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Mostrando entradas de agosto 7, 2011

Historia natural del fracaso. Por Norbeto José Olivar

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Dicen que el bypass coronario es la intervención cardiaca más común. Que más de doscientas cuarenta mil personas se la hacen con éxito, cada año, en los Estados Unidos, pero aquello fue fin de mundo para mí. Primero, porque me consideraba muy joven para someterme a una operación que, entendía, era asunto de viejos. Y segundo; porque las estadísticas correspondían a Norteamérica y no al Hospital Universitario de Maracaibo que es donde fui a parar, pues, la cobertura del seguro médico no daba para más, ya que si por mí hubiera sido, habría preferido el Hospital Episcopal San Lucas en el Centro Médico de Texas. Lo cierto es que salí airoso del entuerto cardiovascular, después de tres días enteros en la Unidad de Terapia Intensiva y de un poco más de una semana de hospitalización. Y yo creía que había sido lo peor, pero de vuelta en casa comenzó la verdadera pesadilla con la desquiciante dieta y las fastidiosas caminatas prescritas. Repito, para los médicos aquello fue una rajadura m

Tractat del Lobo Estepario. Por Hermann Hesse

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Érase una vez un individuo, de nombre Harry, llamado el lobo estepario. Andaba en dos pies, llevaba vestidos y era un hombre, pero en el fondo era, en verdad, un lobo estepario. Había aprendido mucho de lo que las personas con buen entendimiento pueden aprender, y era un hombre bastante inteligente. Pero lo que no había aprendido era una cosa: a estar satisfecho de sí mismo y de su vida. Esto no pudo conseguirlo. Acaso ello proviniera de que en el fondo de su corazón sabía (o creía saber) en todo momento que no era realmente un ser humano, sino un lobo de la estepa. Que discutan los inteligentes acerca de si era en realidad un lobo, si en alguna ocasión, acaso antes de su nacimiento ya, había sido convertido por arte de encantamiento de lobo en hombre, o si había nacido desde luego hombre, pero dotado del alma de un lobo estepario y poseído o dominado por ella, o por último, si esta creencia de ser un lobo no era más que un producto de su imaginación o de un estado patológico. No dej