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Mostrando entradas de noviembre 30, 2008

FEDERICO ANDAHAZI

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SUS LIBROS MÁS RECIENTES

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EL CONQUISTADOR ¿Cómo sería el mundo si la historia no hubiera sido como creemos que fue? Guiado por las profecías del calendario azteca, Quetza, un joven brillante criado por un sabio en el antiguo México, se lanza a la aventura. Adelantándose a los grandes viajeros, es el primer hombre que logra unir ambos continentes, descubriendo un nuevo mundo: Europa. Quetza nos cuenta la barbarie que ve en esas tierras: la adoración a un hombre brutalmente clavado a una cruz, personas quemadas en hogueras ante multitudes que festejan como salvajes y ambiciones desmedidas de riquezas y poder. El viaje una verdadera odisea, nos llevará por España y gran parte de Europa, Medio Oriente y Asia, convirtiendo la novela en una aventura extraordinaria. Quetza, al ver la avidez de esos gobernantes, no puede sustraerse a un vaticinio: ellos cruzarán pronto el océano, impulsados por el afán de extender sus dominios. Concibe entonces un plan para evitar la conquista y el exterminio de su pueblo. Las profecía

LA BIBLIOTECA SEPULTADA. Por Federico Andahazi

A causa de su condición intrínseca el Poder necesita, en términos generales, establecer distintas formas de control social. Las disciplinas artísticas, por su misma constitución, se resisten a la domesticación y se construyen en la ruptura con el dogma. La literatura en particular, cuya materia es la palabra, nada en el océano del lenguaje. Y el Poder nunca ha tolerado la multiplicidad de sentidos propia de la palabra. Siempre ha preferido las nomenclaturas. Ahora bien, con qué herramientas cuenta el Poder para neutralizar el carácter disuasivo que ejerce la literatura sobre los dogmas por él establecidos. Quizá sean muchos más pero enumeraré sólo tres: la censura, la sacralización y, finalmente, la inedición. La primera es la más conocida y, por cierto, la más burda; los ejemplos al respecto superarían largamente el espacio estipulado para estas líneas. La segunda será, quizá, el objeto de la próxima entrega. Por ahora me detendré en la última: la inedición. Parece una verdad de Perog

FEDERICO ANDAHAZI

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LAS PIADOSAS (Fragmento) Por Federico Andahazi

Las nubes eran catedrales negras, altas y góticas que de un momento a otro habrían de derrumbarse sobre Ginebra. Más allá, al otro lado de los Alpes de Saboya, la tormenta anunciaba su ferocidad dando azotes de viento que enfurecían al apacible lago Leman. Acosado entre el cielo y las montañas, como un animal acorralado, el lago se rebelaba echando coces de caballo, zarpazos de tigre y coletazos de dragón, todo lo cual resultaba en un oleaje tumultuoso. En una recóndita concavidad abierta entre los peñascos que se precipitaban perpendiculares hasta hundirse en las aguas, se extendía una pequeña playa: apenas una franja de arena semejante a un cuarto de luna, menguante cuando las aguas subían y creciente en la bajamar. Aquella tempestuosa tarde de julio de 1816, junto a la cabecera del muelle que limitaba el extremo oeste de la playa, amarró una pequeña embarcación. El primero en descender fue un hombre rengo que se vio obligado a hacer equilibrio para no caer en las fauces de las aguas

EL SEXO Y LA HISTORIA. Por Federico Andahazi

La historia de la sexualidad es la historia de la humanidad. No existe frase más verdadera en su sencilla literalidad ni en su elemental carácter metafórico. Desde el libro del Génesis hasta el del Apocalipsis, desde el primero de los mitos que están en el origen de las grandes civilizaciones hasta las causas que las llevaron a su caída, la sexualidad ha sido el germen de la vida y la excusa ejemplificadora para explicar la decadencia y la destrucción. La historia de una nación sólo puede comprenderse si se conoce el entramado de relaciones sexuales que la gestaron. Así como los dioses antiguos, al mezclar sus cuerpos, engendraban hijos que fundaban naciones, sus terrenales descendientes establecían alianzas sexuales para unir reinos, multiplicar sus riquezas y extender dominios. Los primeros relatos que habrían de fundar la historia de Europa hablaban de dioses voluptuosos, promiscuos y atormentados. Podría afirmarse que todas aquellas leyendas surgieron de la febril imaginación de lo

ENTREVISTA A FEDERICO ANDAHAZI. Por Rodrigo Arias

¿Por qué decidiste ser escritor? Tiene que ver con toda una historia familiar. Por un lado, el impacto que generó en mí la biblioteca de mi abuelo, que era editor y que tuvo que quemar sus libros durante la última dictadura. Esa es la primera razón: restituir esa biblioteca. Por otro lado, mi padre es poeta. Casualmente, cuando era un niño, encontré en la biblioteca de la casa su libro. Ahí empezó mi relación con la escritura. De hecho, empecé escribiendo poesía e imitando a mi viejo. De ahí salto a la prosa. Intento escribir algunos cuentos sin fortuna. Y ante la imposibilidad de hacerlo, me vuelco a la novela. Mi primer trabajo se llamó "El oficio de los santos", y lo terminé de escribir a los 20 años. Este texto terminó funcionando como un arcón de recursos. Muchos pasajes de "El Anatomista", "Las Piadosas" y "El Príncipe" son fragmentos de esa novela. Hay una relación muy fuerte entre tus textos y la historia. ¿Por qué? No soy un escritor al

EL SIGLO DE LAS MUJERES (Fragmento de EL ANATOMISTA) Por Federico Andahazi

El XVI fue el siglo de las mujeres. La semilla que cien años antes sembrara Christine de Pisan florecía en toda Europa con el dulce perfume de El dictado de los verdaderos amantes. No es en absoluto casual que el descubrimiento de Mateo Colón haya tenido lugar en el tiempo y en el sitio en que aconteció. Hasta el siglo XVI, la Historia estaba narrada por la grave voz masculina. “Allí donde se mire, allí está ella con su infinita presencia: del siglo XVI al XVIII, en la escena doméstica, económica, intelectual, pública, conflictual e incluso lúdica de la sociedad, encontramos a la mujer. Por lo común, requerida por sus tareas cotidianas. Pero presente también en los acontecimientos que constituyen, transforman o desgarran la sociedad. De arriba abajo de la escala social, ocupa el conjunto de los espacios y de su presencia hablan constantemente quienes la miran, a menudo para asustarse", declaran Natalie Zemón y Arlette Farge en Historia de las mujeres3. El descubrimiento de Mateo C

"EL ANATOMISTA" DE FEDERICO ANDAHAZI. REFLEXIÓN SOBRE EL PODER. Por Freda Mosquera

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"Mateo Colón, sentado a su pupitre, mira caer la lluvia del otro lado de la luna minúscula que corona la breve cabecera de su cama. Llueve sobre las diez cúpulas gemelas de la basílica y sobre la pradera que se funde en la línea incierta del horizonte. Llueve una lluvia fina que apenas si moja. Llueve una lluvia mansa y persistente que acosa como un mal pensamiento o como una duda. Como una idea. Como un secreto. Llueve, se diría, una lluvia de siglos. Llueve una lluvia pía, descalza. Llueve una lluvia franciscana. Llueve con la misma leve materialidad de la que están hechos los pies del santo sobre los techos, sobre los pájaros. Llueve como siempre, sobre los pobres". "El Anatomista" del escritor argentino Federico Andahazi, irrumpió en las librerías y se convirtió en poco tiempo en uno de los libros más vendidos, tras el escándalo que propiciara tres años atrás la Sra. Amalia Lacroze de Fortabat cuando expresó su inconformidad por habérsele otorgado el Premio Jove

MARCEL DUCHAMP - Portrait of Yvonne Duchamp (1907)

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RELATO. Por Paul Auster

Hace tres veranos, encontré una carta en mi buzón. Venía en un gran sobre blanco y estaba dirigida a alguien cuyo nombre no conocía: Robert M. Morgan, de Seattle, Washington. En la Oficina de Correos habían estampado en el anverso del sobre varios sellos: Desconocido, A su procedencia. Habían tachado a pluma el nombre del señor Morgan, y al lado alguien había escrito: “No vive en esta dirección”. Trazada con la misma tinta azul, una flecha señalaba la esquina superior izquierda del sobre, junto a las palabras "Devolver al remitente”. Suponiendo que la Oficina de Correos había cometido un error, comprobé la esquina superior izquierda para ver quién era el remitente. Allí, para mi absoluta perplejidad, descubrí mi propio nombre y mi propia dirección. No sólo eso, sino que estos datos estaban impresos en una etiqueta de dirección personal (una de esas etiquetas que se pueden encargar en paquetes de doscientas). La ortografía de mi nombre era correcta, la dirección era mi dirección, p

MISS STEIN DA ENSEÑANZAS. Fragmento de París era una Fiesta. Por Ernst Hemingway

Cuando volvimos a París los días eran claros y fríos y de maravilla. La ciudad se había puesto en armonía con el invierno, vendían leña buena en la carbonería de enfrente, y muchos cafés buenos habían puesto braseros fuera, de modo que podíamos sentarnos al calor de las terrazas. Teníamos el piso caliente y alegre. En la chimenea quemábamos boulets, que eran polvo de carbón comprimido en forma de huevo, y por las calles era hermosa la luz de invierno. Ya nos habíamos acostumbrado a los árboles desnudos rayando el cielo, y paseábamos por la gravilla rociada de las sendas del Luxemburgo bajo el viento vivo y claro. Si nos conformábamos con los árboles sin hojas podíamos mirarlos como esculturas, y los vientos de invierno se veían soplar en los estanques y estaba su soplo en los surtidores a la luz límpida. Todas las distancias se nos hacían cortas, ahora que volvíamos de las sierras. Gracias al cambio de altura, si alguna vez notaba las pendientes de las lomas era con agrado, y era un gu

METAMORFOSIS, METAFORA, METASTASIS. Por Jean Baudrillard

¿Dónde está el cuerpo de la fábula, el cuerpo de la metamorfosis, el del puro encadenamien­to de las apariencias, de una fluidez intempo­ral e insexual de las formas, el cuerpo ceremo­nial que hacen vivir las mitologías, o la Opera de Pekín y los teatros orientales, o también la danza: cuerpo no individual, dual y fluido -cuerpo sin deseo, pero capaz de todas las metamorfosis-, cuerpo liberado del espejo de sí mismo, pero entregado a todas las seduc­ciones? ¿Y qué seducción más violenta que la de cambiar de especie, transfigurarse en lo animal, lo vegetal, incluso lo mineral y lo inani­mado ? Este movimiento, que nos hace traido­res a nuestra propia especie y nos entrega al vértigo de todas las demás, es el modelo de la seducción amorosa, que también apunta a la extrañeza del otro sexo ya la virtualidad de ser iniciado en él como en una especie animal o vegetal diferente. La fuerza de la metamorfosis está en el fon­/39/ do de toda seducción, incluidas las de las for­mas más fáciles de

LA LOCURA DE LA LUZ . Por Maurice Blanchot

Yo no soy ni sabio ni ignorante. He conocido alegrías. Decir esto es demasiado poco: vivo, y esta vida me produce el mayor placer. Entonces, ¿la muerte? Cuando muera (tal vez dentro de poco), conoceré un placer inmenso. No hablo del sabor anticipado de la muerte que es insulsa y a menudo desagradable. Sufrir es embrutecedor. Pero tal es la verdad relevante de la que estoy seguro: experimento al vivir un placer sin límites y tendré al morir una satisfacción sin Imites. He errado, he ido de un lugar a otro. Estable, he permanecido [demeuré] en una sola habitación. He sido pobre, después más rico, luego más pobre que muchos. De niño, tenía grandes pasiones, y todo lo que deseaba lo conseguía. Mi infancia ha desaparecido, mi juventud se ha quedado en el camino. No me importa: lo que ha ocurrido, me alegro por ello, lo que ocurre [ce qui est] me gusta, lo que viene me conviene. ¿Es mi existencia mejor que la de todos los demás? Tal vez. Yo tengo un techo, muchos no lo tienen. No tengo la le

HENRY MILLER, EGO Y DESEO. Por Xavier Quirarte

En el fondo, puedo ser muy tierno, muy cálido y, a la vez,cuando se me ocurre, puedo ser también tan frío y brutal como un monstruo. Existen en mí esas dos cosas. Soy una paradoja viviente. Henry Miller. Alto, extremadamente delgado, el anciano de rasgos orientales duerme con placidez. En un momento determinado, contrae el rostro, mueve los labios como si quisiera decir algo, pero no alcanza a pronunciar palabra alguna. Si en ese momento pudiéramos penetrar en su mente, veríamos que en sueños el hombre mira su reflejo en un espejo. Está a punto de afeitarse, cuando descubre que la imagen que le devuelve la superficie bruñida no es la suya. Sabe que está loco y su destino final, inevitable, será en un hospicio. Sin saber cómo, ahora el hombre está instalado en un asilo. Más que la locura, le aterra saber que se ha quedado solo. Solo. El hombre abre los ojos y, por un momento, su afabilidad parece haberse agotado. Describir la pesadilla que continuamente le ha visitado desde hace una de