Algunas historias de Otrova Gomas.
EL FANTASMA Haciéndole una concesión a los hados masoquistas que a veces se posan en mi espíritu, cada diez años suelo destinar unos días a visitar las viejas casas que habitaba en el pasado. Como guerrero entrenado en los campos de la aberración y del absurdo, me enfrento a esta locura dispuesto a todo, aún consciente como estoy de las peligrosas cargas emocionales que conlleva, y el riesgo de que estas visitas me hagan perder la perspectiva de los inestables momentos del presente. No es normal regresar a los sitios en donde uno vivió. Aunque por lo general la gente entristecida con los dolores del adiós se hace la promesa de no olvidar a los amigos y regresar semanalmente al sitio donde se estuvo por tanto tiempo, misteriosamente, y por una de esas fuerzas cuyo conocimiento sólo es asequible a los que manipulan los resortes de nue