Entradas

Mostrando entradas de abril 25, 2010

Tres Relatos de La Cruzada de los Niños de Marcel Schwob

Imagen
Relato del goliardo Yo, pobre goliardo, clérigo miserable errabundo por los bosques y los caminos para mendigar, en nombre de Nuestro Señor, mi pan cotidiano, vi un espectáculo piadoso, y oí las palabras de los niñitos. Sé que mi vida no es muy santa, y que he cedido a las tentaciones bajo los tilos del camino. Los hermanos que me dan vino bien se dan cuenta de que estoy poco acostumbrado a beber. Pero no pertenezco a la secta de los que mutilan. Hay mentecatos que les sacan los ojos a los pequeñuelos, les cortan las piernas y les atan las manos, con el objeto de exhibirlos y de implorar la caridad. He aquí por qué tengo miedo al ver todos estos niños. Sin duda, los defenderá Nuestro Señor. Hablo al acaso, porque estoy lleno de alegría. Río de la primavera y de lo que vi. No es muy fuerte mi espíritu. Recibí la tonsura de clérigo a la edad de diez años, y he olvidado las palabras latinas. Soy semejante a la langosta: porque salto, aquí y allá, y zumbo, y a veces abro las alas de

Memoria de Elefante. Por Antonio Lobo Antunes

Imagen
El Hospital donde trabajaba era el mismo al que muchas veces, durante su infancia, había acompañado a su padre: antiguo convento con reloj de junta de distrito en la fachada, patio con plátanos oxidados, pacientes con uniforme vagabundeando al azar atontados por los calmantes, la sonrisa gorda del portero frunciendo los labios hacia arriba como si fuese a volar: de vez en cuando, metamorfoseado en cobrador, aquel Júpiter de caras sucesivas se le aparecía en la esquina de la enfermería con carpeta de plástico bajo el brazo extendiéndole un papelucho imperativo y suplicante: —La cuota de la Sociedad , doctor. Me cago en los psiquiatras organizados en cuartel de policía, pensaba siempre al buscar los cien escudos en el barullo de la billetera, me cago en el Gran Oriente de la Psiquiatría , de los clasificadores pomposos del sufrimiento, de los pirados de la única sórdida forma de locura que consiste en vigilar y perseguir la libertad de la demencia ajena defendidos por el Códig