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Mostrando entradas de mayo 9, 2010

Amor. Por Krina Ber

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Esos besitos tiernos en el cuello o cesan muy pronto en un susurro de duerme bien, amor o siguen, y cuando siguen, se intensifican, se acompañan de mordiscos en el labio inferior, presagio de otra sesión de sexo conyugal, siempre bueno, a veces muy bueno, a veces especial, y cómo idear un cuento sobre algo tan de siempre y tan de a veces, en todo caso suficiente para ella, dulce refugio de placer debajo de la superficie de los días. Se libera levemente de su abrazo. Espera… La puerta está abierta. Siempre la condenada puerta. A veces, el gesto de levantarse y cerrarla convierte el hechizo en rutina programada y cuando vuelve a la cama el prólogo de besitos en el cuello culmina tan sólo en uno de buenas noches. Ambos están cansados. Pero a ella no le gustan las puertas cerradas. Desde niña sentía la necesidad de estar conectada con el resto de los espacios de la casa, dormirse segura y como flotando en el trastear de ollas y silbido de agua que hierve en la cocina, en los susurros de lo

Viaje a la Semilla. Por Alejo Carpentier

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I —¿Qué quieres, viejo?... Varias veces cayó la pregunta de lo alto de los andamios. Pero el viejo no respondía. Andaba de un lugar a otro, fisgoneando, sacándose de la garganta un largo monólogo de frases incomprensibles. Ya habían descendido las tejas, cubriendo los canteros muertos con su mosaico de barro cocido. Arriba, los picos desprendían piedras de mampostería, haciéndolas rodar por canales de madera, con gran revuelo de cales y de yesos. Y por las almenas sucesivas que iban desdentando las murallas aparecían —despojados de su secreto— cielos rasos ovales o cuadrados, cornisas, guirnaldas, dentículos, astrágalos, y papeles encolados que colgaban de los testeros como viejas pieles de serpiente en muda. Presenciando la demolición, una Ceres con la nariz rota y el peplo desvaído, veteado de negro el tocado de mieses, se erguía en el traspatio, sobre su fuente de mascarones borrosos. Visitados por el sol en horas de sombra, los peces grises del estanque bostezaban en agua m