POEMAS DE JORGE LUIS BORGES

AMOROSA ANTICIPACIÓN
Ni la intimidad de tu frente clara como una fiesta ni la costumbre de tu cuerpo,
aún misterioso y tácito de niña,
ni la sucesión de tu vida asumiendo palabras o silencios
serán favor tan misterioso como mirar tu sueño implicado en la vigilia de mis brazos.
Virgen milagrosamente otra vez por la virtud absolutoria
del sueño, quieta y resplandeciente como una dicha que
la memoria elige, me darás esa orilla de tu vida que tu misma no tienes.
Arrojado a quietud, divisaré esa playa última de tu ser y te veré, por vez primera, quizá,
como Dios ha de verte, desbaratada la ficción del Tiempo, sin el amor, sin mí.


ARTE POÉTICA
Mirar el río hecho de tiempo y agua
y recordar que el tiempo es otro río,
saber que nos perdemos como el río
y que los rostros pasan como el agua.
Sentir que la vigilia es otro sueño
que sueña no soñar y que la muerte
que teme nuestra carne es esa muerte
de cada noche , que se llama sueño.
Ver en el día o en el año un símbolo
de los días del hombre y de sus años,
convertir el ultraje de los años
en una música, un rumor, y un símbolo,
ver en la muerte el sueño, en el ocaso
un triste oro, tal es la poesía
que es inmortal y pobre. La poesía
vuelve como la aurora y el ocaso.
A veces en las tardes una cara
nos mira desde el fondo de un espejo;
el arte debe ser como ese espejo
que nos revela nuestra propia cara.
También es como el río interminable
que pasa y queda y es cristal de un mismo
Heráclito inconstante, que es el mismo
y es otro, como el río interminable.

AUSENCIA
Habré de levantar la vasta vida
que aún ahora es tu espejo:
cada mañana habré de reconstruirla.
Desde que te alejaste,
cuántos lugares se han tornado vanos
y sin sentido, iguales
a luces en el día.
Tardes que fueron nichos de tu imagen,
músicas en que siempre me aguardabas;
palabras de aquel tiempo,
yo tendré que quebrarlas con mis manos.
¿En qué hondonada esconderé mi alma
para que no vea tu ausencia
que como un sol terrible, sin ocaso,
brilla definitiva y despiadada?
Tu ausencia me rodea
como la cuerda a la garganta,
el mar al que se hunde.

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