Caminar juntos con esperanzas
Conferencia Episcopal Venezolana
“No temas, porque yo
estoy contigo; no te desalientes, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré.
Ciertamente te ayudaré, te sostendré con la diestra de mi justicia” (Isaías
41,10)
Junto con el Pueblo de
Dios hemos celebrado los 125 años del acto de consagración de Venezuela
al Santísimo Sacramento.
Este hecho histórico se realizó
en un momento difícil
para el país y
buscaba alentar y
acompañar al pueblo
que experimentaba desilusión
y desconcierto. En
los momentos actuales,
nos encontramos ante un acontecimiento electoral que marcará el futuro
de la República, ya que ésta se encuentra en una situación de grave crisis que
golpea al pueblo, sujeto de la democracia. Precisamente, ante la cercanía de
las elecciones del próximo 28 de julio, los obispos deseamos compartir algunas
reflexiones en torno al hecho político, la profundización de la democracia y la
participación del pueblo en el acto electoral.
Como hemos
comprobado y hecho
público en nuestros
documentos de los últimos años,
el país ha
experimentado un deterioro
constante en los
sistemas educativo, alimentario,
de salud, de servicios públicos, de participación ciudadana, de justicia y de
libertades tipificadas en la Constitución Nacional. Esto se ha agravado debido
a que muchas de sus instituciones se han transformado en autorreferenciales,
sirviendo solo a una
parcialidad política. De igual
forma se ha
debilitado la participación ciudadana, que todos estamos
llamados a reconstruir.
La democracia y la
importancia del voto
Ante esta realidad al
pueblo venezolano se le presenta una nueva oportunidad para tomar decisiones a
través del voto
consciente y libre que
produzca una reforma profunda de la
democracia, de la sociedad civil y de la calidad de vida. Esto implicaría
cambios en los ámbitos económicos, sociales, políticos, institucional es, culturales
y éticos. Para ello, es fundamental realizar una evaluación sensata de la
realidad actual con su problemática, y valorar la capacidad real de cada uno de
los candidatos para resolver estos problemas
con los instrumentos
democráticos a disposición. El voto asume así una importancia vital en la
realidad actual que vivimos; sólo venciendo el abstencionismo y la apatía
política, podremos avanzar en la reconstrucción del país.
La democracia, además
de ser un sistema político, es principalmente una forma de vida, de
entendimiento, de oportunidades de
desarrollo, de construcción
del bien común, asumiendo al pueblo
como soberano, promoviendo
la necesaria separación de poderes y una
sana alternabilidad. Lamentablemente se corre siempre el riesgo de la indiferencia y
la apatía en las
responsabilidades políticas del pueblo. Recientemente el Papa
Francisco ha dicho que “la indiferencia es un cáncer de la
democracia”, y que el corazón herido de una sociedad se cura con la
participación; participar es pues,
esencial y una
obligación moral, si queremos
tener cambios favorables en el
futuro próximo.
Participación ciudadana
En nuestro
país urge recuperar la
vocación ciudadana. El ejercicio
de los derechos políticos por parte de cada
ciudadano es fundamental para vencer la inercia política a la que nos ha
conducido años de desencuentro y enfrentamientos estériles y negativos. Por
tanto, la participación libre, consciente y responsable en estas elecciones es
de gran importancia para diseñar un futuro con esperanza y construir un país de
progreso, paz, justicia y libertad: así se demostrará que el pueblo es el
verdadero protagonista de la democracia.
El Papa Francisco ha
expresado que “para muchos la política es hoy una mala palabra (...) Pero,
¿puede funcionar el mundo sin política?, ¿puede haber un camino eficaz hacia la
fraternidad universal y la paz social sin una buena política?” (Fratelli Tutti,
176). A
pesar de las
malas experiencias tenidas
en el país,
con los errores,
la corrupción e ineficiencias, la política es necesaria y es una tarea
del ser humano que ejerce su ciudadanía en función de transformarla en “una
altísima vocación, una de las formas más preciosas de la caridad porque busca
el bien común” (Fratelli Tutti,180).De ahí el reto que se nos presenta:
comprometernos en la política para que sea una herramienta para el progreso y
la convivencia solidaria.
El día 28 de julio debe
ser un día de fiesta democrática no solo en nuestro territorio, sino también en
donde se encuentran nuestros hermanos y hermanas migrantes que ejercerán el
sufragio con la esperanza de volver a reunirse con sus seres queridos en una
patria que les abra las puertas al desarrollo y a la felicidad. Nadie debe
eximirse ni sentirse excluido
de esta experiencia
democrática: todos estamos llamados a participar de diversas maneras.
A pesar de las trabas que van apareciendo, es necesario superar las sombras de los profetas del desaliento, cuyo mensaje hasta ahora ha sido: “nada se puede hacer”, “nada cambiará”. Esto debe ser vencido por una masiva participación ciudadana en las elecciones como personas, y como sociedad civil, que ponen su confianza en renovadas prácticas políticas que propicien el desarrollo humano integral donde el centro sea la persona humana con su inviolable dignidad.
Proceso electoral
Este es un proceso
electoral atípico, en el que no hay igualdad de oportunidades para todos. Es
necesario para la paz ciudadana, que cese la persecución y el hostigamiento a
quienes facilitan instrumentos necesarios para las concentraciones y la
libertad de movimiento de candidatos
con opciones diversas
a la opción gubernamental. Es desleal y falta de toda ética política lo
sucedido hasta ahora.
Como siempre
hemos expresado, el Consejo
Nacional Electoral adquiere
una particular importancia como
garante de un proceso comicial justo que
respete la legalidad en relación
con los testigos de mesa, con las tarjetas de las organizaciones políticas y la
ubicación de los centros de votación hasta ahora establecidos; además de
garantizarle al país, a cada ciudadano votante, la transparencia y la
confiabilidad de los resultados. Es hora que ejerza su autonomía e
independencia, como uno de los poderes del Estado, y vele por un acto electoral
ajustado a la Constitución Nacional y normas electorales. No pueden quedar
dudas del proceso y de los resultados en bien de la
paz y serenidad
del pueblo venezolano. Los observadores
nacionales e internacionales
deben dar razón de la integridad del proceso electoral y constatar la
legitimidad del mismo.
La Fuerza Armada
Nacional Bolivariana
El papel
que juega la
Fuerza Armada Nacional Bolivariana es
fundamental como garante de la
institucionalidad
democrática. La Constitución
Nacional les permite votar en los comicios electorales,
más su misión consiste en servir al pueblo soberano, respetando y haciendo
respetar la voluntad popular expresada en
el voto, y garantizando el orden
y la paz en todo el territorio nacional.
Medios de comunicación
social y redes digitales
Los medios de comunicación y las redes digitales juegan un papel crucial en la salvaguarda de la dignidad del votante. La verdad, un pilar esencial para la paz, la convivencia, la democracia y la vida institucional, debe brillar con fuerza. En este momento electoral, todos los medios de comunicación y redes digitales tienen un papel especial en la información veraz y objetiva. Agradecemos su dedicación y el uso de sus talentos en pro de la democracia y la institucionalidad.
Retos impostergables
La Constitución
Pastoral Gaudium et Spes, n. 74, del Concilio Vaticano II, nos indica un
camino: “es indispensable una autoridad que dirija la acción de todos hacia el
bien común no mecánica o despóticamente, sino obrando principalmente como una
fuerza moral, que se basa en la libertad y en el sentido de responsabilidad de
cada uno”. En el próximo período de gobierno hay retos de primer orden para
quien salga elegido: la reinstitucionalización del Estado
y del País, promover la separación
de poderes del Estado, la promoción y respeto a los derechos humanos, el
diseño de una nueva economía que genere puestos de trabajo y salario digno, el
mejoramiento de la calidad de los servicios públicos, reconfigurar el sistema
educativo, sabiendo quela clave de todo progreso está en la educación humanizadora,
fortalecer el sistema de salud para una atención digna y eficaz a los enfermos,
luchar contra la pobreza y la corrupción, promover el respeto a las libertades
ciudadanas y de expresión.
El pueblo venezolano
lleno de esperanza, sabe que el futuro está en sus manos y posee las
herramientas para lograrlo. En esta línea hacemos la propuesta de caminar
juntos, muy interrelacionados, superando todo aquello que nos ha dividido,
abriéndonos a la convivencia pacífica a través del diálogo y del entendimiento tan
necesarios para el desarrollo
integral y la
fraternidad social, evitando
todo tipo de retaliación
y violencia.
Invitamos al
pueblo de Dios
que peregrina en
Venezuela, a cada
parroquia y comunidad, a
intensificar los espacios de oración por la paz y el bienestar de nuestro país,
y para que el proceso electoral se realice en un ambiente de respeto. La oración
por Venezuela tan conocida por todos, puede recitarse en los actos litúrgicos
de las comunidades, así como en la oración personal y familiar.
Invocamos a la Trinidad
Santísima, fuente de comunión, y a la maternal ternura de María de Coromoto
patrona de Venezuela, para que protejan al pueblo venezolano en este momento de
grandes decisiones. Que inspiren nuestras mentes y corazones para tomar el
camino más certero
en los próximos años
de vida democrática
en nuestra patria.
Con nuestra bendición.
Los Obispos de
Venezuela.
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