La Pasión. Por Gisela Kozak Rovero
Salimos del amor como de una catástrofe aérea Cristina Peri-Rossi Convencida y vencida, húmeda y anhelante, te contemplo dormida luego de abrir la puerta del cuarto en el que duermes en la casa de una amiga común que se niega a tomar partido en la guerra civil. Tú y yo estamos en bandos distintos y por eso nos separamos hace un año. Hay una tregua y debo hacer un reportaje sobre esta frontera entre la nada y el olvido, pero en realidad estoy aquí porque te sigo amando. Qué cansada debes estar pues ni siquiera apagaste una débil luz amarillenta que tienes en la mesa cerca de tu cama. Tu uniforme militar está arrugado en una silla: una química trocada en guerrera. Hace frío pero tú duermes confiada entre cobijas gruesas que te envuelven y que solo dejan ver una pantorrilla torneada, un brazo finamente musculoso, el cuello. Disfruto tu perfil, la nariz que surge del entrecejo con un trazo contundente y recto. Entro, cierro, me quito la chaqueta de cuero, la dejo en la única silla. Con ter