la diestra de mi justicia” (Isaías 41,10). Hoy, nuestro país, sale a la calle decidido, a ...

Cuando Juan Pablo II fue el corazón de Venezuela

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 Por Valmore Muñoz Arteaga Todavía guardo fresco el recuerdo en mi mente cuando un día, por las montañas, apareció un peregrino . Un peregrino que se fue acercando a la gente mientras acariciaba a los a niños. Se trataba de un líder cuyas manos no empuñaban armas de ninguna clase, de ningún tipo, por el contrario, sus palabras eran de vida. Un hombre que venía de muy lejos a enseñarnos a llorar con los que lloran y a compartir nuestras alegrías. Vino a enseñarnos a compartir el pan con los pobres, a no negarle a nadie el vino, siempre junto a los que buscan, siempre consolando a los mendigos. Sí, son retazos de aquella canción llamada El Peregrino interpretada por Adrián Guacarán que muchos venezolanos guardamos celosamente en nuestro corazón, ya que es un recuerdo vivo de nuestro encuentro con un santo, con un hombre distinto, con aquel hombre que vino de muy lejos sólo para decirnos que no tuviéramos miedo, aquel dulce polaco que todos llamamos Juan Pablo II. Recuerdo vivamente a...