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Las Uvas del Tiempo. Por Andrés Eloy Blanco

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Poema que forma parte de la cultura venezolana. En muchas emisoras de radio del país colocan este poema minutos antes de las 12 de la noche del 31 de diciembre. Le pertenece al poeta Andrés Eloy Blanco, que han hecho trascender a la eternidad como el poeta del pueblo venezolano. Andrés Eloy Blanco Madre: esta noche se nos muere un año. En esta ciudad grande, todos están de fiesta; zambombas, serenatas, gritos, ¡ah, cómo gritan!; claro, como todos tienen su madre cerca... ¡Yo estoy tan solo, madre, tan solo!; pero miento, que ojalá lo estuviera; estoy con tu recuerdo, y el recuerdo es un año pasado que se queda. Si vieras, si escucharas esta alboroto: hay hombres vestidos de locura, con cacerolas viejas, tambores de sartenes, cencerros y cornetas; el hálito canalla de las mujeres ebrias; el diablo, con diez latas prendidas en el rabo, anda por esas calles inventando piruetas, y por esta balumba en que da brincos la gran ciudad histérica, mi soledad y tu recuerdo, madre, marchan como

La Vida es Sueño -Fragmento-. Por Pedro Calderón de la Barca

Descúbrese SEGISMUNDO, como al principio, con pieles y cadena, durmiendo en el suelo; salen CLOTALDO, CLARÍN y los dos criados CLOTALDO: Aquí le habéis de dejar pues hoy su soberbia acaba donde empezó. CRIADO 1 Como estaba, la cadena vuelvo a atar. CLARÍN: No acabes de despertar, Segismundo, para verte perder, trocada la suerte siendo tu gloria fingida, una sombra de la vida y una llama de la muerte. CLOTALDO: A quien sabe discurrir, así, es bien que se prevenga una estancia, donde tenga harto lugar de argüir. Éste es el que habéis de asir y en ese cuarto encerrar. CLARÍN: ¿Por qué a mí? CLOTALDO: Porque ha de estar guardado en prisión tan grave, Clarín que secretos sabe, donde no pu

Cuento de Navidad. Por Charles Dickens

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I- El espectro de Marley Empecemos por decir que Marley había muerto. De ello no cabía la menor duda. Firmaron la partida de su enterramiento el clérigo, el sacristán, el comisario de entierros y el presidente del duelo. También la firmó Scrooge. Y el nombre de Scrooge era prestigioso en la Bolsa, cualquiera que fuese el papel en que pusiera su firma. El viejo Marley estaba tan muerto como el clavo de una puerta. ¡Bueno! Esto no quiere decir que yo sepa por experiencia propia lo que hay particularmente muerto en el clavo de una puerta; pero puedo inclinarme a considerar un clavo de féretro como la pieza de ferretería más muerta que hay en el comercio. Mas la sabiduría de nuestros antepasados resplandece en los símiles, y mis manos profanas no deben perturbarla, o desaparecería el país. Me permitiré. pues, repetir enfáticamente que Marley estaba tan muerto c