Héroe de autobús. Por Enrique Vila-Matas
Un 26 de octubre de 1987 compré en Barcelona Ejercicios de estilo , de Raymond Queneau. No sabía nada de su contenido y me pareció que había llegado el momento de conocerlo, las mejores mentes de mi generación hablaban muy bien del libro. Subí con mi ejemplar recién comprado de Ejercicios de estilo al autobús de la línea 24, que debía dejarme en casa. Compré un billete y, por temor a que después me lo pidiera el revisor y no lo encontrara, me lo puse en la boca; pensé que así lo tendría más a la vista del inspector si éste se presentaba. En aquellos días, tenía miedo de los revisores, de los inspectores, de los interventores, de toda una serie de profesiones que me intimidaban. A mitad de trayecto, empecé a hojear distraídamente Ejercicios de estilo y vi que el libro narraba, con cien estilos diferentes, siempre la misma anécdota trivial. Sería tri