María nuestra del Magníficat, ¡María de nuestra Liberación!

Por Valmore Muñoz Arteaga La presencia y acompañamiento de la Virgen María al pueblo latinoamericano se ha sentido siempre de manera muy, muy cercana, casi que podríamos decir o, más bien, repetir, pues lo han dicho muchos, que somos un pueblo esencialmente mariano. María es sentida palpitar revistiendo, además, el colorido de una presencia evangélica inculturada, en sintonía perfecta con las más hondas aspiraciones de sus gentes. Pedro Casaldáliga, obispo y poeta, dibuja en una oración esos rasgos inculturados de una Virgen, madre de todos los hombres genuinamente evangélica, universal y que se arraiga en la humanidad sencilla, que sufre con frecuencia, pero que siempre se muestra gozosa y esperanzada: “María de Nazaret, esposa prematura de José el carpintero, aldeana de una colonia siempre sospechosa, campesina anónima de un valle del Pirineo, rezadora sobresaltada de la Lituania prohibida, indiecita masacrada de El Quiche, favelada de Río de Janeiro, negra segregada en el Apar...