La Tortuga

Una fábula de Leonardo Castellani No te rías, oh Dios fuerte, de mis esfuerzos frustrados, porque hay una voluntad tristemente terca que gime a Ti desde el fondo de mi impotencia. Te voy a poner un ejemplo. Una vez, oh Dios infinitamente grande que estás aquí presente, pesqué una tortuga en el río Salado y la llevé para casa. La tortuga quería escapar y volverse al río patrio, lo cual manifestó sacando una pata por un agujero de la bolsa en que venía y rasguñando la barriga del bayo, que se llevó muchos rebencazos acompañados del tratamiento de "mancarrón imbécil'' por pegar cimbrones bruscos a la zurda como si lo espoleasen con nazarenas, siendo así que yo ni siquiera lo taloneaba. Y era la tortuga que quería escapar. Le di por jaula un cajón de kerosén bocarriba. La tortuga se arrimó contra la pared, se levantó en dos patas, se fue de espaldas, estuvo manoteando un rato para incorporarse y después volvió con el mismo resultado a la tentativa de trepar las tablas....