POEMA TERCERO DE CONSUMACIÓN. Por Eunice Odio

Tus brazos
como blancos animales nocturnos
afluyen donde mi alma suavemente golpea.
A mi lado,
como un piano de plata profunda
parpadea tu voz,
sencilla como el mar cuando está solo
y organiza naufragios de peces y de vino
para la próxima estación del agua.
Luego,
mi amor bajo tu voz resbala,
Mi sexo como el mundo diluvia y tiene pájaros,
Y me estallan al pecho palomas y desnudos.
Y ya dentro de ti
yo no puedo encontrarme,
cayendo en el camino de mi cuerpo,
Con sumergida y tierna vocación de espesura,
Con derrumbado aliento y forma última.
Tú me conduces a mi cuerpo,
y llego, extiendo el vientre y su humedad vastísima,
donde crecen benignos pesebres y azucenas
y un animal pequeño, doliente y transitivo.

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