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Mostrando las entradas etiquetadas como Dios

Unas líneas sobre el perdón

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  A la Madre Cristina Vez, quien me acercó una mañana al rostro de Cristo en la cruz A lo largo de mi vida he transitado por muchas experiencias que me han causado dolor y sufrimiento. Experiencias que, de alguna manera, han contribuido en mi proceso de crecimiento espiritual y mental. Algunas de ellas dejaron honda huella en mi corazón. El tiempo, la oración y la infinita misericordia de Dios me han ayudado a superar esas experiencias, aunque no ha sido nada sencillo por razones vinculadas a mi manera muy particular de procesar el conocimiento y la información, pero que no es el tema de estas líneas. En todo caso, estas circunstancias han hecho que viva el perdón de forma agónicamente espesa. Y el perdón está estrechamente ligado al sufrimiento. El sufrimiento «Suplo en mi carne –escribe San Pablo, resaltando así el valor del sufrimiento– lo que falta a las tribulaciones de Cristo por su cuerpo, que es la Iglesia» (Col 1, 24) Más adelante resalta: “me alegro de mis padecimientos p...

Los bufones de Dios

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  Por Valmore Muñoz Arteaga Los bufones de Dios es una novela del escritor australiano Morris West (1916-1999). Una novela que trata sobre los hombres que, a pesar de todas las innumerables dificultades que se le presentan en la vida, se niegan a perder su fe y su afirmación personal en Cristo. Una novela compleja en sus primeras páginas, a veces pesada, pero que termina haciéndose ligera sin perder la profundidad del tema. Sin duda, de allí tomo el título para estas líneas que, en este momento, no sé qué tan breves serán. En todo caso, se intenta desarrollar una idea muy distinta a la trabajada en la novela. Los bufones de Dios de los que pienso reflexionar son otros muy distintos, pero más simples y en cuya peregrinación he aprendido a comprender la simplicidad de un amor que sólo puede provenir de una esfera más allá de lo terrenal. Ahora bien, comencemos por comprender qué es un bufón y cuál fue su origen en la historia de los hombres. Los bufones eran personajes que servían...

Carta pública a mí mismo

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  Estimado Valmore… Soy yo, tú mismo . Un tú mismo algo confundido y, debo suponer que, a eso se deben estas líneas sorpresivas, hasta para mí que soy tú mismo. La confusión radica en que no sé si yo soy tú mismo del futuro o del pasado. No sé si quien escribe lo hace desde aquel niño que fuiste o desde el hombre que serás. Quizás un poco de los dos. Creo que por ahí hay una película que protagoniza Bruce Willis llamada The Kid . Me ha venido a la mente, ya que, en la película ocurre algo extraordinario como está ocurriendo ahora contigo, solo que el presupuesto con el que cuento da apenas para estas líneas. En todo caso, creo oportuno hacerlo, más allá de estas confusiones, puesto que, no te siento tan centrado como usualmente has sido. Demás está decir, lo importante que para mí es que recuperes un poco esa tranquilidad, sea yo del pasado, del futuro o un poco de los dos. Los últimos años no han sido sencillos para ti, ¿o para nosotros? Muchas cosas han sucedido. Cosas que ...

Madre Félix: misionera del infierno

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 Por Valmore Muñoz Arteaga El Catecismo de la Iglesia Católica enseña que el infierno es un sitio al que se desciende a vivir eternamente la separación de Dios, es decir, separarse de Aquel que únicamente puede proporcionar vida y felicidad, yo diría verdadera vida y felicidad . Por otro lado, también afirma que “Dios no predestina a nadie a ir al infierno, para que eso suceda es necesaria una aversión voluntaria a Dios (un pecado mortal), y persistir en él hasta el final” (1037). Del infierno tenemos noticias desde siempre, aunque, sin duda, las palabras luminosas de Dante Alighieri le brindaron al infierno el rostro que hoy conocemos y que, visiones de muchos místicos, ratifican. En la Divina Comedia , Dante describe al infierno como una ciudad de llanto, de dolor eterno, donde sufren los condenados, donde se pierde toda esperanza. San Antonio María Claret lo describe como un sitio donde se viven intensamente penas eternas. Santa Faustina Kowalska, por su parte, lo vio como un...

Dios, el amor de los místicos

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 Por Valmore Muñoz Arteaga En «Eros y ágape. La noción cristiana del amor y sus transformaciones», libro publicado en 1969 por Anders Nygren, teólogo luterano sueco, se dice que el deseo recóndito en la actitud místico-religiosa no puede ser sino la expresión de una actitud del ser humano hacia Dios, una contestación a la llamada seductora y encantadora del Esposo que, al intuir su presencia, enamora a la esposa. El deseo de gozar por clara y esencial visión al Esposo es el propósito capital que desnuda al místico. Es su deseo del Amado lo que lleva a la esposa a salir velozmente de noche, dejando de lado cualquier otro afán, tras los vestigios de quien, habiéndola enamorado, la dejó luego herida de amor. El deseo es fuerza que hace salir al místico del mundo y de sí para buscar a Dios. Esa ardorosa búsqueda de Dios dentro y fuera de ellos hace que, de alguna manera, los míticos nos ofrezcan un rostro distinto e intenso de la teología, por ello hay quien afirmó que todos los santos...

La fe hace grande al hombre pequeño

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 Por Valmore Muñoz Arteaga En su  Diario Filosófico , el pensador Ludwig Wittgenstein, escribió que para comprender el sentido de la vida era necesario creer en Dios, puesto que no son suficientes los hechos atribuidos al mundo para comprender a plenitud la realidad. Hay algo más allá que desnuda ante nuestros ojos el sentido profundo de la vida. Ese «algo más allá» sólo viene a nosotros a través de la fe. La fe nos abre las compuertas a un universo que le brinda un brillo especial y distinto a la opacidad limitada que descansa en la superficie de las cosas del mundo, ya que, por medio de ella, de la fe, nos coimplicamos con el trasfondo último de lo real. La fe pule con su transparencia nuestros ojos renovando la alegría del estar aquí y ahora con la lógica del amor. Conesa Ferrer explica que los principios de los cuales se alimenta la fe ayudan a organizar, interpretar y dar sentido a nuestras experiencias y pueden ser sostenidas racionalmente. El Papa Francisco nos recuerda...

La voz del pueblo es la voz de Dios

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  Por Valmore Muñoz Arteaga Desde hace muchos años vengo escuchando la afirmación según la cual “la voz del pueblo es la voz de Dios”. Una afirmación por la cual he sentido siempre mucha sospecha, no solo por su significado, sino por los contextos en los cuales ha sido argüida. ¿Podemos dar por sentado que la opinión popular revela la voluntad de Dios, cuyo mandato debe obedecerse? Supongo que, ya lo hemos vivido, cuando un gobernante goza de un inflamado apoyo popular, la afirmación será acariciada como verdad incuestionable. No será igual si, por esas cosas de la política y la ineptitud, esos números comienzan a bajar. Me pregunto, ¿podemos aceptar como verdad incontrastable la idea de que, efectivamente, la voz del pueblo es la voz de Dios? ¿Resulta racionalmente admisible suponer semejante cosa? Para los defensores de la llamada Teología del Pueblo esto no tiene discusión. Quizás, y a regañadientes, pudiera conceder algún crédito a lo que afirmó Séneca: “créeme, sagrada es l...