Sentido del pecado

Por Valmore Muñoz Arteaga En las anotaciones correspondientes a los Ejercicios Espirituales de 1948, la Madre Félix reflexiona: “He aquí la brújula de mi navegación: cumplir la voluntad de Dios nuestro Señor. En desolación o consolación, en salud o enfermedad, en paz o en guerra: cumplo la voluntad de Dios nuestro Señor, ¡pues ya voy bien!” En todo, cumplir la voluntad de Dios. Creo, es mi apreciación muy personal, este es el resultado inevitable, no solo de quien ama a Dios, sino que, además, está consciente de que es amada. Amar a Dios y sentirme amado por Él, creo que allí radica en buena parte la potencia de la vida en la fe. Lo contrario sería, a mi juicio, abrir el corazón para que el pecado salga. San Agustín estaba convencido de que el pecado es “una aversión a Dios y volverse hacia las creaturas”. Darle las espaldas a Dios y volverse a las creaturas desordenadamente. De modo que en todo pecado hay una lucha de dos amores. Si yo, por amor del dinero, hago una acción de...