tag:blogger.com,1999:blog-81159352616216376422024-03-13T10:51:21.540-07:00ENTRE SHANDYS Y BARTLEBYS. Blog de Valmore Muñoz ArteagaValmore Muñoz Arteagahttp://www.blogger.com/profile/08013857335920589076noreply@blogger.comBlogger585125tag:blogger.com,1999:blog-8115935261621637642.post-34061748974377381902024-03-10T11:44:00.000-07:002024-03-10T12:01:02.530-07:00Madre Félix, pedagoga de la contemplación<h4 style="text-align: left;"><div style="text-align: right;"> <b></b><b>Por Valmore Muñoz Arteaga</b></div><i><div style="text-align: right;"><i>Profesor del Colegio Mater Salvatoris</i></div></i><div style="text-align: right;">Maracaibo - Venezuela</div></h4><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh1sdKbCXZef_I0suRJLq797V5o1MXW0Crcly00JK3z2iFkgcjhqLi35-tzvgkC3ZfzZPqGPytVFvRWeu16UqwpP6z5uZF72qydqDSymIqN582lsZtZTkPblDdSNJT_thQOk2xQCGCidckfdH4Ek37yaq2QObdApX-s_CO_zQN6J0WiT6nLdn1t74yBJNUC/s1500/madre.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="468" data-original-width="1500" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh1sdKbCXZef_I0suRJLq797V5o1MXW0Crcly00JK3z2iFkgcjhqLi35-tzvgkC3ZfzZPqGPytVFvRWeu16UqwpP6z5uZF72qydqDSymIqN582lsZtZTkPblDdSNJT_thQOk2xQCGCidckfdH4Ek37yaq2QObdApX-s_CO_zQN6J0WiT6nLdn1t74yBJNUC/w640-h200/madre.jpg" width="640" /></a></div><br /><p style="text-align: justify;"></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 12pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt;">Escribió
Ramón del Valle-Inclán que “Dios es la eterna quietud, y la belleza suprema
está en Dios”. Muy probablemente una idea semejante haya impulsado al
pensamiento escolástico a inclinar preferentemente al estudio de la belleza
inherente a toda criatura, es decir, la belleza trascendental. El universo es
bello. Está compuesto de partes distintas, de luces y sombras; pero así como la
belleza de un poema puede captarse considerando todos sus versos, de la misma
manera, todo en este mundo es bello para quien sabe contemplarlo desde el punto
de vista de donde se abarca el todo. Así, en estos términos, lo comprendió San
Buenaventura. Todos los seres, cada uno de ellos, cada uno de nosotros, tenemos
belleza, porque la belleza es un trascendental: donde hay ser hay belleza.
Somos imagen y semejanza de Dios.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 12pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">La
Madre Félix, fundadora de la Compañía del Salvador y de los colegios Mater
Salvatoris, parece haber tenido una poderosa inclinación hacia el cultivo de un
espíritu y una voluntad contemplativos. Con tan solo 14 años de edad, vive una
experiencia muy profunda y definitiva en su vida. Una experiencia que es tejida
por la entrega a una convicción, en ese momento más intuitiva, de que el
conocimiento verdadero consiste en percibir la realidad como una expansión del
Ser en el corazón de cada ser humano, en su corazón. Intuición que le permitió
sentir interiormente que, el 13 de abril de 1922, no sería un día como
cualquier otro. En sus adentros ardía un fuego celestial. Esa experiencia tan
significativa cuando llegó al reclinatorio levantando la mirada al monumento y
abrió las puertas a un universo interior que será el sustento de toda su vida
futura.</span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 12pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">Ella
lo cuenta en los siguientes términos: “Levanté los ojos al altar y vi una
inmensa llama que ardía con una claridad y suavidad que me llenó de dulzura
inefable. Abrí bien los ojos, quise cerciorarme bien de aquello que veía, pero
aquella llama sin contornos, dorada y luminosa, quieta y penetrante en mi
espíritu, no era fuego de la tierra; era fuego celestial que abrasaba mi alma.
Con un conocimiento pleno, con una luz extraordinaria de lo que hacía,
irresistible y dulcísimamente atraída por el Señor, me ofrecí a Él para siempre.
Y desde aquel día felicísimo soy suya plena y conscientemente; a pesar de mis
infidelidades, de mis grandes miserias, soy suya plena y conscientemente para
siempre”. Solo la contemplación puede conducirnos al amor que se encuentra en
la raíz del conocimiento. La Madre Félix fue catapultada hacia el ser amado. Se
transformó en pájaro que se lanza al vuelo desplegando todas sus alas. Esa
experiencia me recuerda aquellas palabras de Jesucristo cuando nos dice que
miremos las aves del cielo y los lirios del campo.</span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 12pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">Ver
a los pájaros, en este sentido, es volar con ellos. Contemplar los lirios no es
considerar su forma de crecimiento, sino conocerlos de verdad; es también
convertirse en lirio. También lo comprendió San Ignacio de Loyola al advertir
que, por medio de la contemplación, las personas salen de sí “y entran en su
Creador y Señor, tienen asidua advertencia, atención y consolación, y sienten
cómo todo nuestro bien eterno está en todas las cosas creadas, dando a todas
ser y conservando en él con infinito ser y presencia”. San Ignacio explica la
experiencia de aquella joven: se trataba de una persona desprendida de sí,
abierta, existencialmente, a vivir en la presencia continua de Dios. A sentir
objetivamente la mirada de Dios en el interior. Esta experiencia de la Madre
Félix me ayudó a comprender la importancia de la contemplación y su potencia
transformadora, no solo por ser un detenerse ante el misterio de Dios, sino un
entrar al corazón del misterio, en el cual me desnudo, así como todos los que me
rodean, como una respuesta de Dios a la invitación del amor que es Dios mismo.</span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 12pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">En
la contemplación de sus palabras me veo también en el corazón ardiente de su
experiencia. También veo y siento el ardor de aquella llama de dulzura inefable
que transforma a mi alma en esposa enamorada que grita en silencio, como cantó
San Juan de la Cruz: “gocémonos, Amado, y vámonos a ver en tu hermosura al
monte y al collado, do mana el agua pura; entremos más adentro en la espesura”.
En la contemplación, siento que me lo explica la Madre Félix, es un hacerse
presente en un acontecimiento salvífico como, escribe San Ignacio, “aquel que
ve, escucha, mira y medita”; por tal motivo, también invita “a ir viendo las
personas allí presentes, una tras otra […] escuchar lo que dicen […] luego
mirar lo que hacen […] meditar”. Cierro los ojos de mi cara y abro los de mi
corazón. Afino la mirada. Logro distinguir a aquella niña de 14 años
ensimismada, con una actitud densa, pero apacible. Sonrío porque comprendo que
el corazón de aquella muchachita se está iluminando, y esa luz que arde, pero
no quema, le muestra cuál es la esperanza de su llamamiento, cuáles serán las
riquezas de la gloria, de su herencia en los santos, y cuál la extraordinaria
grandeza del poder de Dios para con los que creen, conforme a la eficacia de la
fuerza de su poder (Cfr. Ef 1, 18-23)</span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 12pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">La
contemplación no es ciega y permite conocer verdaderamente transformándonos en
el objeto conocido si dejar de ser lo que somos. Volviendo a los lirios del
campo, significa dejarlos crecer tanto por dentro como por fuera, en el campo
de la tierra como en el campo de nuestra conciencia y en el reino divino. Para
conocer los lirios es necesario estar con los lirios. Esto es la experiencia.
Cortarlos y hacerles violencia significaría, por el contrario, un experimento.
Estas cuestiones me condujeron a contemplar a mis alumnos como esos lirios con
los que debo estar. Los lirios que debo permitir crezcan en mí, dejarme crecer
en ellos. Descubrir el misterio de su interioridad, descubriendo mi
interioridad: el misterio del amor. La contemplación corre la cortina sobre el
amor, iluminándolo porque la propia contemplación es un acto de amor. Paz y
Bien</span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 12pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><iframe allowfullscreen="" class="BLOG_video_class" height="266" src="https://www.youtube.com/embed/3Sy7-IEuBFw" width="320" youtube-src-id="3Sy7-IEuBFw"></iframe></div><br /><span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;"><br /></span><p></p><div style="font-size: 12pt;"><br /></div><p class="MsoNormal" style="line-height: 12pt; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: right;">
<span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;"><br /></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 12pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;"><br /></span></p><p style="text-align: justify;"><br /></p>Valmore Muñoz Arteagahttp://www.blogger.com/profile/08013857335920589076noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8115935261621637642.post-69600269853242225122024-02-24T02:37:00.000-08:002024-02-24T02:41:47.897-08:00Poetas y poemas de la Sociedad de los Poetas Muertos<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEidKY-Yn_CZ7nQwRpa-mAUY2YwbtzFXwrZ_Xi43AY05rQa8UL3eOvP1xws4P25v0YpH_k4tS5niXVWI6GcAs759SvHWWTdmUSwPOIWZM9Z3yaOYEQRpO53afWO2y7tK_CSM9jeG1yPCsBNtZdhqhyphenhyphenfR9Q1N-2KflSMkwfxjsx7dZOvtAChTpzf5I-6qsQEc/s1250/62c5f54551fbbe103617a632.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="735" data-original-width="1250" height="376" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEidKY-Yn_CZ7nQwRpa-mAUY2YwbtzFXwrZ_Xi43AY05rQa8UL3eOvP1xws4P25v0YpH_k4tS5niXVWI6GcAs759SvHWWTdmUSwPOIWZM9Z3yaOYEQRpO53afWO2y7tK_CSM9jeG1yPCsBNtZdhqhyphenhyphenfR9Q1N-2KflSMkwfxjsx7dZOvtAChTpzf5I-6qsQEc/w640-h376/62c5f54551fbbe103617a632.jpg" width="640" /></a></div><br /> <p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;"><b>Robert Lee Frost</b>, (San
Francisco, 1874- Boston, 1963) fue un poeta estadounidense, considerado uno de
los fundadores de la poesía moderna americana. Sencillo en sus versos, directo,
sentimental y profundo, así fue Frost y su obra. También proclamó el
individualismo. Su poema «El camino no elegido» es el que se puede escuchar en
la película, unos versos que recalcan la independencia que el ser humano debe
de tener a la hora de tomar el camino de su vida, sus decisiones, y que se hizo
muy popular en su país.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">El profesor les dice a
los alumnos que tienen que mantener las convicciones ante los demás, aunque
otros digan que son raras ya que la conformidad es un peligro.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">Los últimos versos del poema, muy inspirador, dicen
lo siguiente:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">«Dos caminos divergían en un bosque / </span><span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">y yo elegí el menos transitado / </span><span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">y aquello es / lo</span><span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;"> que cambió todo.»</span></p><p class="MsoNormal"><b style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt; text-align: justify;">Henry David Thoreau</b><span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt; text-align: justify;">,
(Concord, Massachusetts 1817-1862), fue un escritor y filósofo estadounidense
de tendencia trascendental en sus escritos. Tiene una cita muy reveladora:</span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">«Casi todas las
personas viven la vida en una silenciosa desesperación.» El precioso poema «Fui
a los bosques», que se recoge en la película, es el siguiente: «Fui a los
bosques porque quería vivir a conciencia. ¡Quería vivir a fondo y extraer todo
el meollo a la vida! Dejar de lado todo lo que no fuera la vida y no descubrir,
en el momento de la muerte, que no había vivido.»</span></p><p class="MsoNormal">
</p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">En realidad, no es una
poema sino una composición del segundo capítulo de la obra de Thoreau titulada
«Walden: Where I lived, and what I lived for»</span></p><p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;"></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">Robert Herrick</b><span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">,
(Cheapside, Londres, 1591, Devon, 1674), fue un poeta inglés que escribió tanto
poemas profanos como religiosos. Sus poemas se publicaron en el año 1648 bajo
el título de «Hespérides, obras divinas y humanas».</span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">A las vírgenes para que
aprovechen el tiempo:<o:p></o:p></span><p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">«Coged las rosas
mientras podáis,<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">veloz el tiempo vuela.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">La misma flor que hoy
admiráis,</span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">mañana estará muerta.»<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">Con estos versos el
profesor incita a sus alumnos a vivir al Carpe Diem.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">La famosa frase Carpe
Diem, pertenece al poeta romano Horacio. «Carpe diem quam mínimum credula
postero.» «Aprovechad cada día, no te fíes del mañana», sería la traducción.</span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;"><b>Abraham Cowley</b>,
(Londres, 1618- Chertsey, 1667), fue un poeta metafísico inglés.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">«¿Enseñarme a amar? Id
a enseñar a otra parte. Yo soy el profesor en ese arte. El dios del amor, si es
que existe algo así, puede aprender de mí.»<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">
</span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">Esta frase, la dice uno
de los muchachos en la cueva ante los miembros del club. El profesor les ha
dado el libro «Five Centuries of verse» para que lo lean cuando comiencen las
sesiones del grupo, y en sus páginas se recoge a este autor así como al
siguiente que les voy a presentar.</span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;"><b>Alfred Lord Tennyson</b>,
(Lincolnshire, Inglaterra 1809, -Sussex Occidental, Inglaterra, 1892), fue un
poeta y dramaturgo inglés perteneciente al posromanticismo, uno de los más
destacados e ilustres de la literatura universal. La mayor parte de su obra
está inspirada en temas mitológicos y medievales.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">«Venid amigos. No es
tarde para buscar un mundo nuevo, pues sueño con navegar más allá del
crepúsculo»<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">No puedo resistirme a
poner el poema entero, es de una belleza absoluta.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">«He allí el puerto; el
barco hincha la vela;<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">crecen las sombras en
los anchos mares. Marineros míos,<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">almas que os habéis
afanado y forjado junto a mí,<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">que conmigo habéis
pensado, que con ánimo de fiesta<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">habéis recibido el sol
y la tormenta y les habéis<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">opuesto frentes y
corazones libres: sois viejos como yo;<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">con todo, la vejez
tiene su honor y sus esfuerzos;<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">la muerte todo lo acaba,
pero algo antes del fin<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">ha de hacerse todavía,
cierto trabajo noble,<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">no indigno de hombres
que pugnaron con dioses.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">Ya se divisa entre las
rocas un parpadeo de luces;<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">se apaga el largo día;
sube lenta la luna; el hondo mar<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">gime con mil voces.
Venid amigos míos,<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">aún no es tarde para
buscar un mundo más nuevo.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">Desatracad, y sentados
en buen orden amansad<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">las estruendosas olas;
pues mantengo el propósito<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">de navegar hasta más
allá del ocaso, y de donde<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">se hunden las estrellas
de occidente, hasta que muera.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">Puede que nos traguen
los abismos; puede<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">que toquemos al fin las
Islas Afortunadas y veamos<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">al grande Aquiles, a
quien conocimos. Aunque<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">mucho se ha gastado
mucho queda aún; y si bien<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">no tenemos ahora
aquella fuerza que en los viejos tiempos<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">movía tierra y cielo,
somos lo que somos:<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">corazones heroicos de
parejo temple, debilitados<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">por el tiempo y el
destino, más fuertes en voluntad<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">para esforzarse,
buscar, encontrar y no rendirse.»<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">Y acabo, sin olvidar la
presencia que tiene el genial Shakespeare en la historia, con uno de los poetas
más presentes, el gran <b>Walt Whitman</b> ( West Hills, condado de Suffolk, Nueva
York, 1819- Camden, New Jersey, 1892), padre del verso libre, considerado el
más grande poeta americano y uno de los más influyentes en la historia de la
literatura universal. Su libro más importante, que corrigió hasta el fin de su
vida, es «Hojas de hierba».<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">
</span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">Sus versos quieren
mostrar su carácter existencialista, lo más importante para el autor es la
afirmación del yo, la presencia del yo en el mundo, para que el ser humano sea
lo suficientemente fuerte y así lidiar con los avatares de la vida. Ama la vida
y nos invita a vivir a través de sus versos.</span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">En su poema «¡Oh mi
yo!, ¡oh vida!», se cuestiona las preguntas que se hace el ser humano. Quiero
incluir algunos de sus versos en este post:<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">«¡Oh, mi yo!, ¡oh vida!<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">de sus preguntas que
vuelven,<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">del desfile
interminable de los desleales,<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">de las ciudades llenas
de necios,<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">De mí mismo,<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">que me reprocho siempre
(pues, ¿quién es más necio que yo, ni más desleal?)<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">(…)<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">de los malos resultados
de todo,<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">de las multitudes
afanosas<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">y sórdidas que me
rodean,<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">(…)<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">La pregunta, ¡Oh, mi
yo! la pregunta triste<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">que vuelve- ¿qué de
bueno hay en medio<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">de estas cosas, oh mi
yo, oh mi vida?<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">Respuesta<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">Que estás aquí, que
existe la vida y la identidad,<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">que prosigue el
poderoso drama,<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">y que puedes contribuir
con un verso.»<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">El maestro, en una
secuencia, insta a los alumnos a que le llamen mi capitán, en clara referencia
a estos versos que Whitman le dedicó al presidente de EE.UU Abraham Lincoln,
después de su asesinato en 1865. Se publicó por primera vez ese mismo año en un
apéndice adjunto a Hojas de hierba.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">«Oh, Capitán, mi
Capitán! Nuestro azaroso viaje ha terminado;<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">El barco capeó los
temporales, el premio que buscamos se ha ganado;<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">Cerca está el puerto,
ya oigo las campanas, todo el mundo se muestra alborozado,<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">la firme quilla siguen
con sus ojos, el adusto velero tan audaz.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">Pero, ¡Oh, corazón!
¡Corazón! ¡Corazón!<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">Oh, se derraman gotas
rojas<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">en la cubierta donde
yace mi Capitán<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">caído, frío y muerto.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">¡Oh, Capitán! ¡Mi
Capitán! Levántate y escucha las campanas;<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">levántate —por ti la
enseña ondea— por ti suena el clarín;<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">por ti son las
guirnaldas y festones —por ti se apiñan gentes en la orilla;<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">por ti claman, la
inquieta masa a ti se vuelve ansiosa.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">¡Escucha, Capitán!
¡Querido padre!<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">Te pongo el brazo bajo
la cabeza;<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">Un sueño debe ser que
en la cubierta<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">hayas caído frío y
muerto.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">Mi Capitán no contesta,
están sus labios pálidos e inertes;<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">Mi padre no es
consciente de mi brazo, no tiene pulso ya ni voluntad.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">El barco sano y salvo
ha echado el ancla, el periplo por fin ha concluido;<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">del azaroso viaje, el
barco victorioso regresa logrado el objetivo.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">¡Exultad, oh, costas!,
y ¡sonad, oh, campanas!<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">Mas yo, con paso
fúnebre recorro<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">la cubierta donde yace
mi Capitán<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">
</span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">caído, frío y muerto.»</span></p><br /><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><br />Valmore Muñoz Arteagahttp://www.blogger.com/profile/08013857335920589076noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8115935261621637642.post-89338975933644123692024-02-12T09:59:00.000-08:002024-02-12T09:59:52.812-08:00Tres poemas de Vicente Aleixandre<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgsT4lZt_b3F33RKoCIcUZODyV1XZcXai1gSNX9apDKkifgEQmurAv-OTHO96RG3PO814GoquD6HFbwmnk7kdl2tfSN8J2QlMSZbUq8uciwd0OP71BdQR2HAazftFJ_6sqcWRve4VORhgDEALdnOynf4tarBQgyF1qqsQDp4d9bPOaQuCMN9kV7OeprilUX/s1000/aleixandre-e1512284966981.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="630" data-original-width="1000" height="253" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgsT4lZt_b3F33RKoCIcUZODyV1XZcXai1gSNX9apDKkifgEQmurAv-OTHO96RG3PO814GoquD6HFbwmnk7kdl2tfSN8J2QlMSZbUq8uciwd0OP71BdQR2HAazftFJ_6sqcWRve4VORhgDEALdnOynf4tarBQgyF1qqsQDp4d9bPOaQuCMN9kV7OeprilUX/w400-h253/aleixandre-e1512284966981.jpg" width="400" /></a></div><br /><p></p><p></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;"><b>A
ti viva</b><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;"><o:p> </o:p></span><span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;"> </span><i style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">Es tocar el cielo, poner el dedo</i></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>sobre un
cuerpo humano</span></i><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;"><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Novalis<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Cuando
contemplo tu cuerpo extendido<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">como
un río que nunca acaba de pasar,<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">como
un claro espejo donde cantan las aves,<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">donde
es un gozo sentir el día cómo amanece.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">cuando
miro a tus ojos, profunda muerte o vida<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>que me llama,<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">canción
de un fondo que sólo sospecho;<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">cuando
veo tu forma, tu frente serena,<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">piedra
luciente en que mis besos destellan,<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">como
esas rocas que reflejan un sol que nunca se hunde.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Cuando
acerco mis labios a esa música incierta,<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">a
ese rumor de los siempre juvenil,<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">del
ardor de la tierra que canta entre lo verde,<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">cuerpo
que húmedo siempre resbalaría<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">como
un amor feliz que escapa y vuelve...<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Siento
el mundo rodar bajo mis pies,<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">rodar
ligero con siempre capacidad de estrella,<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">con
esa alegre generosidad del lucero<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">que
ni siquiera pide un mar en que doblarse.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Todo
es sorpresa. El mundo destellando<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">siente
que un mar de pronto está desnudo, trémulo,<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">que
es ese pecho enfebrecido y ávido<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">que
sólo pide el brillo de la luz.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">La
creación riela. La dicha sosegada<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">transcurre
como un placer que nunca llega al colmo,<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">como
esa rápida ascensión del amor<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">donde
el viento se ciñe a las frentes más ciegas.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Mirar
tu cuerpo sin más luz que la tuya,<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">que
esa cercana música que concierta a las aves,<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">a
las aguas, al bosque, a ese ligado latido<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">de
este mundo absoluto que siento ahora en los labios.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;"><br /></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;"><b>Mano
entregada</b><o:p></o:p></span></p><p></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">Pero
otro día toco tu mano. Mano tibia...</span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Tu
delicada mano silente. A veces cierro<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">mis
ojos y toco leve tu mano, leve toque<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">que
comprueba su forma, que tienta<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">su
estructura, sintiendo bajo la piel alada el duro hueso<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">insobornable,
el triste hueso adonde no llega nunca<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">el
amor. Oh carne dulce, que sí empapa del amor hermoso.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;"> </span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Es
por la piel secreta, secretamente abierta,<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">invisiblemente
entreabierta,<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">por
donde el calor tibio propaga su voz, su afán dulce;<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">para
rodar por ellas en tu escondida sangre,<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">como
otra sangre que sonara oscura,<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">que
dulcemente oscura te besara<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">por
dentro, recorriendo despacio como sonido puro<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">ese
cuerpo que resuena mío, mío poblado de mis<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;"> voces profundas<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">¡oh
resonado cuerpo de mi amor!, ¡oh poseído cuerpo!,<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">¡oh
cuerpo sólo sonido de mi voz poseyéndole!<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;"> </span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Por
eso, cuando acaricio tu mano, sé que sólo el hueso rehúsa<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">mi
amor -el nunca incandescente hueso del hombre-.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Y
que una zona triste de tu ser se rehúsa,<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">mientras
tu carne entera llega un instante lúcido<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">en
que total flamea, por virtud de ese lento contacto<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">
de tu mano,<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">de
tu porosa mano suavísima que gime,<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">tu
delicada mano silente, por donde entro<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">despacio,
despacísimo, secretamente en tu vida,<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">hasta
tus venas hondas totales donde bogo,<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
</p><p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">donde
te pueblo y canto completo entre tu carne.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;"><br /></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;"><b>Nacimiento
del amor</b><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">¿Cómo
nació el amor? fue ya en otoño.</span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Maduro
el mundo,<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">no
te aguardaba ya. Llegaste alegre,<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">ligeramente
rubia, resbalando en lo blando<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">del
tiempo. Y te miré. ¡Qué hermosa<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">me
pareciste aún, sonriente, vívida,<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">frente
a la luna aún niña, prematura en la tarde,<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">sin
luz, graciosa en aires dorados; como tú,<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">que
llegabas sobre el azul, sin beso,<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">pero
con dientes claros, con impaciente amor!<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;"> </span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Te
miré. La tristeza<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">se
encogía a lo lejos, llena de paños largos,<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">como
un poniente graso que sus ondas retira.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Casi
una lluvia fina -¡el cielo azul!- mojaba<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">tu
frente nueva. ¡Amante, amante era el destino<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">de
la luz! Tan dorada te miré que los soles<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">apenas
se atrevían a insistir, a encenderse<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">por
ti, de ti, a darte siempre<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">su
pasión luminosa, ronda tierna<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">de
soles que giraban en torno a ti, astro dulce,<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">en
torno a un cuerpo casi transparente, gozoso,<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">que
empapa luces húmedas, finales, de la tarde<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">y
vierte, todavía matinal, sus auroras.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;"> </span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Eras
tú, amor, destino, final amor luciente,<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">nacimiento
penúltimo hacia la muerte acaso.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Pero
no. Tú asomaste. ¿Eras ave, eras cuerpo,<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">alma
solo? Ah, tu carne traslúcida<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">besaba
como dos alas tibias,<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">como
el aire que mueve un pecho respirando,<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">y
sentí tus palabras, tu perfume,<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">y
en el alma profunda, clarividente<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">diste
fondo. Calado de ti hasta el tuétano de la luz,<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">sentí
tristeza, tristeza del amor: amor es triste.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">En
mi alma nacía el día. Brillando<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">estaba
de ti; tu alma en mí estaba.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Sentí
dentro, en mi boca, el sabor a la aurora.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">Mis
ojos dieron su dorada verdad. sentí a los pájaros<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">en
mi frente piar, ensordeciendo<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">mi
corazón. Miré por dentro<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">los
ramos, las cañadas luminosas, las alas variantes,<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">y
un vuelo de plumajes de color, de encendidos<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">presentes
me embriagó, mientras todo mi ser<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">
a un mediodía,<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">raudo,
loco, creciente se incendiaba<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">y
mi sangre ruidosa se despeñaba en gozos<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
</p><p class="MsoNormal" style="line-height: 12.0pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt;">de
amor, de luz, de plenitud, de espuma.<o:p></o:p></span></p><p><br /></p>Valmore Muñoz Arteagahttp://www.blogger.com/profile/08013857335920589076noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8115935261621637642.post-76139580313637081482024-02-12T09:43:00.000-08:002024-02-12T09:43:25.705-08:00La Sociedad de la Nieve: Pacto de amor y vida<p style="text-align: right;"> Por J. M. Sadurní</p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhRXOdNgsFpn2ZdoVaUutCj3ftBXsOZKk-0JwGZqUvll_E6sADT6oml2GqK1IZSmLAfWtafFTnlceGSxhBXOQC2DAubwBuKVi1QMORWSxfQ7XzSIF3lVryLGxExjxT0kLxEG1mziT0G5htcLB_dnGpUPg8QA_tDY28dgQWRTeB7x6VdKDyifxTkC_mv5xxR/s800/imagen-de-los-miembros-del-equipo-de-rugby-uruguayo-de-los-old-christians-desgraciados-protagonistas-del-terrible-accidentre-aereo-en-los-andes_4f4477a5_230905073531_800x520.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="520" data-original-width="800" height="260" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhRXOdNgsFpn2ZdoVaUutCj3ftBXsOZKk-0JwGZqUvll_E6sADT6oml2GqK1IZSmLAfWtafFTnlceGSxhBXOQC2DAubwBuKVi1QMORWSxfQ7XzSIF3lVryLGxExjxT0kLxEG1mziT0G5htcLB_dnGpUPg8QA_tDY28dgQWRTeB7x6VdKDyifxTkC_mv5xxR/w400-h260/imagen-de-los-miembros-del-equipo-de-rugby-uruguayo-de-los-old-christians-desgraciados-protagonistas-del-terrible-accidentre-aereo-en-los-andes_4f4477a5_230905073531_800x520.jpg" width="400" /></a></div><br /><p style="text-align: center;"><br /></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Cincuenta y un años
después de la tragedia aérea ocurrida en los Andes, cuando el vuelo 571 de la
Fuerza Aérea Uruguaya chocó contra el pico de una montaña mientras sobrevolaba
la cordillera en dirección a Santiago de Chile, el director español Juan
Antonio Bayona lleva de nuevo esta increíble historia de supervivencia a la
gran pantalla con su última superproducción, La sociedad de la nieve, una
adaptación del libro del escritor y periodista uruguayo Pablo Vierci, que llega
a Netflix este 4 de enero de 2024.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">El libro y el film
cuentan la dramática historia de los supervivientes de aquella tragedia, un
grupo de personas que, contra todo pronóstico, logró superar una situación que
a priori resultaba fatídica. Tuvieron que hacer frente a la falta de comida,
soportar temperaturas extremas y, en última instancia, escuchar con horror cómo
las autoridades los daban por muertos. Pero, aun así, lograron lo que parecía
imposible: sobrevivir.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Y es que aquel 13 de
octubre de 1972 tuvo lugar una de las catástrofes aéreas más dramáticas de la
historia, que aún hoy es trágicamente recordada porque quienes lograron
sobrevivir, los miembros de un equipo amateur de rugby uruguayo, el Old
Christians, que pasaron 72 días en la nieve esperando a ser rescatados. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Aunque lo peor y más
trágico fue que, precisamente para sobrevivir, tuvieron que alimentarse de los
cuerpos de sus compañeros fallecidos en el accidente. "Estábamos rodeados
de muerte, nuestros amigos eran estatuas de hielo, la vida era acción, movimiento,
rebeldía. Suicida era quedarse quieto", recuerda Gustavo Zerbino, uno de
los supervivientes del desastre. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">CRUZANDO LOS ANDES<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Pero empecemos por el
principio. El presidente del club de rugby Old Christians, Daniel Juan,
contrató un doble turbohélice de la Fuerza Aérea Uruguaya, un Fairchild FH-227D
con cuatro años de antigüedad, que debía transportar al equipo hasta la capital
chilena, donde iba a jugar diversos partidos amistosos. La aeronave, pilotada
por el coronel Julio César Ferradas, un experimentado piloto de la Fuerza
Aérea, y por el copiloto, el teniente coronel Dante Héctor Lagurara,
transportaba 40 pasajeros, entre ellos los 19 miembros del equipo de rugby,
junto a los que viajaba un grupo de amigos y familiares, y los cinco
tripulantes de la aeronave.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">El avión despegó del
aeropuerto de Montevideo el 12 de octubre con destino a Santiago de Chile. Sin
embargo, las malas condiciones climatológicas obligaron a los pilotos a cambiar
el plan de vuelo, así que tuvieron que aterrizar en el aeropuerto de Mendoza
(Argentina). Al día siguiente, la previsión meteorológica no había mejorado
mucho, pero aún así los dos pilotos decidieron despegar. A pesar de que era un
trayecto corto, el vuelo entrañaba ciertas dificultades, ya que requería un
ascenso muy rápido para salvar la altura de la cordillera andina y, una vez
superada esta, descender deprisa para poder alcanzar sin contratiempos la pista
de aterrizaje. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">EL INFIERNO ESTÁ EN LA
CORDILLERA<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Los pilotos volaban de
manera instrumental, aunque solo se veían nubes. Cuando creyeron que habían
logrado salvar los elevados picos de los Andes, empezaron el descenso, pero, al
recuperar la visibilidad, se dieron cuenta de que en realidad estaban volando a
escasos metros de las enormes y escarpadas cumbres nevadas. El avión se
estrelló al final de la tarde. Primero se rompió un ala y después la otra; el
brutal impacto partió el avión en dos y la cola, junto con los pasajeros que
iban sentados en esa parte del avión, fue despedida a centenares de metros.
Todos fallecieron debido al choque. La parte delantera del avión se deslizó a
toda velocidad por la ladera helada de la montaña hasta detenerse bruscamente. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Roy Harley, uno de los
supervivientes del accidente, afirmaría posteriormente en unas declaraciones
que "si el infierno existe, yo lo viví en la cordillera". Y es que en
la primera noche a la intemperie (durante la cual murieron cuatro personas
más), los supervivientes tuvieron que soportar temperaturas de 30 grados bajo
cero. El frío extremo, el pánico, el dolor, la desorientación, los cadáveres
que se acumulaban dentro del avión y los lamentos de los heridos más graves
dibujaban un situación extrema con la que los supervivientes iban a tener que
convivir durante más de 72 días. Aunque no todos lograrían superar las heridas
ni la dureza de las circunstancias.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">NORMAS NO ESCRITAS<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Con el paso de los
días, la comida, de por sí escasa, iba terminándose, y para saciar la sed había
que derretir la nieve. Lo que mantuvo al grupo con vida los primeros días fue
su capacidad de organización y la decisión de trabajar por un objetivo común.
Cada uno cumplía una función especifica: Roy Harley se encargó de las
comunicaciones, Gustavo Zerbino de la parte sanitaria, José Luis Inciarte
contaba historias para mantener el ánimo elevado.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Pero no todos estaban
de acuerdo. Es el caso de Fernando Parrado. En el accidente habían fallecido su
madre y su hermana, y, tras haber estado en coma, quería marcharse de allí como
fuera. Preocupados por su situación, el resto de supervivientes le dijeron:
"¡Pará!, tenemos que organizarnos, preparémonos: hacer guantes, lentes,
bastones, cuerdas…".<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Aquellos jóvenes, con
el ánimo de sobrevivir, organizaron una sociedad solidaria en la que todo
pertenecía a la comunidad. Años después, en una entrevista, Gustavo Zerbino,
uno de los supervivientes, declaró que "las normas aparecían y se
aparecían por sí solas. La primera norma, que nunca fue escrita, pero no se
podía romper, era que estaba prohibido quejarse. No te podías quejar. Al que se
quejaba no le hablabas, no le dabas agua, no le dabas de comer, no le
masajeabas los pies… solo hasta que decía 'perdón' y empezaba de vuelta. ¿Por
qué? Todos estábamos fríos, todos teníamos hambre, todos teníamos miedo, todos
esperábamos a nuestra madre. Solo nombrar a una madre, decir tengo frío o decir
algo que era redundante, era algo negativo".<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">EN BUSCA DE ALIMENTO<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Cuando salían del
maltrecho fuselaje que era su refugio, su única visión era un yermo desierto
blanco a 3.500 metros de altitud. Estaban rodeados de picos nevados, cimas
volcánicas sin rastro de vida animal o vegetal. Para colmo, el fuselaje del
avión también era blanco, lo que dificultaba aún más las labores de búsqueda.
En dos ocasiones vieron cómo les sobrevolaba un avión, y en una oportunidad
incluso creyeron que los habían localizado. Exultantes de alegría consumieron
algunas de las pocas provisiones que aún les quedaban pensando que al día
siguiente serían rescatados. Pero cuando por fin se dieron cuenta de que nadie
los había visto, no dejaron que la terrible decepción les hiciera perder la
esperanza de que pronto alguien vendría a rescatarles.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Los días iban pasando.
Las labores de búsqueda del aparato no se habían paralizado, pero en la montaña
la comida empezaba a escasear y los supervivientes cada vez estaban más
débiles. Los intentos por encontrar algo de alimento les llevaron incluso a
comerse la pasta dentífrica y a elaborar un "té de tabaco" con los
cigarrillos. El hambre era tan apremiante que incluso abrieron los asientos del
avión esperando encontrar paja, aunque no había nada allí que les pudiera
aportar algo de energía. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">UN DILEMA ESPIRITUAL<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Finalmente, el décimo
día marcaría un antes y un después en la vida de aquellos hombres a los que la
fatalidad había conducido a aquella situación tan extrema. Con un solo objetivo
en mente, el de sobrevivir, alguien sugirió que una de las pocas opciones que
les quedaban era obtener las proteínas que necesitaban de la carne de los
cadáveres de sus amigos y familiares.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Todos eran católicos, y
aquella decisión les obligaba a enfrentarse a un dilema espiritual muy profundo
y difícil. En una entrevista, Roy Harley recuerda amargamente que "tuvimos
que tomar esa decisión y la tomamos; fue aceptada muy rápidamente por todo el
grupo […]. Hicimos un pacto; si alguno se muere, nuestro cuerpo está a
disposición del grupo".<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">"Le pedíamos a
Dios desde lo más profundo de nuestro ser que este día no llegara, pero ha
llegado y tenemos que aceptarlo con valor y fe. Y fe es que si los cuerpos
están ahí es porque Dios los puso. Y si llega el día en que yo pueda ayudar a
mis amigos con mi cuerpo, lo haría con mucha alegría", este fragmento de
la carta que escribió Gustavo Nicolich a su madre y a su novia antes de morir,
y que Gustavo Zerbino les hizo llegar tras el rescate, muestra el pacto de vida
y amor al que llegaron aquellos jóvenes, a los que no importó ofrecer sus cuerpos
sin vida a sus compañeros para ayudarles a sobrevivir.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">¡ESTAMOS ABANDONADOS!<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Convencidos de que
gracias a esta dramática decisión podrían conseguir sobrevivir hasta que los
equipos de rescate dieran con ellos, los debilitados supervivientes decidieron empezar
a cortar finas lonchas de carne, grasa o músculo de los cuerpos. Empezaron por
la tripulación, pero cuando se dieron cuenta de que no iba a ser suficiente
decidieron que también debían hacerlo con sus seres queridos.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Por muy desagradable
que aquello fuera, se convencieron de que era la única manera de poder salir
con vida de esa terrible situación, y acabaron por comerse las vísceras. Pero
sus esperanzas parecieron derrumbarse definitivamente el 23 de octubre, cuando
escucharon por radio que la búsqueda se había suspendido y que solo se
retomaría a finales de enero para recuperar los restos del avión y los cuerpos
sin vida de sus ocupantes. ¡Los daban por muertos! <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Saberse abandonados y
que el mundo entero los diera por muertos resultaba absolutamente abrumador,
pero su inquebrantable determinación de salir de allí por sus propios medios y
encontrar ayuda era tal que al día siguiente planearon realizar varias
expediciones cortas para ponerse a prueba. Tres de los que se consideró que
estaban mejor preparados partieron en busca de la cola del avión, aunque
tuvieron que volver con síntomas de congelación.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">A partir de entonces
reservaron las mejores ropas y las mejores raciones de comida para quienes
salieran en busca de ayuda. Fabricaron raquetas para los pies y con los cojines
de los asientos confeccionaron sacos de dormir. Pero pronto la desgracia volvió
a cebarse en ellos. La noche del 29 de octubre, un alud sepultó lo que quedaba
del avión; el fuselaje se llenó de nieve y ocho de los supervivientes murieron
en el acto. Ya solo quedaban 19.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">EL FINAL DE LA
PESADILLA<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">El 12 de diciembre,
Fernando Parrado, Roberto Canessa y Antonio José "Tintín" Vizintin
Brandi salieron en busca de ayuda. "Escuchar que te decretan muerto, que
ya no estás y que el mundo sigue sin ti, quita el dilema de si esperar el
rescate o salir a caminar", recuerda Canessa. Vizintin regresó al avión
tres días más tarde y los otros dos decidieron seguir a toda costa.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Tras diez días de
marcha, de haber ascendido picos de más de 4.500 metros de altura y de haber
caminado quién sabe cuántos kilómetros en pésimas condiciones y sin apenas
comida, los dos jóvenes por fin vieron a un hombre montado a caballo. Era
Sergio Catalán, un mulero que los llevó hasta su finca donde esperaron a los equipos
de salvamento. ¡Estaban salvados!<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">El resto de
supervivientes que aguardaba en el avión el regreso de sus compañeros vivió
aquella situación en medio de la angustia, la esperanza y el miedo. Pegados a
la radio, no hacían más que sintonizar emisoras para saber si la expedición
formada por sus tres amigos había tenido suerte. Al décimo día de su partida
oyeron a través de las ondas los nombres de Parrado y Canessa. ¡Lo habían
conseguido! Finalmente llegaron los helicópteros de rescate. A bordo de uno de
ellos, Canessa dirigió a los incrédulos pilotos, que nada más llegar a la zona
del accidente vieron a un grupo de jóvenes levantando los brazos y abrazándose.
La pesadilla por fin había llegado a su fin.
<o:p></o:p></span></p><p style="text-align: justify;">
</p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Gustavo Zerbino
recuerda emocionado en una entrevista que "la gratitud es una de las
acciones más escasas y devolver la energía que recibiste, material, física,
emocionalmente, hace que la energía se mueva. A mí la cordillera me aceleró el
aprendizaje interior de darme cuenta de la capacidad ilimitada que tiene el
hombre y que todo es posible cuando aceptamos que solos no podemos y con
humildad pedimos ayuda. Así que, soy una persona feliz, que agradece todos los
días por estar vivo. La vida es ahora".<o:p></o:p></span></p><p style="text-align: justify;"><strong style="background-color: white; box-sizing: border-box; color: #3e3e3e; font-family: "Open Sans", sans-serif; font-size: 17px; text-align: start;"><span style="font-weight: 400;"><br /></span></strong></p><h2 style="background-color: white; box-sizing: border-box; color: #3e3e3e; font-family: "Open Sans", sans-serif; font-size: 24px; line-height: 1.33; margin: 32px 0px 8px; padding: 0px 20px; text-transform: uppercase;"><br /></h2>Valmore Muñoz Arteagahttp://www.blogger.com/profile/08013857335920589076noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8115935261621637642.post-89688640432937685582024-02-12T04:34:00.000-08:002024-02-12T04:34:07.522-08:00El diablo no duerme<p style="text-align: right;"> Ramón "Moncho" Sabella</p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEior2zblZadUqDivr3Lp0fJf-A9eh_nyX9jrv_VpQrHn4B1WDzPe2DV1CgmgvhMreBqP2z2F9tdMM1wSl4FjqcJeU8hqpSz0Swm7LkOnvmY_dp8dbS6cXFrtD0LXdQReW_Qnv4-e3YQ1I_RiN5EuEzeTywYx5x6rBUJv-lLhFfVXCZNyTe71V4MO-sDERV4/s940/ramon-sabella-1972-hoy.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="788" data-original-width="940" height="335" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEior2zblZadUqDivr3Lp0fJf-A9eh_nyX9jrv_VpQrHn4B1WDzPe2DV1CgmgvhMreBqP2z2F9tdMM1wSl4FjqcJeU8hqpSz0Swm7LkOnvmY_dp8dbS6cXFrtD0LXdQReW_Qnv4-e3YQ1I_RiN5EuEzeTywYx5x6rBUJv-lLhFfVXCZNyTe71V4MO-sDERV4/w400-h335/ramon-sabella-1972-hoy.jpg" width="400" /></a></div><br /><br /><p style="text-align: justify;"></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: helvetica;">Si hay una constante en
los setenta y dos días en los Andes, y una constante que se mantuvo cuando
regresamos a la civilización, es esa frase de nuestras abuelas de que «el
diablo no duerme». Y como nunca duerme, hay que estar alerta. Hablo del año 72
y del presente.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: helvetica;">Yo era el que menos
probabilidades tenía de sobrevivir. Era el más delgado de todos, muy bajo, con
veintiún años. Tenía pocos amigos en el grupo porque venía del colegio Sagrado
Corazón y no del Stella Maris- Christian Brothers, sufría bronquitis crónica y
padecía mal de altura. Pero como a tantos les sucedió, fui conociendo
gradualmente el poder que la mente ejerce sobre el cuerpo.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: helvetica;">Todos los rugbiers
pesaban más de ochenta kilos, puro músculo, mientras que yo pesaba menos de
sesenta. ¿Por qué me salvé? Primero porque nunca, salvo el día del alud, dudé
de que saldría con vida. Luego porque regulé adecuadamente el gasto y la
reserva de energía, y en tercer lugar porque aprendí desde el primer momento
que nos salvábamos si manteníamos la humildad.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: helvetica;">Desde el primer día
aprendí, también, lecciones básicas, más elementales, como que el ser humano se
adapta a todo. A lo bueno y a lo malo. A vivir en un palacio, completamente
olvidado del sufrimiento de los demás, o a cohabitar en medio de cadáveres,
viviendo en un féretro de metal, como era el fuselaje.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: helvetica;">Yo estaba muy solo, no
conocía íntimamente a ninguno, vivía en el Centro, y ahí la mayoría eran de
Carrasco. Y a los que más conocía habían muerto o estaban muy heridos, como el
Vasco. Al principio miraba a mis compañeros de tragedia y sentía miedo. Llegué
a pensar que podían llegar a matarme. Al fin y al cabo mi temor inicial no era
tan descabellado: ocurrió con el barco Dolphin en 1759, cuando mataron a un español,
o en 1765, cuando el barco inglés Peggy quedó a la deriva, sin ningún alimento.
Primero mataron a un esclavo para comérselo, y luego sortearon quién sería la
víctima, que recayó en un tripulante. Pasó la noche esperando que lo mataran al
amanecer, pero al alba los encontró un barco y se salvó, aunque perdió la cordura
para siempre. En un eventual sorteo, como el del Peggy, yo tenía todos los
boletos.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: helvetica;">Sentía miedo: ¿estos
tipos no serán capaces de matar para sobrevivir? Muy poco después me di cuenta
de cuán equivocado estaba. El grupo no sólo no era agresivo, sino que era el
más afectuoso que he conocido en mi vida. ¿Cómo pude pensar semejante desatino?
Sólo tengo una respuesta: venía con una realidad que no tenía más vigencia en
la montaña. Y el diablo, o lo que eso representa o simboliza, se entrometía en
mis pensamientos. Tan equivocado estaba que logramos sobrevivir solamente con
los afectos, porque no teníamos otra cosa, salvo el uno con el otro. Armamos de
la nada una sociedad exclusivamente de amistades, abandonada en el lugar más
frío del mundo. ¿Qué elementos materiales teníamos para sobrevivir? Unas latas
de conserva y botellas, los desechos de un avión, una radio rota, piezas de
aluminio, muchísimo menos de lo que hay en el más sórdido basurero. Pero
teníamos una voluntad irracional de volver a ver a nuestras familias.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: helvetica;">La primera noche tras
el accidente fue una escena horripilante, que me duele recrear: la oscuridad,
el frío, el griterío. Primero intenté entrar en calor en cuclillas, haciendo ejercicio
con los músculos. Pero no podía. En ese momento me corrí más adentro. A mi lado
había un chico que me decía: «Me muero de frío, no soporto más, me estoy
congelando». Era Gustavo Nicolich, a quien yo no conocía. Entonces me acosté
sobre él, que era mucho más corpulento que yo, y pasé esa noche sobre su
cuerpo, golpeándolo, dándole un poco de aliento en la espalda. A nuestro lado
estaba la señora Graziela Mariani, moribunda, enredada entre los hierros y los
asientos junto a la cabina de los pilotos, que me extendía la mano. Esa noche,
estoy seguro, envejecí treinta años.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: helvetica;">Gustavo Nicolich creyó
que ese día yo le había salvado la vida, como lo escribió en una de las cartas
dirigidas a sus padres y a su novia, y eso nos vinculó estrechamente hasta su
muerte. Pero siempre sentí que él estaba equivocado, y se lo dije. Yo no le
había salvado la vida, simplemente había empezado a entender de qué se trataba
esto de los afectos, para salvarnos mutuamente. Por eso, a partir del primer
día tuve el amigo que me faltaba en la montaña, hasta dormíamos agarrados de
las manos adentro de los bolsillos, para pasar menos frío.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: helvetica;">Después aprendes otro
elemento crucial en esta peculiar fórmula de supervivencia: administrar la
energía. Aprendes a hacer un extraño balance entre la generosidad y el egoísmo.
Al principio cada uno daba lo máximo y no se reservaba nada para sí, pero con
el tiempo te dabas cuenta de que había una línea delgada que no podías rebasar.
Si atravesabas la raya te morías. Lo sé porque lo padecí, y casi me morí varias
veces. Estuve al borde de la muerte cuando dormí varios días junto al boquete
del avión, y quedé acostado en la nieve que había entrado. Sufrí hipotermia,
porque me adormecí sin darme cuenta, hasta que casi me congelé. De inmediato,
ardí de fiebre y comencé a delirar. Los muchachos, creyendo que me moría, me
ubicaron en el medio del avión, entre todos, para que me recuperara con su
calor. Ese era el lugar de los caídos, la última oportunidad. Poco a poco dejé
de delirar, se me fue la fiebre y recuperé las energías. Recuerdo cómo lloré el
día que me pude incorporar sin ayuda. Y aprendí la lección, que es una
paradoja. En ese mundo de ternura, empecé a ser un poco más egoísta. Empecé a
hacer ese balance entre dar y preservarte. Numa Turcatti, tan íntegro y
desinteresado, es el caso contrario: entregó todo lo que tenía, no se reservó
nada para él. Y se murió.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: helvetica;">Nosotros nos caímos un
13 de octubre y, como veintinueve pasajeros no nos morimos con el choque, el
diablo nos quiso matar en el transcurso de esa noche. Como no podía con
nosotros, nos quiso matar con una avalancha dos semanas después, el domingo 29
de octubre. Nos habíamos empezado a aclimatar de a poquito, a conocer la
montaña, a conocer sus reglas, cómo caminar en ella, cómo beber agua, cómo
tolerar el frío.<o:p></o:p></span></span></p><p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhVdk5mYXfR_HH_d6WMEExCm0HZDoMwzCbrhl1lmmSLaly7pmGSlTpXQFJ_tZRvKOLug3BdeAd0nGH7rZQJVjx_Owb8R-IiOYfp5ZHRh6kTVTid_JOlSWDyvl5-bcpZ_F-Q16GZFb5lhHZHbQrq0xN2GpOZP8D8GbsaDg0glBY2ghQyfPwcIM20uUv50XOl/s449/4.JPG" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><span style="font-family: helvetica;"><img border="0" data-original-height="403" data-original-width="449" height="287" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhVdk5mYXfR_HH_d6WMEExCm0HZDoMwzCbrhl1lmmSLaly7pmGSlTpXQFJ_tZRvKOLug3BdeAd0nGH7rZQJVjx_Owb8R-IiOYfp5ZHRh6kTVTid_JOlSWDyvl5-bcpZ_F-Q16GZFb5lhHZHbQrq0xN2GpOZP8D8GbsaDg0glBY2ghQyfPwcIM20uUv50XOl/s320/4.JPG" width="320" /></span></a></div><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: helvetica;">Esa noche me había
quedado dormido con la mano izquierda hacia arriba, porque a los costados no
cabían los dos brazos. Vino la avalancha, me cubrió, y conocí a la muerte más
cerca que nunca. Lo que vi y sentí fue de las experiencias más extrañas y
dulces que he tenido en mi vida. Ese relajarse y dejarse ir, esa paz absoluta,
diferente a todo lo que he conocido, hasta que despierto de ese viaje sin
destino porque Roy me toma la mano que asomaba por la superficie, se quiebra
ese encantamiento y vuelvo al infierno. <o:p></o:p></span></span><p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: helvetica;">Me sucedió algo muy
curioso, tal vez producido por el shock o por el cerebro alterado que se
quedaba sin oxígeno. Veía todo como en tres planos: veía desde arriba, el avión
enterrado, cubierto de nieve; veía en otro plano el avión desde adentro del
fuselaje, con la gente sepultada, y en un plano más profundo veía mi cuerpo,
debajo de la nieve, sin vida, con mi saco y mi pantalón azules que había
encontrado en una percha en la cabina de los pilotos. Incluso desde el segundo
plano veía cómo Roy caminaba para un lado y para el otro, y percibo cuando pisa
donde yo tenía mi mano izquierda, y ahí, con esa simple huella, me quedan al
descubierto tres dedos, ¡tres dedos! <o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: helvetica;">Entonces asimilo
claramente que, si quiero, tengo la oportunidad de escapar del sepulcro. Que si
me atrevo, puedo volver a casa. En ese momento surge esa duda cruel: ¿cuál es
el cementerio de verdad: volver al sufrimiento de morirte de hambre, de frío, o
dejarte llevar, y seguir ese sendero pacífico hacia no se sabe dónde? Entonces
me inundó la imagen de mi familia llorándome, sentados a la mesa, con mi plato
vacío esperándome, y con esos dedos que quedaron libres empecé a escarbar,
haciendo un hoyo en torno a la mano. Coche vio ese movimiento, esa mano que
sobresalía y se movía, cavó hasta llegar a mi rostro y empecé a respirar de
vuelta. Cuando salgo, yo también empiezo a cavar. Consigo sacar a uno, pero los
dedos se me congelan. Cuando llegué al segundo, estaba muerto. Los dedos se
enfrían cada vez más y no responden. Quiero cavar pero se doblan. Al final me
oriné las manos para recuperar la fuerza en los dedos. Seguí y seguí. Cuando no
pude cavar con las manos lo hice con los puños y después tuve que hacerlo con
los codos.<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: helvetica;">Siempre creí que nada
sería peor que la primera noche, cuando terminé acostado sobre el cuerpo de
Nicolich y tomado de la mano de una mujer muerta. Pero, sin embargo, la
avalancha fue mucho más cruel, porque ya no eran personas desconocidas, y era
tremendo tener que convivir sepultado bajo la nieve durante tres días y tres
noches al lado de los cuerpos muertos de tus amigos. Estábamos encerrados,
rodeados de nieve por todos lados, no podíamos salir, y no había otra opción
que alimentarnos de esos cuerpos.<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: helvetica;">Estoy seguro de que la
paz que estaba viviendo en mi muerte en el alud se debía a que me estaba
muriendo bien. Porque la peor cosa que nos podía suceder en esas circunstancias
era irnos con cuentas pendientes, creyendo que habíamos dejado algo deshonesto
y desleal en nuestro pasaje por la Tierra. <o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: helvetica;">De tanto convivir con
la muerte, intentábamos rescatar lo mejor de cada uno, dejando de lado las debilidades
o imperfecciones que traíamos, de las que nos íbamos despojando gradualmente,
para morirnos bien. Y cuando alguien hacía una macana, se la marcabas y el tipo
la reconocía en el acto, se enmendaba al instante, porque él sentía lo mismo
que tú: no quería morirse mal, no quería que esa familia del fuselaje, que eran
los únicos seres vivos en la faz de la Tierra que le restaban, quedaran con
algún mal recuerdo, algo no resuelto cuando se podía morir en el momento menos
pensado. <o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: helvetica;">Nadie quería morirse en
un estado espiritual atormentado, y eso fomentaba la humildad, la camaradería y
la fraternidad, para lograr acceder a un estado espiritual al que
considerábamos ideal, por si esa noche o esa tarde te tocaba el turno de
marcharte.<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: helvetica;">En la sociedad
civilizada no hay, en ninguna escuela, en ninguna Facultad, una materia que te
enseñe cómo vivir para morir bien. ¿Alguien está preparado para morirse? ¿Se
puso a pensar? Cuando me morí en la avalancha me llevaba los afectos, las
emociones de mi vida y nada más. Pude observarme por milésimas de segundo desde
arriba, y veía que mi cuerpo no llevaba equipaje.<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: helvetica;">Una noche, en el
fuselaje, nos preguntamos: si nos íbamos a morir el próximo día, qué hubiéramos
cambiado en la vida que habíamos llevado hasta entonces. Recuerdo que era una
ronda en la que cada uno decía lo que sentía, uno después del otro. Algunos
pidieron que los saltearan porque preferían no hablar. Uno decía que se
arrepentía de todas las disputas innecesarias que había tenido con su familia,
otro se lamentaba de no haber dicho muchas más cosas que tenía para decir a la
gente que quería, a otro le dolía haberse preocupado más de lo necesario,
descuidando el disfrute de las pequeñas cosas, y cuando me llegó el turno dije
que no tenía nada que cambiar, creía que no tenía ninguna asignatura pendiente.
Y si me muero hoy, lo hago tranquilo de que hice lo que tenía que hacer.<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: helvetica;">Con estas lecciones de
humildad aprendidas en los Andes, resulta difícil asimilar cuando a uno le
hablan de hazaña y heroísmo. ¿Quiénes son los héroes? Yo me pregunto, ¿qué
héroes? ¿De qué me hablan? Esta fue una historia de desgraciados, y en ese
marco no había espacio para héroes ni lucimiento. Este concepto pertenece a la
sociedad convencional, que después es recreado artificialmente en las películas
y los libros. Arriba no había películas. A nadie se le pasaba por la cabeza
hablar de titanes y superhombres. Es una mala traducción que hicieron desde
abajo. Por eso digo que el diablo nunca duerme: nosotros mismos, al bajar,
empezamos a hablar de hazaña. Cuando en la verdadera historia, nadie quería ni
se sentía un campeón que estaba protagonizando una gesta gloriosa. Era
exactamente al revés, éramos el grupo y la meta era hacer cada uno su tarea,
sin que ningún líder ni semidiós la ordenara. Si algo no existía en la sociedad
de la nieve era el protagonismo. Pero como el diablo no descansa, cuando
bajamos, impulsados por el nuevo entorno, empezamos a buscar a los
«protagonistas». <o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: helvetica;">Si cuando subimos a la
montaña, como ahora, en marzo de 2006, les pido a los dieciséis sobrevivientes
que me hablen desde el corazón, todos me dirán lo mismo. Que en todo caso los
héroes fueron los heridos que después se murieron, porque no se me ocurre un
acto más loable que en lugar de lamentarse y pedir compasión, cuando sabían que
no tenían oportunidades de salir, nos daban ánimo a nosotros, los que podíamos
caminar.<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: helvetica;"></span></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-family: helvetica;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh7dxV4uq1xcEYHC-CAK_EFnZqBTCbGV5_rI1hzfb1myO3ItfSJHgl311kqlhha8PBD56zW_q0gnrU4HYzHHz1XMA6U0J1G000iFiUQG2t4_VJgKqp-hscNRs-3hCo3dTPTiVpA3xIMsBGqALvqAFt1EzviHe27ZOAyJ0m4kUTJ86ybnr2AVSkB39WupmAa/s290/Dibujo.JPG" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="290" data-original-width="281" height="290" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh7dxV4uq1xcEYHC-CAK_EFnZqBTCbGV5_rI1hzfb1myO3ItfSJHgl311kqlhha8PBD56zW_q0gnrU4HYzHHz1XMA6U0J1G000iFiUQG2t4_VJgKqp-hscNRs-3hCo3dTPTiVpA3xIMsBGqALvqAFt1EzviHe27ZOAyJ0m4kUTJ86ybnr2AVSkB39WupmAa/s1600/Dibujo.JPG" width="281" /></a></span></div><span style="font-family: helvetica;">Creo íntimamente que si
esta historia demuestra algo es lo que podemos extraer de gente como Enrique
Platero o Numa Turcatti, que nos enseñó lo que es un héroe humilde, lo que
parece un contrasentido. A Platero lo operó Roberto con una hoja de afeitar,
cortándole un emplasto de sangre y carne que le sobresalía del orificio que le
había quedado en el vientre cuando Zerbino le quitó el tubo que tenía clavado.
Jamás se quejó ni dejó de trabajar. Numa nos enseñó el heroísmo anónimo al
entregar a los otros más de lo que se reservaba para sí mismo. En ese balance
de solidaridad y egoísmo, que es lo que te permitía morir o vivir, él inclinaba
la balanza a favor de los otros y en detrimento de sí mismo. Él subió a la
montaña en la primera expedición, al cuarto día, con Adolfo Strauch, Roberto
Canessa y Carlitos Páez. Luego participó en la terrible expedición de dos días,
sin ningún abrigo, con Gustavo Zerbino y Daniel Maspons, donde casi mueren. Y
cuando vino el alud y tapó todo, el que más trabajó, el que más nieve quitó
para que pudiéramos volver a vivir, fue Numa, quien de nuevo rebasó sus propios
límites. Ahí hay un nudo gordiano que es necesario desentrañar. ¿Por qué
actuaba de esa manera? Por eso Numa está estrechamente vinculado, también, con
la expedición final, porque fue su muerte la que precipitó la salida, y lo hizo
en el momento justo, porque cuando vino el rescate, diez días después, a
algunos, como Roy, les quedaban pocas horas de vida. Fue el disparador de la
salida salvadora, y esto no es una casualidad: es la consecuencia de su actitud
en la montaña. Al fin, estaba con el sistema inmunológico tan devastado que
contraía cualquier infección. Le dábamos antibióticos, los doctores de la
montaña lo curaban a diario, pero se nos murió. Y con él, todos nos morimos un
poco más. <o:p></o:p></span><p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: helvetica;">Nunca sentí que se
transmitió la verdadera historia, esta esencia de lo que acaeció. En el libro
¡Viven! el autor no pudo subir a la montaña, y entonces el texto relata las
anécdotas, el exterior, pero no lo que sucedía dentro de cada uno de nosotros.
Es la narración fría de los hechos. Pero si no se cuenta lo que sucedía dentro
de nosotros, no se descubre la humildad, que es la esencia de la historia.<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: helvetica;">Cuando bajamos a la
sociedad, el diablo muestra la cola, y todo se empieza a distorsionar, surgen
la competencia, el egocentrismo, la envidia, la vanidad, todas características
muy humanas, es cierto, pero la historia pierde su núcleo. Lo que nos salvó fue
la humildad, entonces rescatar el núcleo es recuperar ni más ni menos que la
fórmula salvadora, lo que debe perdurar, para nosotros y para todos los que se
interesan y se aproximan a este hecho.<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: helvetica;">¿Por qué cuando subimos
a los Andes vuelve a aflorar lo más genuino, que desaparece cuando bajamos?
Regresamos a la cordillera y la actitud de unos con otros cambia radicalmente.
Nos cuidamos mutuamente, como hacíamos en el 72. Volvemos a sentir miedo, a
vernos inseguros, y de la mano de esa vulnerabilidad vienen las otras
sensaciones.<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: helvetica;">Muchas veces pensabas:
y si se mueren todos y soy el último, ¿qué hago? Ese pensamiento me enloquecía,
porque el último moriría sin afectos, desprotegido, desamparado. Si eras el
último, ¿con quién te tomabas de las manos?<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: helvetica;">También el miedo tenía
su contracara. Cuanto más grandes eran las piedras que te aparecían en el
camino, o que caían sobre las chapas arrugadas del fuselaje, cuanto más
penábamos, más nos uníamos y más recursos interiores encontrábamos para no
entregarnos, más se robustecía esa rebeldía profunda contra la injusticia.<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: helvetica;">Todo eso nos tornó cada
vez más agudos, utilizamos lo mejor de cada uno. Sin aire para respirar, la
mente se aguzó y se tornó precisa como un estilete en una mano sabia. Incluso
en esos estados alterados de la conciencia, surgieron fórmulas muy creativas,
que tal vez, con la mente ordenada, nos hubiesen parecido una locura imposible
de intentar. Muchos inventos, como la penicilina, surgen de la casualidad, por
un accidente, como cuando Alexander Fleming olvidó una placa con hongos en la
ventana y a la mañana siguiente descubrió que alrededor no crecían bacterias.
La sociedad que debimos formar surgía de accidentes, como olvidar una placa con
hongos en la ventana: salimos al oeste cuando las ventiscas lo permitían porque
por accidente encontramos la cola y ganamos tiempo. Roberto Canessa, Gustavo Zerbino
y Diego Storm eran médicos porque habían cursado un período mínimo en la
Facultad. Roy Harley era ingeniero por lo mismo; y yo era como un «obispo».
Esto no lo he contado porque temo que no se comprenda. <o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: helvetica;">Incluso cuando lo hacía
en la montaña, no me gustaba que me vieran los compañeros, porque creerían que
había perdido la razón, como nos sucedía con tanta frecuencia. Cuando alguien
se moría, yo siempre lo bendecía, le daba la extremaunción, como si fuera un
sacerdote. Y no lo hacía para cumplir un ritual litúrgico, sino porque era
necesario brindarle paz a la muerte. Me parecía imperioso que alguien le
dijera: «Descansa en paz», y como no había otro que lo hiciera, lo asumí yo. <o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: helvetica;">
</span></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: helvetica;">El 22 de diciembre,
cuando escuchamos en la radio que Nando y Roberto habían llegado a Los
Maitenes, fue la mayor celebración a la vida que pueda imaginar. Con la placa
de hongos olvidada habíamos descubierto la penicilina. Como sabíamos que venían
a buscarnos nos preparamos para el encuentro. Al rato, tras una espera
angustiante, empezamos a escuchar el ruido de los helicópteros que estaban
llegando desde abajo, subiendo por el valle del este. Los dos helicópteros se
aproximaron al glaciar donde estaba el fuselaje, pero como no podían posarse,
unos andinistas se arrojan a la nieve y automáticamente corro hasta uno de
ellos y lo abrazo. Era Sergio Díaz, que a su vez me abraza fuerte, llorando, y
repite estremecido «¡Están vivos, están vivos!».<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgpzv6Gw7wZPwsDEAxmr-zvTLwIB-HxPGQJHaSo7GXraRDwVtyKRVISlAwz5ps6VtXf768caE5VBo7hf2gG967rdxqf0-RpV_65yxWB-OWwU5z3M3pwsVkKSs7OCKO9lXaXVsanngJ5qx9qdj-zTE6jS3uqkF-8HpH9KEnxDXwfr9PkvBPPP012AXVCHjwi/s1140/mONCHO-SABELLA-e1577225864548.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="font-family: helvetica;"><img border="0" data-original-height="695" data-original-width="1140" height="244" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgpzv6Gw7wZPwsDEAxmr-zvTLwIB-HxPGQJHaSo7GXraRDwVtyKRVISlAwz5ps6VtXf768caE5VBo7hf2gG967rdxqf0-RpV_65yxWB-OWwU5z3M3pwsVkKSs7OCKO9lXaXVsanngJ5qx9qdj-zTE6jS3uqkF-8HpH9KEnxDXwfr9PkvBPPP012AXVCHjwi/w400-h244/mONCHO-SABELLA-e1577225864548.jpg" width="400" /></span></a></div><span style="font-family: helvetica;"><br /></span><p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: helvetica;">Como había demasiada
turbulencia, los dos helicópteros debían irse cuanto antes, y como no nos
pudieron llevar a todos, dejaron a otros dos andinistas, Osvaldo Villegas y
Claudio Lucero, con equipos de nieve, y a un cuarto, el enfermero José Bravo,
al que empujan del helicóptero vestido como estaba, con una camisa y un
pantalón liviano. Como no había precedentes en este tipo de rescate, tuvieron
que improvisar. Éramos, siempre fuimos, los conejillos de Indias. <o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: helvetica;">Mientras sucedían todos
esos imprevistos, Sergio Díaz continuaba abrazándome, ajeno a lo que ocurría
con los helicópteros, ajeno a lo que debía hacer como miembro del Socorro
Andino, llorando como un niño desconsolado. Luego voy hacia adentro del avión a
buscar el morralito con mis cosas, como todos habíamos hecho, inexplicablemente,
como si volviéramos de un viaje, pero cuando regreso, los helicópteros se
habían marchado.<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: helvetica;">Nos sentamos en el
exterior a esperar a esos helicópteros que iban a volver por nosotros, pero no
venían. Comenzamos a contarles a los andinistas todo lo que habíamos vivido, lo
que habíamos tenido que hacer, cómo logramos sobrevivir, y ellos no se
convencían, y así fue el contacto que yo hice con la civilización, en plena
montaña, con cuatro rostros incrédulos y espantados, porque no podían creer lo
que habíamos hecho, que estuviéramos vivos, cómo habíamos soportado los
temporales, las avalanchas, el frío, con las ropas que teníamos. Meneaban las
cabezas, miraban nuestros mocasines, los pulóveres, los restos de los cadáveres
desperdigados, y no podían asimilarlo. Pasó una hora, dos, tres, cuatro, cinco
horas, y los helicópteros no vinieron.<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: helvetica;">Después que empezó a
hacer frío y a oscurecer, nos convencimos de que no regresarían ese día. Nos
dolía en lo más profundo, porque estábamos muy sensibles a cualquier tipo de
abandono. La diferencia de esa noche era que había gente distinta, y en el
fondo sabíamos que no nos iban a abandonar definitivamente. Al enfermero a
quien habían empujado del helicóptero tuvimos que abrigarlo con nuestros
harapos. Se transformó en uno más de nosotros, los vagabundos de la nieve.<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: helvetica;">Luego nos sentamos
dentro del fuselaje con Osvaldo Villegas y Sergio Díaz y este nos dice que a
las doce era su cumpleaños. Yo ignoraba que se estaba iniciando uno de los
mejores momentos de mi vida, la noche del día setenta y uno. No era sólo por
los alimentos, los sabores que reaprendíamos, sino por la conexión que se trabó
con Sergio Díaz, el único que permaneció toda la noche en el fuselaje. Hasta
cierto punto era entendible que los otros nos miraran con tanto recelo. Lo que
para nosotros era nuestro hogar, para ellos era espeluznante, con restos
humanos, con el olor ácido que había adentro del avión, porque en la noche
orinábamos y lo tirábamos junto a la entrada, porque no había forma de salir,
sumado a la mugre, la sangre, y las infecciones secas o purulentas de setenta y
un días oprimidos adentro de ese sarcófago. Villegas, Lucero y el enfermero
armaron una carpa de alta montaña donde se refugiaron esa noche. Además estaban
con mucho miedo a las avalanchas. Los veía en la entrada de la carpa,
conversando entre ellos en murmullos, sin dejar de mirar a las montañas
iluminadas por la luna. Había nevado mucho, caían toneladas de nieve
permanentemente y la montaña roncaba. Los tres desgraciados, temblando de
miedo, descubrieron esa noche lo que para nosotros ya era rutina. Mientras
tanto, Sergio permanecía en el fuselaje, seguro y a sus anchas, porque había
llegado a la conclusión de que esa noche valía más que cualquier riesgo o
sacrificio. Por eso jamás se inquietó por las avalanchas que estremecían el
firmamento. <o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: helvetica;">
</span></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: helvetica;">Sergio nos decía que
medio mundo nos estaba esperando, que había una verdadera conmoción, pero
nosotros no podíamos entender de qué estaba hablando. Cuando advirtió que había
cosas que no podíamos comprender, con mucha agudeza intentó por otra vía, para
conectarnos a la vida por intermedio de la música y la poesía. Fue entonces que
repetimos, durante horas, el poema de José Martí que nos enseñó esa noche, el
que nunca más olvido, y cada tanto acude a mi memoria y recito para mí mismo,
porque Sergio no lo dijo de casualidad, nos estaba expresando, por pura
intuición, el mejor resumen de lo que habíamos vivido: «Cultivo una rosa blanca
/ en junio como en enero / para el amigo sincero / que me da su mano franca / y
para aquel que me arranca / el corazón con que vivo / cardo ni ortiga cultivo /
cultivo una rosa blanca».<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: helvetica;"><a href="https://youtu.be/dPvpec0_nt4?feature=shared">Te invito a ver</a><br /></span></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><br /><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span><p></p><p style="text-align: justify;">
</p>Valmore Muñoz Arteagahttp://www.blogger.com/profile/08013857335920589076noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8115935261621637642.post-72097274013590712582024-02-11T05:32:00.000-08:002024-02-11T05:33:13.228-08:00Images of a Woman: una pintura de The Beatles<p> </p><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgMwL_rJdQk9tqBb_s3p6-yjbK53aSXIbkZ8pIeSKiJChYim4NULloweFBKoXSs0l_DwutJ1SJH5oamdyonsqMKJ4j08OFyKgiJjK3hn9RHdXkT4sRJ-CmXH2qm-vtomhxV1QyO8W2nZTEAPTB5Qay0SFr_9WlTDJs6Bm6JysPW32XxFqIcs4QP9sEjd5hS/s1366/56a8ca5c4cce5ae60c7fc967de326f03_L.webp" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="768" data-original-width="1366" height="225" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgMwL_rJdQk9tqBb_s3p6-yjbK53aSXIbkZ8pIeSKiJChYim4NULloweFBKoXSs0l_DwutJ1SJH5oamdyonsqMKJ4j08OFyKgiJjK3hn9RHdXkT4sRJ-CmXH2qm-vtomhxV1QyO8W2nZTEAPTB5Qay0SFr_9WlTDJs6Bm6JysPW32XxFqIcs4QP9sEjd5hS/w400-h225/56a8ca5c4cce5ae60c7fc967de326f03_L.webp" width="400" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Images of a Woman (1966)<br /><br /></td></tr></tbody></table><p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Los Beatles siempre
superan las expectativas. Aún años después de haber sido disuelta la banda.
Esta vez, se tenía una idea de lo que podía ocurrir alrededor de una creación
de los artistas, y los expertos ni se habían acercado al resultado final. No
tiene que ver con ninguna canción, archivo, partitura o disco, sino con una
pintura: existe un cuadro titulado "Images of a woman" (1966),
realizado y firmado por Paul McCartney, Ringo Starr, John Lennon y George Harrison.
Esta obra fue anunciada por parte de la casa de subastas Christie's, quien la
ponía en venta en Nueva York con un precio estimado de entre 400.000 y 600.000
dólares. Pero esta cifra se ha quedado bastante corta: la pieza se ha vendido
por 1,7 millones de dólares, casi triplicando la citada estimación.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Los Beatles colaboraron
en la realización de esta pintura en acrílico y acuarela mientras permanecían
confinados en la Suite Presidencial del Hotel Hilton de Tokio. Estuvieron allí
metidos durante 100 horas, entre el 29 de junio y el 3 de julio de 1966, pues
las autoridades japonesas consideraban que era el lugar más seguro e idóneo
para que la banda permaneciese entre concierto y concierto, en una época en la
que ofrecieron cinco espectáculos en el Budokan Hall.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">El fotógrafo Robert
Whitaker se encargó de documentar la producción de "Images of a
woman". No existía ninguna idea preconcebida por parte de ningún Beatle de
en qué iba a deparar el lienzo, y dichas imágenes así lo demuestran. Aparecen
los cuatro músicos sentados en sillas alrededor de una mesa. Sobre el papel
dibujado, una lámpara, cuya base dejaba un círculo en el medio de la pintura
donde más tarde firmarían Lennon, Starr, Harrison y McCartney. Se trata de la
única obra de arte conocida realizada por los cuatro integrantes de la icónica
banda en sus años juntos.<o:p></o:p></span></p><br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhZPeej3vP-oINIHvqCN3VqZyOYz4L1h9UCZMQ9Z15wXVh_cK9xQopVGl4zc6awqp8z73gts_9SN-Jf_qrnyVo5qr7jULp6XKXiSRc9UG7Q3D_-CqtklboVjfT2D6dCZE2CGtv2QTVQzdQqdtiV402NfR2mNSwoXvmQVO7FGZdBgOXWyFfCwU78OI3DFCpp/s1200/the-beatles-images-of-a-woman.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="516" data-original-width="1200" height="173" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhZPeej3vP-oINIHvqCN3VqZyOYz4L1h9UCZMQ9Z15wXVh_cK9xQopVGl4zc6awqp8z73gts_9SN-Jf_qrnyVo5qr7jULp6XKXiSRc9UG7Q3D_-CqtklboVjfT2D6dCZE2CGtv2QTVQzdQqdtiV402NfR2mNSwoXvmQVO7FGZdBgOXWyFfCwU78OI3DFCpp/w400-h173/the-beatles-images-of-a-woman.jpg" width="400" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt; text-align: justify;"><br /></span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt; text-align: justify;"><br /></span></div><p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Los cuatro artistas
contaban con una experiencia artística previa, ante todo Lennon, quien asistió
a la escuela de arte durante tres años y publicó dos libros de caricaturas. Fue
en esta escuela, de hecho, donde conoció a Stuart Sutcliffe, con quien más tarde
fundaría la banda que derivó en la de los Beatles. Con esto, la pintura
subastada fue inicialmente entregada al presidente del club de fans de los
Beatles en Japón, Tetsusaburo Shimoyama. En 1989 lo compró el propietario de
una tienda de discos, mientras que más tarde se puso a la venta en una casa de
apuestas, en 2012. Finalmente, pasó a las manos de Christie's, que ahora la ha
vedido por una cifra millonaria a Tracks Ltd., un comerciante que cuenta con
una colección de recuerdos de los Beatles.<o:p></o:p></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"></div><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">El fotógrafo Robert
Whitaker, miembro del séquito de la gira, dijo que los Beatles trabajaron
mientras escuchaban cintas de la música que se convertiría en su álbum
“Revolver”. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>“Nunca los vi más tranquilos
ni más contentos que en este momento”, añadió en el comunicado.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">El marchante de arte
especializado Casey Rogers sostiene que la pintura “cristaliza un momento
mágico en la historia de los Beatles. Es una rareza tener una obra en papel
fuera de su catálogo musical que sea una reliquia física. Son recuerdos; es una
obra de arte. Probablemente atraiga a una muestra representativa mucho mayor de
coleccionistas… Es una maravillosa pieza de narración”.</span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhYWN55gOtP9rWGTFCL-yt8N3Da6MUrNJwjm0aT3J1pPRoEmSdKjGbtqFbR8Wy_ZPebQ9y9E3TeFaVyXcJakam1IUjhcMwussBxJyrt35eyvb83R8VdmEjqEMiOzKRBMIDdQahRruvCOxBmub6OH4ZI4XjQuqGz_XF_zFabrQwVIRF1xVUxeT3jMMViS3s7/s600/beatles.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="471" data-original-width="600" height="251" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhYWN55gOtP9rWGTFCL-yt8N3Da6MUrNJwjm0aT3J1pPRoEmSdKjGbtqFbR8Wy_ZPebQ9y9E3TeFaVyXcJakam1IUjhcMwussBxJyrt35eyvb83R8VdmEjqEMiOzKRBMIDdQahRruvCOxBmub6OH4ZI4XjQuqGz_XF_zFabrQwVIRF1xVUxeT3jMMViS3s7/s320/beatles.jpg" width="320" /></a></div><p></p><p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">La obra de arte de 21x
31 pulgadas no recibió título en ese momento, pero fue etiquetada en los años
80 cuando un observador creyó haber visto partes del cuerpo femenino en el
barrio de McCartney. “Todo depende en gran medida del ojo de quien mira, ¿no?”,
dijo Rogers.<o:p></o:p></span></p></div><p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">“No era necesariamente
la intención de la pintura tal como se estaba haciendo”, añadió Rogers.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">“Creo que fue más
fluido; Era más libre y solo los miembros se expresaban. Es realmente
interesante que haya tenido otras interpretaciones a lo largo del tiempo y
probablemente seguirá teniendo otras interpretaciones”.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Estar juntos tanto
tiempo en un lugar “les dio una proximidad invaluable a las ideas y actitudes
de los demás, y esta pintura de Tokio es la prueba de ello”, afirma Christie’s.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">
</span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">“Las fotografías de
Robert Whitaker y otros fotógrafos visitantes nos muestran que aquí también se
realizaron otras obras de arte. Había papel, pintura y tiempo, así que, por
supuesto, también hicieron otras cosas, y es de esperar que aparezcan más
tesoros más pequeños”.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Lo hagan o no,
Christie’s dijo que “las llamadas ‘Imágenes de una mujer’ son la única obra de
arte sustancial conocida realizada por los cuatro Beatles en sus años juntos:
una pieza extraordinaria y única que tiene la mejor procedencia”.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">La imagen en sí
contiene “formas de cosas: garabatos, manchas, círculos, cuadrados,
protuberancias e intrusiones”, añade el comunicado de prensa.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">“Sólo por los colores,
la obra de John sugiere vagamente España, pero no se debe sacar ninguna
conclusión de esto. John y Paul han utilizado la mayor cantidad de negro,
trabajando principalmente en acrílico; George [Harrison] y Ringo [Starr]
parecen haber usado principalmente acuarelas, pero uno los imagina a todos
intercambiando pinturas: ‘Vaya, prueba con tus óleos’”.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">El área de Harrison es
la “más amplia: llega desde la esquina del papel hasta la lámpara en el medio e
irrumpe en el área vecina, donde la obra más pequeña de Ringo tiene una
inclinación caricaturesca, como si hubiera tenido una idea firme antes.
oscureciéndolo. En general, el efecto es típico de los Beatles: la combinación
es positiva, no negativa; es brillante, vívida, viva”.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">
</span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">“Images of a Woman” fue
adquirida por Tetsusaburo Shimoyama, presidente del club de fans de los Beatles
en Tokio, después de su visita. La pintura vendida al propietario de una tienda
de discos, Takao Nishino, en 1989, se subastó inicialmente en 2012 y volverá a
subastarse el 1 de febrero en Nueva York como Lote 39 de la Venta Excepcional.<o:p></o:p></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"></div>Valmore Muñoz Arteagahttp://www.blogger.com/profile/08013857335920589076noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8115935261621637642.post-62074806248237870122024-02-10T03:30:00.000-08:002024-02-10T03:30:50.363-08:00La Pasión según Johann Sebastian Bach<p style="text-align: right;"> Por Valmore Muñoz Arteaga</p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg1GUMZaBOU_aC4soYrCScsKxXwcZ3drP0P73yWGFRfv0mP1nagJ9Pm65qFZgbrPnNN-pPEkRWfzwGPitaq90RgTHIZ7jREOfrJkPvsbDMA-zJh85wq8ydgJ_2zM76AuQ_Q5tausAAf5oQq4AaiMGYX4fmhJQoiIIz4yKvtjwIqiCizvJCcfhBLLR9UbQ0W/s1600/Johann-Sebastian-Bach.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="900" data-original-width="1600" height="225" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg1GUMZaBOU_aC4soYrCScsKxXwcZ3drP0P73yWGFRfv0mP1nagJ9Pm65qFZgbrPnNN-pPEkRWfzwGPitaq90RgTHIZ7jREOfrJkPvsbDMA-zJh85wq8ydgJ_2zM76AuQ_Q5tausAAf5oQq4AaiMGYX4fmhJQoiIIz4yKvtjwIqiCizvJCcfhBLLR9UbQ0W/w400-h225/Johann-Sebastian-Bach.jpg" width="400" /></a></div><br /><p style="text-align: justify;"></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Me inicié en la obra de
Johann Sebastian Bach con su famosa <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Toccata
y Fuga en re menor, BWV 565</i>. Quizás su obra más popular. Cuando la escuché
por primera vez no tenía idea de que pertenece al acervo cultural de la
humanidad. Obra de juventud que pertenece a las <i style="mso-bidi-font-style: normal;">formas libres</i> para órgano de aquel periodo, entre las que se
cuentan fantasías, composiciones varias y fugas en solitario sin su
correspondiente preludio (o, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">toccata</i>,
un término posterior a la era barroca). Por alguna razón, relacionaba esta obra
del maestro alemán con <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Drácula</i>,
personaje que la Literatura le debe a Bram Stoker, pero que yo descubrí en las
famosas películas de la Hammer Films.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Todo mi conocimiento de
la música de Bach se reducía a esos minutos de intensidad sublime. No fue hasta
que leí <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El Lobo Estepario</i> de Hermann
Hesse cuando volví a entrar en la mágica dimensión del compositor. En la
novela, Hesse o, más bien <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Harry Haller</i>,
se deshace en elogios para una obra de Bach que, como es de suponer,
desconocía. Haller me abre el corazón a <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La
Pasión según San Mateo</i>, que viene a ser la más grande obra religiosa de la
historia de la música. Las palabras de Haller sobre la obra me sedujeron por
completo, lo cual me impulsó a buscarla. No fue fácil su hallazgo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Busqué en ese momento
de transición entre el disco de acetato y el nuevo disco compacto. Tampoco
logré hallarla en cassette. Pensé que no daría con ella. Sin embargo, una noche
en la emisora de radio de la Universidad del Zulia brindaron a su audiencia una
selección de la obra. La escuché y la disfruté, a pesar de tener que hacerlo de
esa forma tan fatigosa y espesa. No estaba preparado. Fue todo accidental.
Escuchar cierta música requiere de estar en la disposición para, eso mismo,
escuchar y esta obra requiere algo más que eso: contemplarla con los oídos y el
corazón.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Al cabo de algunos
años, accidentalmente, di con ella. La compré en una edición no muy reconocida,
pero era ella <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La Pasión según San Mateo</i>
de Bach, aquella que atesora tanto Hermann Hesse. La escuché, más bien la
contemplé con los oídos y el corazón. Pude descubrir en ella que era verdad
aquello que su esposa, Ana Magdalena, afirmaba del maestro: fue la persona más
sensible a los valores religiosos que conoció en su vida, en la que pudo tratar
a personas de alta espiritualidad.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgkiJAJuzIETMUNOOhg7mQMPMlhrOeTFtp9lQMprDSRi5lkzZPd9-ZsbxOJpAtJHZv1-__KRtGudy17B2BFk1nctcmCQ3qzpB2gqlCemYXTDoJV-ZlRbsmCvismyVjjYQn7I32DtVo7fsr7MpW2tnDO1_-a4Lrq7hwYS0QK_qWFlIo7vr6xYrNQ4cEQRXqI/s2560/EATE3N-scaled.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="1440" data-original-width="2560" height="225" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgkiJAJuzIETMUNOOhg7mQMPMlhrOeTFtp9lQMprDSRi5lkzZPd9-ZsbxOJpAtJHZv1-__KRtGudy17B2BFk1nctcmCQ3qzpB2gqlCemYXTDoJV-ZlRbsmCvismyVjjYQn7I32DtVo7fsr7MpW2tnDO1_-a4Lrq7hwYS0QK_qWFlIo7vr6xYrNQ4cEQRXqI/w400-h225/EATE3N-scaled.jpg" width="400" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Los evangelistas<br /><br /><br /></td></tr></tbody></table><span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">Fue compuesta por Bach
entre 1727 y 1729. Presentada por primera vez un Viernes Santo de 1729 en la
iglesia de </span><i style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">Santo Tomás </i><span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">en Leipzig
bajo la dirección del propio compositor, en una representación para la cual
Bach no pudo disponer, según se cuenta, de los recursos idóneos, entre ellos
personal idóneo para el coro. En todo caso, </span><i style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">La
Pasión según San Mateo</i><span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;"> representa el sufrimiento y la muerte de Cristo,
según el evangelio de San Mateo, con un sentido muy profundo y fiel a las
escrituras, sincera y enormemente espiritual.</span></p><p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Cuánta razón en la
pluma de Hesse, pero se quedó corto. Toda la potencia imaginativa del autor de <i>Demian </i>y <i>El Juego de los Abalorios</i> palidece al intentar describir aquello
que se desborda musicalmente perforando el alma, llenándolo de una luz más allá
de toda luz. Pero no solo se quedó corto en cuanto a la descripción, sino que
tampoco hace mención a que existía otra revisión musical a los evangelios. Bach
había compuesto pocos años antes otro oratorio dedicado a <i>La Pasión según San Juan. </i>Mucho más breve y menos profundo, pero
igual de hermoso en detalles espirituales. Se trata de una obra escrita por
Bach en 1724 para voces solistas, coro y orquesta. Se basa en los capítulos <i>18 </i>y <i>19</i>
del <i>Evangelio de San Juan</i>, aunque se
añadieron textos de la traducción que hizo Lutero de la <i>Biblia </i>y de su <i>Pasión según
San Mateo</i>. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">
</span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Este oratorio trae en
su corazón un dardo tremendo contra el pueblo judío. Bach muestra a Pilatos con
una tímida inclinación a perdonar a Jesús y a los sacerdotes judíos presionando
para que lo crucifiquen. Esto sumado a que Lutero ya tenía fama de ser antisemita
por sus tres tratados, ayudó a que en el siglo XX algunos grupos sociales
metieran a Bach y a su pasión en el mismo saco de Lutero. Entre quienes argumentan
esta demostración de antisemitismo de Bach, se encuentra que en el texto se
dice varias veces que los enemigos de Jesús son los judíos, pero aunque parece
ser cierto que en Bach había una cuota antisemita, también es cierto que los
propios evangelios, entre ellos el de Marcos, pueden ser acusados también de
incentivar el odio hacia el pueblo hebreo.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhXNsQxtxUh3QxmNCQmi59jeuGR9j4-fXwJreAPJKo42z2A7YvIhOz0-PvzV6Okw0T9hPq0Iy1WKWK4y30M9JBNUTBCzMWVomatkE5Noss5fFaDGkawU-zeQPnIYcB-fda8ZAPTJ-tB0kDjtJ-H-fLvxKHaZ_-7chM15T-EtcY0nGCEacc5isUivPB51fuf/s738/Matthaeuspassion-kulturforum21.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="397" data-original-width="738" height="215" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhXNsQxtxUh3QxmNCQmi59jeuGR9j4-fXwJreAPJKo42z2A7YvIhOz0-PvzV6Okw0T9hPq0Iy1WKWK4y30M9JBNUTBCzMWVomatkE5Noss5fFaDGkawU-zeQPnIYcB-fda8ZAPTJ-tB0kDjtJ-H-fLvxKHaZ_-7chM15T-EtcY0nGCEacc5isUivPB51fuf/w400-h215/Matthaeuspassion-kulturforum21.jpg" width="400" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">La Pasión según San Mateo</td></tr></tbody></table><br /></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">La
Pasión según San Juan</span></i><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"> fue estrenada en 1724 en la Iglesia de
San Nicolás, aunque luego fue sujeto a un número importante de modificaciones. Estas
son las dos pasiones que llegaron hasta nosotros, a pesar de que sus primeros
biógrafos nos hablan de cinco pasiones probablemente debido al hecho de que
escribió música completa para 5 años eclesiástico. ¿Dónde están las otras tres?
Aparentemente, existió una pasión, la de San Marcos, cuyo libreto habría sido
escrito por Christian Friedrich Henrici (Picander) y la música del maestro
alemán en 1731, pero esta obra se perdería durante la Segunda Guerra Mundial. Sin
embargo, se afirma que la música de este oratorio, Bach lo trasladaría a la
cantata <i>Trauder Oda</i>, cantata dedicada
a la fallecida reina, María Josefa de Sajonia. De esta <i>Pasión según San Marcos</i> hubo hasta dos versiones. Puede accederse
actualmente a una reconstrucción de esta <i>Pasión</i>
francamente hermosa, aunque los melómanos amantes de Bach no opinen lo mismo.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Por último queda <i>La Pasión según Lucas</i>, sobre la que más
oscuridades se arrojan. Félix Mendelssohn rechazó abiertamente la autoría de
Bach, pues los oídos más finos aseguran que esta obra es una parodia de las
pasiones de Juan y Mateo. De estas últimas <i>pasiones</i>
se ha hallado mucha información, datos y documentos que han permitido verificar
que el genio de Bach sí aparece en ambas, aunque con ciertos <i>bemoles</i>. Si efectivamente Bach
interviene en <i>La Pasión según San Lucas</i>
habría sido uno muy joven, muy lejos de estar a la altura del creador de las
pasiones de Juan y Mateo.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Más allá de todo lo que
la historia documente, más allá de verdades y mentiras, de luces y oscuridades,
lo cierto es que, ahora que he podido escuchar las cuatro (no sé cuál de las
versiones de Marcos tengo en mi poder), puedo afirmar que son un dulce
testimonio sobre las amargas horas que vivió Nuestro Señor Jesucristo y que, ni
la más sublime de las maniobras estéticas, pueden acallar el sufrimiento y el
dolor de aquel hombre sometido a las brutalidades interiores del ser humano. Al
mismo tiempo, son un testimonio de la potencia creadora del hombre cuando se
abandona a la fragancia del Evangelio. El hombre puede alcanzar los límites de
la belleza, esa inmaculada zona que nos ilumina el camino hacia la otra orilla
donde el desafío es a vencer al mundo.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Paz y Bien<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></p><p style="text-align: justify;"><br /></p>Valmore Muñoz Arteagahttp://www.blogger.com/profile/08013857335920589076noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8115935261621637642.post-11457479641591728052024-02-08T14:25:00.000-08:002024-02-08T14:28:28.597-08:00La historia inconclusa<p style="text-align: right;"> Por <span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt; text-align: justify;">Adolfo Strauch</span></p><p style="text-align: center;"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiJP5RddQFWIjxk1YVbL5pop74YJ3LCssmDeLgZBK-LgHtFZ0VukkM_DdRrsB3zYLewqYJhdKOfAyqwkv4Qz01yLD8b9J-0VRHhkEH7OVsSNFrIPNM5OBp4FXZcnNtJI5HyzpxBvz0byx10jvoF0RCZx-yHc-ukdhevKqJp16k_f3kx5q5oKnENqV6mIfzK/s940/adolfo-strauch-1972-hoy.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="788" data-original-width="940" height="335" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiJP5RddQFWIjxk1YVbL5pop74YJ3LCssmDeLgZBK-LgHtFZ0VukkM_DdRrsB3zYLewqYJhdKOfAyqwkv4Qz01yLD8b9J-0VRHhkEH7OVsSNFrIPNM5OBp4FXZcnNtJI5HyzpxBvz0byx10jvoF0RCZx-yHc-ukdhevKqJp16k_f3kx5q5oKnENqV6mIfzK/w400-h335/adolfo-strauch-1972-hoy.jpg" width="400" /></a></div><br /><span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt; text-align: justify;"><br /></span><p></p><p style="text-align: center;"></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">El 29 de octubre, a eso
de las seis de la tarde, ya hacía rato que habíamos entrado al fuselaje. Era
una tarde bastante gris, el sol se había ocultado y estábamos en ese dormitar
intermitente en la penumbra, cuando escuché un estruendo ensordecedor, seguido
de una estampida que derriba la pared de bolsos, maletas, una puerta rota y la
mampara, que usábamos para sellar la abertura, y de inmediato vuelve hacia
atrás como si fuera una ola cuando llega a la orilla y retrocede, dejándonos
completamente aprisionados bajo la nieve. Yo quedo duro, como enyesado. Pensé
que era el único que estaba vivo, sepultado bajo la nieve. Por primera vez
desde el accidente me entrego, se me afloja todo el cuerpo, me orino encima y
me convenzo de que ha llegado el final. Pero cuando comienzo a morirme, me
surge una fuerza interior desconocida que me indica que esto no es el fin,
acompañada de una sucesión de imágenes entrecortadas de mi familia, donde se
destaca el rostro sereno de mi madre. Siento que hay una conexión con ella que
me atiza y regreso a la vida para dar la más dura de las batallas. Con esa
energía viene una rebeldía, una fiereza, en el instante mismo que escucho una
voz desde arriba de la nieve, y reconozco que es Roy Harley, el único que había
quedado descubierto junto con los heridos que estaban inmovilizados en las
hamacas colgantes y no podían bajar. Esa voz me dio el impulso para hacer un
esfuerzo y sacar la mano hacia arriba, porque cuando me había reclinado para dormitar,
unos minutos antes, el brazo me había quedado sobre la cabeza, y por eso pude
sacar la mano hasta la superficie. Roy, que en la desesperación iba para un
lado y para el otro, porque creía que sólo él y los heridos de las hamacas
habían sobrevivido, milagrosamente, me toma la mano que yo había asomado, me la
suelta apenas pero inmediatamente me la vuelve a tomar, y entonces se la
aprieto muy fuerte, con miedo de que me soltara de nuevo porque él estaba
desorientado. Se la presiono con toda mi energía y le digo, desde debajo de la
nieve: «¡Roy, soy Adolfo, sácame!». Entonces Roy empieza a cavar como
desesperado con las dos manos, me descubre el rostro, me quita buena parte de
la nieve del pecho, yo hago un esfuerzo descomunal, como poseído por una fuerza
que no era mía, con los pies presiono el pecho de Coche del otro lado, para
impulsarme, y desde esa sepultura de nieve me incorporo. Cuando pude salir
empiezo a gritar como extraviado, porque acababa de descubrir que no me había
entregado y que a todos les estaría sucediendo lo mismo. Me propongo cortar ese
trance en el que los otros están entrando a los bramidos, porque debajo de esas
toneladas de nieve estaban ante ese dilema, aflojándose, orinándose,
defecándose, dejándose ir, la opción pacífica de decir basta, hasta aquí
llegué, ahora que me lleve la muerte. Por eso grito de esa manera, para que
todos me escuchen a través de la porosidad de la nieve: «¡No se entreguen
muchachos, los vamos a sacar, estamos cavando para traerlos!», mientras
escarbamos con ritmo frenético, los dedos sangrando, desgarrados, y por el
túnel donde yo salí aparece mi primo Eduardo; a su lado estaba Marcelo, pero
cuando llega a él, descubre que tiene una capa de hielo sobre el rostro. La
rompe sobre la boca pero ya no respira. Por ese mismo túnel salen Coche, Daniel
y Bobby. Coche me abraza emocionado, pero yo le digo: «Apúrate a sacarlos que
se están ahogando». Fueron los minutos más intensos y desesperantes que
recuerdo, porque luego vino la calma, el trabajo estaba hecho, lo que se pudo
hacer se hizo, ahora sólo se pueden contar los vivos y los muertos. Estábamos
descalzos pisando la nieve, en un espacio de tres metros cuadrados, tan bajo,
que no permitía que nos mantuviéramos de pie, salvo en el centro, donde había
quedado una hondonada en la que pusimos tres almohadones y un saco, y nos apelotonamos
unos contra otros, empapados, porque la nieve que nos cubría se derritió por el
calor del cuerpo, estremeciéndonos de frío. Así iniciamos la noche más larga y
terrible de nuestras vidas. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Aprendí en ese momento
que uno es dueño del instante en que quiere terminar: yo podría haber elegido
morirme y me hubiera ido en ese tránsito sereno, no necesitaba más que dejarme
llevar, pero me brotó esa conexión con la vida y con mi madre. Y esa rebeldía
recién se serenó cincuenta y seis días después, cuando en el helicóptero me
encuentro con ella. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Salí en el segundo día
del rescate, el 23 de diciembre. Para el primero no llegué a tiempo, porque
llevaba a Roy Harley a la rastra, quien estaba tan débil que no podía valerse
por sí mismo. El helicóptero en que viajé después de esa parada en Los Maitenes
hizo una escala en San Fernando, para seguir de inmediato hasta Santiago. Pero
cuando está bajando, diviso a mi madre en la pista, porque ella les había
pedido a los militares para subir conmigo y, a regañadientes, se lo habían
concedido. Abrazados en silencio, mientras el helicóptero levanta vuelo rumbo a
Santiago, yo no puedo hablar, ahogado por la emoción, y en ese prolongado
abrazo con mi madre pierdo la noción del tiempo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Mi madre, apretada
contra mi pecho, no deja de repetir una sola frase, sollozando sin cesar: «Se
hizo el milagro, se hizo el milagro». Lo rezó y lo pidió todas las noches.
Mientras estuvimos en la montaña, no había manera de convencerla de que
estábamos muertos, porque sabía que pidiéndole a la Virgen ella nos traería de
vuelta. Muchos años después, cuando agonizaba, continuaba creyendo en el
milagro con la misma devoción.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Estas anécdotas son una
parte de la historia, el relato de lo que sucedió. La segunda parte, creo yo,
es lo que cada uno vivió, cómo evolucionaron nuestros sentimientos y emociones.
Y la tercera parte, o una tercera mirada de la misma historia, es la que nunca
se contó, que surge con la perspectiva de los años, y que pertenece a la
realidad que está más allá de los sentidos, como esa convicción de mi madre,
contra viento y marea, de que estábamos vivos, de que podía llamarme en la noche
del alud del 29 de octubre y evitar que me dejara llevar por la muerte. Esta
tercera mirada es la que más cambia, y por eso siempre resulta contemporánea.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiOgLheVWzeVlwGWAL0NqAVx6aBqMirkghO6LSP8MTrWYR7bh7rBvTUVjjloxXUm5pDoDEAIfKAA-pE2-GDVs6rlKwZnBkxZplPpy2QnTC2KJGux3O9lvBJyD5s_gzHw-JrCxNxXZ4Xwox5KUxX1jD70j8V0zqrDwZJ-OzY9MO6XyY20Z2n1VMzrnQJKsTY/s720/a69d4c07dd5021baa0ce79cb6a09c77e.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="720" data-original-width="720" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiOgLheVWzeVlwGWAL0NqAVx6aBqMirkghO6LSP8MTrWYR7bh7rBvTUVjjloxXUm5pDoDEAIfKAA-pE2-GDVs6rlKwZnBkxZplPpy2QnTC2KJGux3O9lvBJyD5s_gzHw-JrCxNxXZ4Xwox5KUxX1jD70j8V0zqrDwZJ-OzY9MO6XyY20Z2n1VMzrnQJKsTY/s320/a69d4c07dd5021baa0ce79cb6a09c77e.jpg" width="320" /></a></div><p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Lo primero fue aquel
interés o curiosidad de mucha gente que hizo que se distorsionara la historia y
por eso elaboramos el libro ¡Viven!, donde los dieciséis sobrevivientes
narramos lo que sucedió, para que el escritor haga un recuento general a
efectos de que el libro relate los hechos que acaecieron, inmediatamente
después de ocurridos. Pero unos años más tarde, con más perspectiva, se empieza
a descubrir que esta no fue sólo la experiencia del accidente, del frío y de la
alimentación con los muertos, del alud y de la caminata, sino que fue una
experiencia muchísimo más removedora y transformadora.<o:p></o:p></span></p><span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt; text-align: justify;"></span><p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Cuando regresamos a la
civilización, la gente nos miraba y decía que nosotros estábamos «místicos»,
que no éramos los mismos de antes. Nosotros no éramos conscientes de cómo
estábamos, sólo sabíamos que habíamos vivido y sufrido un proceso durísimo, sin
darnos cuenta cabal de lo que eso representaba para cada uno de nosotros. Como
aquel a quien le han declarado la
muerte clínica, que cuando logra volver a la vida lo hace de una manera completamente
diferente, porque no puede olvidar lo más poderoso que le ocurrió, frente a lo
cual todo lo otro cobra un sentido diferente.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">A toda esta tercera
mirada de la historia, a la sociedad inconclusa que formamos en la nieve, por
muchos años no le pude prestar atención. Me la aplacó la tragedia en sí, la
pena inconsolable de los familiares de los chicos que quedaron en la montaña. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">En los Andes ocurrieron
circunstancias que no se dan en situaciones normales y por eso la gente siempre
quiere saber más, para entender un poco más de sí misma. Intuitivamente, la
gente está esperando que vayamos un poco más lejos con esta experiencia, además
del primer abordaje, que primero produce sorpresa, luego es el interés por la
historia de supervivencia, el alimentarse con los muertos, como cosa curiosa,
como quien va al zoológico a observar animales raros. Y después, cuando por
allí no llegan a ningún lado, porque esa mirada se agota muy pronto, siguen
escarbando para saber lo que sentimos, lo que sufrimos. Pero ahora, más de
treinta años después, hay un cambio en las expectativas. Lo veo por las
repercusiones en nuestra página web Viven, esa cantidad de correos electrónicos
que llegan y nos picanean para saber no tanto lo que hicimos, sino lo que
aprendimos, lo que nos cambió. ¿Qué sucede cuando el mundo nos abandona? ¿Qué
sucede cuando no tenemos ropas y nos estamos congelando? ¿Qué pasa cuando tu
cuerpo se va consumiendo en vida, cuando no sabemos dónde estamos, y, por
momentos, quiénes somos? ¿Qué pasa cuando el límite entre morir y vivir es un
suspiro? ¿Qué pasa?, nos preguntan, nos preguntamos. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">La llegada a la
montaña, en marzo de 2006, a caballo, tras dos días dolorosos y arriesgados,
tan majestuosos, nos fue preparando. Si bien el valle está menos nevado que en
el 72, vislumbro el mismo paisaje de hace treinta y cuatro años. Y descubro que
los años pasan pero las sensaciones profundas se mantienen indelebles. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Una expresión de esa
tercera mirada es la unión que mantiene el grupo de los sobrevivientes, y los
que quedaron en la montaña. Uno se pregunta: esa solidaridad, a prueba de
balas, por necesidad, ¿es genuina? ¿Es menos auténtica que la solidaridad
voluntaria? Sólo sé que para nosotros era absolutamente auténtica, y eso
disparaba nuestras potencialidades. Nuestro afecto recíproco paliaba la
soledad. He llegado a creer que cuando estás por morirte te tornas bondadoso.
Cuando se dice por ahí: «Mira los sobrevivientes, qué personas solidarias que
fueron en la montaña», respondo que no, éramos personas como cualquiera, porque
todos tenemos adentro esa solidaridad. En lo más hondo del corazón. Si te van
quitando elementos, llegas al corazón desnudo, donde el ser humano se entrega
por el otro. Cuando la muerte golpea las chapas del fuselaje, las costras
banales se desvanecen, y personas comunes son capaces de gestos
extraordinarios.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Ese trastorno psíquico
que produce el shock del accidente, el estrés constante, la vigilia casi
permanente, ese estado de miseria absoluta, nos hizo llegar a un nivel de
comunicación entre nosotros que seguramente no lo puedo lograr en la vida
civilizada. Estábamos tan solos en el universo que sólo nos teníamos a nosotros
mismos. Ese vínculo no lo puedo obtener con un hermano, ni con un hijo, porque
se trata de un lazo diferente. Y me alegro de que mi hija, estando acá en la
montaña, conmigo, pueda empezar a entenderlo, sabiendo de antemano que el hecho
de que sea diferente no quiere decir que sea mejor. Sí, hay un velo sutil que
nos envuelve a los dieciséis sobrevivientes, tal vez porque no debimos vivir lo
que vivimos. No pretendo romperlo porque sé que no lo conseguiré. Pero tampoco
deseo que continúe aislándonos.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">En la montaña nadie se
vanagloriaba de nada, ni de haber creado esto o inventado lo otro, se hacía
para el conjunto y no había más recompensa que el bienestar del grupo. Y cuando
no hay ego, tu cuerpo y tu mente funcionan como un radar muy sensible, se
absorbe más de los otros, más del entorno, de la naturaleza, eventualmente de
una fuerza superior, Dios, que en ese ambiente te llega de otro modo, porque
cuando estás atribulado por las cuestiones cotidianas de la civilización no lo
dejas ingresar.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">En esa religión católica
que nos enseñaban en la infancia, a mí siempre me impresionó cuando Jesucristo,
aunque no nos refiramos más que al personaje histórico, dijo que «era más fácil
que pasara un camello por el ojo de una aguja, a que un rico entrara en el
reino de los cielos». Esa frase, que siempre me sorprendió y nunca la terminé
de entender, recién la interpreté en los Andes. La entiendo un poco más porque
la experimenté: cuando vives en la ausencia total de elementos materiales, les
permites espacio a otras sensaciones, a nuevos sentidos, que es lo que quiero
rescatar cuando vengo a la montaña, porque sé que al regresar a la civilización
en parte volveré a perderlo.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Cuando en el segundo
día de rescate me lleva el helicóptero, junto con la felicidad de salir, de
volver a la vida, de regresar a la familia y a los amigos que tanto añorábamos,
y por los que nos manteníamos con vida, tengo una sensación de vacío en el
pecho, como que me estaban quitando algo entrañable. Al observar el fuselaje cada
vez más pequeño, solo, porque fuimos los últimos en partir, junto con la
alegría me invadió como una nostalgia. Es la sensación de dejar un mundo en
gestación, un proceso que todavía no había decantado y que no terminó nunca de
fraguar, porque quedó inconcluso.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Al mismo tiempo me doy
cuenta de que eso sucedía especialmente con la subsociedad del fuselaje, y no
ocurría tanto con la subsociedad de los expedicionarios, que iban y venían del
avión a la cola, o más allá de la cola, hacia el este, o en la expedición
definitiva a través de la cordillera. Porque ellos estaban y no estaban.
Vivieron, en este sentido, una experiencia diferente, porque necesariamente
estaban más atentos a la acción y dependían más de la fuerza. Y eso también es
algo inconcluso, discernir que fue diferente para los catorce que permanecimos
en el fuselaje que para los dos que llegaron a Chile, y a su vez son dieciséis
miradas distintas de la misma historia.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Eran subgrupos que
requerían actitudes diversas. La subsociedad del fuselaje tenía más tiempo para
estar consigo misma, para soportar el tiempo vacío, con paciencia, para estar
con la montaña y aceptar el entorno. El expedicionario vivía con una intensidad
abrumadora, estaba pendiente de irse, observando la temperatura, analizando la
consistencia de la nieve, evaluando la fortaleza del saco de dormir, para ver
cuándo puede salir. Y si bien nosotros, la subsociedad del fuselaje, éramos el
soporte para la estrategia y la logística, eran ellos los que se jugarían el
pellejo, que a su vez era el pellejo de todos.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Esta segunda vez que
estuve en la cruz de hierro, a ochocientos metros del glaciar donde está
enterrado el fuselaje, fue tan o más impactante que la primera vez que vine, en
el año 1995, como si todo estuviera condensado en ese promontorio de piedra
incrustado en la nieve.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Desde acá, desde la
cruz de hierro, se ve claramente dónde pega el avión, por dónde se desliza el
tubo partido, y dónde frena, después de empotrarse cada vez más en la nieve. A
los cuatro días del accidente salí en la primera expedición, con Numa Turcatti,
Roberto Canessa y Carlitos Páez, y llegamos hasta la mitad de la montaña del
sur. Es ahí cuando tengo esa percepción muy clara de que si no tomábamos una
decisión radical, como alimentarnos con los cuerpos, no íbamos a poder escapar
de la trampa. Porque desde arriba lo que veíamos era sobrecogedor. Las montañas
eran infinitas, como si continuaran de largo hasta Panamá por el norte y el
Cabo de Hornos por el sur. Hacia el oeste la gigantesca pared de nieve nos
tapaba la visión, y al este, hacia Argentina, las montañas continuaban en el
horizonte, por lo que era fácil deducir que estábamos muy cerca del centro de
la cordillera de los Andes, el peor lugar del planeta para estar a la deriva. A
la noche le cuento a Daniel Fernández, que está echado a mi lado: «No sé si
enloquecí, Daniel, pero estoy pensando en usar los cuerpos de los muertos
porque esto viene para largo». Él me respondió que estaba pensando lo mismo. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhicZPR2jA_yd3ZH-h6yYh3bx3jCZMj4px_YPi00e4dT2jFfeji86ATOrmrPWbFdkCed_wP21V0zAFpYr76Agi-ox4Nh4LjI6z_SkHbon2LHpMfyuLporYSJkldyFftde5Dj7DhL3GAu0jX7J-QA_PKwaTQ0BZGbVDmPt5FvyVhf-kzAwfGTVrK97jbQkYf/s1200/65ba6e605c461.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="720" data-original-width="1200" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhicZPR2jA_yd3ZH-h6yYh3bx3jCZMj4px_YPi00e4dT2jFfeji86ATOrmrPWbFdkCed_wP21V0zAFpYr76Agi-ox4Nh4LjI6z_SkHbon2LHpMfyuLporYSJkldyFftde5Dj7DhL3GAu0jX7J-QA_PKwaTQ0BZGbVDmPt5FvyVhf-kzAwfGTVrK97jbQkYf/w400-h240/65ba6e605c461.png" width="400" /></a></div><br /><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span><p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Desde el instante en
que la sociedad nos dice que abandonó la búsqueda porque nos da por muertos, se
corta ese lazo que nos unía y pasamos a ser nosotros mismos, aislados, y creo
que allí comienza a tejerse esa malla sutil que nos envuelve a los
sobrevivientes hasta el día de hoy. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Después de que
comenzamos a utilizar los cuerpos, el capitán, Marcelo Pérez del Castillo, que
nunca lo aceptó plenamente, empezó a bajar los brazos, porque habíamos
pisoteado una cantidad de principios que para él eran sagrados. Se empezó a
desarmar, aunque seguía siendo el capitán. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Mientras tanto, los
tres primos habíamos ganado el respeto de los demás, creo que porque actuábamos
con equidad, y había que tomar el toro por las guampas y nosotros lo hicimos:
tuvimos que cortar la carne con un vidrio porque el mundo no venía a buscarnos.
El alud es como un cataclismo. Surge otro grupo diferente, con otra mentalidad.
Hasta el alud vivía Marcelo, y con él estaba viva la memoria de la sociedad que
él representaba: la hombría del rugby, la lealtad del juego, la integridad y el
honor.</span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Sin Marcelo, yo debo
asumir más responsabilidades. Sin quererlo me convierto en referente, en
especial ante el grupo de los menores, que los conocía de antes y me tenían un
cariño especial, como surge con los más chicos frente a un mayor que no suele
perder la calma. A partir de entonces se profundizó esa sociedad del sexto
sentido, se consolidó la cuarta dimensión. Que no es brujería, ni superchería,
sino otra forma de conocimiento a la que accedimos en un espacio y un tiempo
donde el aprendizaje normal y racional tenía pocas posibilidades de ofrecer
soluciones. Nos vamos convirtiendo en locos que funcionan por amor y
sensibilidad. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">De la nada, fuimos
haciendo cosas. Convertimos almohadones en raquetas para caminar en la nieve.
Fundimos agua para que la nieve en la boca no nos destrozara las encías.
Hicimos lentes con la mica del parabrisas del avión para que el sol no nos
destruyera las córneas, estudiamos las cartas de vuelo para guiar a las
expediciones, preparamos a los escaladores. Y, fundamentalmente, aprendimos a
manejar en una forma diferente la transición entre la vida y la muerte.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Esos días que pasamos
alimentándonos de nuestros amigos y compañeros que habían muerto, ellos nos
estaban dando la posibilidad de vivir. Por eso siento que mi vida me pertenece,
sí, pero también siento que les pertenece a ellos. Que lo que yo hago o deje de
hacer también obedece a su voluntad. Y por supuesto que yo intento actuar como
si ellos me lo hubieran pedido, y en lo que hice, hago y haré en mi vida
trataré con todas mis fuerzas de no fallarles.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">¡Cómo me gustaría poder
decirle a Marcelo que lo que él tanto temía no sucedió! Que en los Andes
comprobamos que cuando se rompen las normas convencionales no significa que se
degrada la integridad, ni el honor, ni esos principios que para él eran tan
caros. Al contrario, se afianzan, Marcelo. Y la prueba son nuestros
descendientes. De los dieciséis que sobrevivimos, hoy somos más de cien.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Siempre estuve
persuadido de que no me moriría en los Andes. Sé que a muchos de los
sobrevivientes les sucedió lo mismo. Tenía la certeza de que el momento no era
ese, pero ¿cómo podía tener esa certidumbre si la muerte dormía a mi lado? Era
ilógica, absurda. Entonces, ¿cómo la logré? Claro que no lo sé, pero pertenece
a ese sexto sentido, el mismo que le daba a mi madre la convicción de que yo
estaba vivo. Esa certeza me obligaba a un comportamiento específico, a
determinadas responsabilidades: había que tratar de mantener el ánimo sobre
todo en los que estaban más débiles, particularmente en el final, cuando
prácticamente no se movían, cuando permanecían el día entero tumbados adentro
del fuselaje con la mirada taciturna.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Esos primeros días
cuando regresamos a casa, tras el rescate, fue un proceso diferente de acuerdo
a la personalidad y a la familia de cada uno, y a cómo nos había impactado
vivir en el terror. Mi familia me aisló. Otros prefirieron disfrutar esa suerte
de heroísmo involuntario en que la sociedad nos había encasillado. Algunos se
encerraron para ir decantando despacio lo que había sucedido. Otros, como Pedro
Algorta, se alejaron lo máximo posible. Al poco tiempo, recuerdo cómo empezaron
a cambiar las personalidades que teníamos en los Andes. Por momentos no nos
reconozco. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">A veces incluso nos
enojamos con nosotros mismos y nos criticamos diciéndonos: «Recuerda cómo eras
en la montaña y mira lo que eres ahora, en lo que te has transformado: has
vendido el alma al diablo». Nos hacemos reproches violentos y frontales para
los que nos miran desde el llano, tanto que se asustan al vernos, porque nos
habituamos a hablar del derecho. Y entre otras cosas dejamos de tener ese
contacto con la cuarta dimensión, con el sexto sentido.</span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhDO04mlYyDevJq5hGGoZNz75rDtTx_vL5LQxCDDH0ko_ZpJo7q4XWHruw9aCBXyxhCWmjf7manxhcsBm0EN-sVQN3R_3_fQUaG12ugeA90diWeWJogimPjVktMMDCVhjsS4hjd6r2RX1SBDdPlZNzfrLWdC8P3PRwNhMkqy1nNJ4aeri_qVao5dgCCWG9V/s1200/5f9b10437df80.jpeg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="675" data-original-width="1200" height="180" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhDO04mlYyDevJq5hGGoZNz75rDtTx_vL5LQxCDDH0ko_ZpJo7q4XWHruw9aCBXyxhCWmjf7manxhcsBm0EN-sVQN3R_3_fQUaG12ugeA90diWeWJogimPjVktMMDCVhjsS4hjd6r2RX1SBDdPlZNzfrLWdC8P3PRwNhMkqy1nNJ4aeri_qVao5dgCCWG9V/s320/5f9b10437df80.jpeg" width="320" /></a></div><p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Es como tener tres
vidas, antes de los Andes, con los vínculos y las relaciones que se daban en
ese entonces; la intensa transición en la cordillera, y la posterior, que
conserva un cordón sutil que la une eternamente con la historia inconclusa de
la montaña.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">A la tercera mirada de
la historia corresponde, también, una sensación de plenitud que algunos
experimentamos en los Andes. «No tengo nada, estoy con hambre, tirito de frío,
estoy solo, perdido, con la muerte pisándome los talones y sin embargo puedo
experimentar una felicidad diferente», parece una terrible contradicción, una
paradoja incomprensible. Pero por momentos ocurrió, cuando lográbamos una
conexión con el entorno que pertenecía a otra dimensión.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">Siento que los que se
apasionan por la historia captan algo de su esencia. Captan algo más que una
historia de sufrimiento, hazaña o salvación. Una mujer me envió un correo
electrónico donde me dijo: «La salvación de ustedes no fue la salida en los
helicópteros sino cuando se cayó el avión e ingresaron en otra vida». Al
principio no entendí a lo que hacía referencia. <o:p></o:p></span></p><p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">
</span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Pero por algo ese texto
me siguió dando vueltas en la cabeza, y cada vez que lo leo, lo hago con una
perspectiva diferente. La última vez que lo leí me sonreí con complicidad. Qué
razón tienes, pensé. Mi colaboración, cuando regresamos, fue el silencio. Fue
como si los que nos dieron la vida, antes de entregarnos el cuerpo, me hubieran
dicho: «Úsame y sálvate, pero te voy a pedir un solo favor, respeta a los que
van a llorar por mí». Ese contrato lo firmé con cada uno y lo sellé con sangre.
Y creo haberlo respetado a rajatabla. Pero el tiempo ha transcurrido para
todos. Estamos más viejos, más serenos. Y lo que antes producía dolor ahora produce
compasión y ternura. ¿Fuimos héroes o víctimas? ¿Bendecidos o desdichados? ¿Por
qué nos ocurrió lo que nos ocurrió? ¿Significa alguna cosa?</span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><iframe allowfullscreen="" class="BLOG_video_class" height="266" src="https://www.youtube.com/embed/sujX-3Bm968" width="320" youtube-src-id="sujX-3Bm968"></iframe></div><br /> <o:p></o:p><p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></p>Valmore Muñoz Arteagahttp://www.blogger.com/profile/08013857335920589076noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8115935261621637642.post-60649204144581313732024-02-05T11:28:00.000-08:002024-02-05T11:29:58.058-08:00Pañuelos en la Plaza<p style="text-align: right;"> Por Daniel Fernández</p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhzErRHdfriOjf-5ljdEdJxbK6dL_zlQpHGj1nZpgp1W6Wsp2-BWvqGHPmidfuVzIY-RPT-LUsfu7BCIVUeqR35H7g73Z2bGmz4hl8QsBkUCGcjox_zc6uwy-ooVLznXzJvAblQ9_EKJTWCwpFdM0WCqSQHPyQaHX5YnrayjZArpklZ8wSnZ5optMiGFeHG/s940/daniel-fernandez-1972-hoy.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="788" data-original-width="940" height="335" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhzErRHdfriOjf-5ljdEdJxbK6dL_zlQpHGj1nZpgp1W6Wsp2-BWvqGHPmidfuVzIY-RPT-LUsfu7BCIVUeqR35H7g73Z2bGmz4hl8QsBkUCGcjox_zc6uwy-ooVLznXzJvAblQ9_EKJTWCwpFdM0WCqSQHPyQaHX5YnrayjZArpklZ8wSnZ5optMiGFeHG/w400-h335/daniel-fernandez-1972-hoy.jpg" width="400" /></a></div><br /><p style="text-align: justify;"></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Un día antes de la
partida mi madre había hecho mi torta de frutilla preferida. Esa noche le dije:
«Guárdamela en el congelador, que la como el lunes, cuando regrese». Y ahí quedó.
Guardadita en la heladera, intacta, porque ella no permitió que nadie la
tocara. Cuando regresé el 24 de diciembre, mamá la sacó del freezer y como la
cosa más natural del mundo me recordó que tenía el postre servido en la mesa,
como yo le había pedido. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Mientras lo comía, la
observaba y pensaba: ¿qué fue lo que ocurrió, mamá? Así como mi madre siempre
estuvo convencida de que estaba vivo, yo estaba completamente seguro de que me
salvaría. Mi mujer, que en aquel entonces era mi novia, me decía que venir a
hablar con papá la dejaba muy deprimida, porque él insistía con que el avión
había pegado contra la cordillera y estábamos todos muertos: «Se les cayó la
montaña de nieve encima y no los vamos a encontrar más». Pero, de todas
maneras, él colaboró con la esperanza de las mujeres, las acompañó cuando iban
a cuanto adivino y cosa rara había. Lo hacía con cara de perro, es cierto, pero
iba, aunque en su fuero íntimo no pretendía encontrar vida sino localizar
cuerpos, entre los despojos de un avión desintegrado.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">En mi casa no había un
velorio sino una espera muy angustiante. Una de las que venía a esa espera era
mi novia Amalia. Para tolerar mejor ese aplazamiento eterno, ella se ponía algún
pulóver mío, o usaba mi perfume, para tenerme más cerca. Iba al dormitorio y se
echaba mi Old Spice. Pero un buen día se le termina. Entonces coinciden varias
cosas inexplicables. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>En esos días el
grupo de los esperanzados se había aferrado a las palabras de un adivino,
Gerard Croiset Jr., que en sus ensoñaciones nos veía en diferentes lugares de
la cordillera, y eso se lo transmitía a las mujeres de mi familia, mientras
papá las observaba con profunda melancolía. El adivino pedía un objeto personal
de cada uno de nosotros. Como mi novia tenía una prima que vivía en Buenos
Aires y que viajaba en los próximos días a Holanda, donde residía Croiset, fue
a llevarle un objeto personal mío para que se lo entregara al adivino. Al mismo
tiempo, Amalia quería reponer el perfume que había terminado, que sólo se
vendía en Buenos Aires. «Le voy a comprar un frasco a Daniel, porque cuando
vuelva no tendrá su perfume preferido», le dijo a su madre, que la acompañó a
Buenos Aires. Y lo compró. Cuando despierta, en casa de su prima, escucha un
murmullo nervioso fuera de su habitación: «¿Le decimos o no le decimos?». Salta
de la cama, abre la puerta, y se enfrenta a su madre y a su prima, muy
asustadas y asombradas, que le cuentan que acababan de aparecer dos
sobrevivientes del avión de la montaña, y que esos dos decían que había más en
el centro de la cordillera. Mi novia quedó estupefacta, no conseguía articular
una palabra. Una hora después, están en el barco que las trae de Buenos Aires a
Colonia, atravesando el Río de la Plata.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Llegan al puerto de
Colonia, en Uruguay, y se dirigen al ómnibus que las trae a Montevideo. Cuando
suben, descubren que todos hablan de lo mismo, de los «muertos que
resucitaron». El chofer tenía la radio a todo volumen porque de un momento a
otro ocurriría lo que habían esperado durante toda la mañana: leerían por Radio
Carve la lista de los dieciséis sobrevivientes, con todo el pasaje expectante,
que abandonaba sus asientos para aproximarse a la radio. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Entonces la madre de mi
novia se pone de pie y le dice al chofer, en voz baja: «Le voy a pedir un favor
muy especial, que sé que usted comprenderá: le ruego que apague la radio porque
mi hija es la novia de uno de ellos, y no sabemos si está o no está en la lista».
El chofer no dudó un instante y apagó la radio. Pero como todo el pasaje empezó
a quejarse, el chofer se incorporó y les explicó, uno a uno, en susurros, lo
que sucedía. Al final se hizo un silencio respetuoso, sepulcral. El viaje hasta
Montevideo resultó una eternidad, aunque no insumió más que dos horas. El
corazón de mi novia se había enloquecido. ¿Dónde estaba aquella certeza que
había tenido hasta entonces?, ¿ahora, en el momento definitivo, la ponía en
duda? <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Cuando el ómnibus venía
subiendo por la calle Rondeau, en el centro de Montevideo, para llegar a la
terminal, en la plaza de Cagancha, ella sabía que le quedaban dos alternativas,
por eso sentía que el corazón le iba a salir por la boca: «Que sólo estuviera
papá esperándome», o si no… y entonces, cuando iba a imaginarse esa otra
alternativa, el ómnibus comenzó a dar la vuelta a la plaza, ella se asoma por
la ventanilla para ver cuál podría ser la otra alternativa, y lo que ve en la
terminal es un tumulto de gente, e identifica a todos nuestros amigos, agitando
pañuelitos blancos. Se le nubla la visión por las lágrimas y se ahoga por los
sollozos abrazada a su madre porque se dio cuenta de que siempre había tenido
razón, que yo estaba en la lista, que no había que dudar. Y el chofer también
se dio cuenta, porque empezó a hacer sonar la bocina sin parar, la que parecía
cada vez más estridente, porque él también estaba emocionado. No era una lista
cualquiera. Era la lista de la vida y la muerte.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Nadie está del todo
preparado para lo que va a venir. Fui el primero en llegar a Montevideo, en un
avión de KLM, el 24 de diciembre, e imaginé que en el aeropuerto iba a estar mi
familia y nadie más. Estaba mi familia, sí, pero los balcones, las terrazas, y
todos los espacios interiores estaban abarrotados de gente, de periodistas, de
curiosos, porque nadie terminaba de comprender lo que había sucedido. Y como
veníamos de la muerte, todos creían, tal vez, que traíamos mensajes del más
allá. Desciendo del avión y entro al aeropuerto con toda esa muchedumbre
desconocida mirándome, y me enfrento al pequeño mostrador de inmigración, donde
un funcionario me miraba con el mismo espanto que los demás, como si viniera de
ultratumba, hasta que al fin atinó a pedirme los documentos, como debía hacer
con todos los viajeros. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Pero yo no tenía
documentos, no tenía nada, salvo la ropa que llevaba puesta, que me la habían
regalado en el hospital de San Fernando. «¿Qué me está pidiendo?», le pregunto,
sin comprenderlo. «Yo vengo de un avión que chocó en las montañas». «Necesito
su cédula de identidad», me repitió, como con vergüenza, «o su pasaporte»,
añadió con voz cohibida, y los dos nos mirábamos incrédulos, porque lo que
estaba sucediendo no estaba previsto, nunca había ocurrido antes ni nunca nadie
se imaginó que ocurriría: que llegara un muerto caminando, y que además viajara
sin documentos. Y como no tenía cédula ni pasaporte no me podían dejar salir
del aeropuerto. Hasta que llegó su jefe, y como todos comprendían que ocurría
algo fuera de lo previsto, muy respetuosamente me pidieron que me sentara, que
estuviera cómodo mientras pensaban una solución que no violara las normas pero
que tampoco me perjudicara a mí. Y yo veía que se sumaban funcionarios buscando
una salida para ese muchacho tan flaco que venía de un viaje muy largo y
extraño pero que no cumplía con las formalidades porque no tenía lo que
acreditaba su pertenencia a la sociedad de los vivos. Mi familia me observaba
perpleja, detrás de unas puertas vidriadas, mientras yo les sonreía, sentado en
un banquito. Al fin me dejaron salir, no porque estuvieran convencidos sino
porque no sabían qué hacer conmigo, aunque creo en verdad que no sabían qué
hacer con ellos mismos. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Durante mucho tiempo no
pude pensar en todo ese proceso que tuvimos que hacer en la montaña, pasar de
ser seres normales a convertirnos en hombres primitivos, deshojándonos
gradualmente. Creo que al final estábamos más cerca del mono que del hombre,
con la única diferencia de que éramos seres pensantes, y fundamentalmente con
una espiritualidad agudizada que se iba tornando más sutil con el correr de los
días. Pero en cuanto al funcionamiento del grupo, para quien nos observara
desde afuera, era como una manada de monos. Setenta y dos días sin lavarnos,
sin quitarnos la ropa, comiendo carne humana, que en un primer momento era un
cortecito pero después se transformó en una ración de comida y más adelante ya
quedaba el hueso pelado tirado por ahí y venía uno y lo agarraba y se lo metía
en el bolsillo del saco y después se ponía a chuparlo delante de los otros.
Incluso en la conversación era como se supone que se hablaba en las cavernas,
una charla a un volumen muy tenue, muy pausado, casi musitado. Tal vez era una adaptación
del cuerpo para ahorrar energía, o habíamos accedido a estadios tan primitivos
que de homo sapiens nos transformamos en monos pensantes. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">La angustia extrema, la
sed y el hambre, el frío insoportable, el proceso de inanición, ¿cómo no van a
afectar la psiquis? ¿Cómo no van a provocar alucinaciones casi de continuo?
Algunos alucinaban que estaban donde no estaban, en sus casas, o que eran
quienes no eran, o veían personas que no existían. La alucinación que yo vivía
recurrentemente estaba vinculada con la sensación del espacio: el fuselaje,
cuando caía la oscuridad, me resultaba increíblemente grande y largo,
interminable, las personas estaban a una gran distancia unas de las otras,
cuando se incorporaban y se desplazaban sentía que se movían en un horizonte
lejano, pero cuando llegaban las primeras luces del alba descubría que
estábamos todos amontonados unos arriba de los otros, porque el espacio era
diminuto. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Conocí en carne propia
lo que es el poder de la mente. Comprobé que es cierto aquello de que «vivir no
alcanza; soñar es lo que importa». Estábamos a treinta grados bajo cero y
soportamos el frío sin abrigos, en mangas de camisa, tapados con un forro de un
asiento de avión, porque la mente nos obligaba a tolerarlo, nos ordenaba que no
podíamos dormirnos del todo porque nos congelaríamos. Llegábamos a perder la
noción del frío, aunque podíamos evaluarlo con hechos objetivos y medibles. De
noche poníamos la botella de agua en el maletero destrozado del avión, para los
que sufrieran sed, pero cuando a la media hora querías beber un sorbo, la
botella estaba completamente congelada, como una roca de hielo. Había que
ponerla contra el cuerpo durante un buen rato para que comenzara a derretirse y
poder echar las primeras gotitas a la boca. Ahí nos dábamos cuenta claramente
que estábamos viviendo adentro de un congelador. En esa capacidad de adaptación,
la mente jugó un papel definitivo; la mente del que se quiere salvar lo salva,
pero la mente del que se entrega y dice «yo de acá no salgo y me muero», se
muere en una semana.<o:p></o:p></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgBn4p3ZsTf1rFsdWHX8-qdmdLhyVCpHQCL8zi83CoFv2gEflDtr-YcD4A_Un9KxlBpAmWFACw3YgcjxT6nf-qRfjxckXVU23pEfNFRDuebsWyVekJ_0KxU9YS9-bluRE1bh9AGbAAtRykC_l4CJ8-GpyQqLR772q2fK9lkSPexIjKKBohpD3YTuLBnDyn2/s320/1baacc3b3bd8b879b14cfb189112f9a1.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="320" data-original-width="235" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgBn4p3ZsTf1rFsdWHX8-qdmdLhyVCpHQCL8zi83CoFv2gEflDtr-YcD4A_Un9KxlBpAmWFACw3YgcjxT6nf-qRfjxckXVU23pEfNFRDuebsWyVekJ_0KxU9YS9-bluRE1bh9AGbAAtRykC_l4CJ8-GpyQqLR772q2fK9lkSPexIjKKBohpD3YTuLBnDyn2/s1600/1baacc3b3bd8b879b14cfb189112f9a1.jpg" width="235" /></a><div style="text-align: justify;"> <span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt; text-align: justify;">Cuando regresé a la
civilización, si bien retorné a mi vida de antes, traje mucho de la montaña,
sin saber bien lo que era. Tenía un campo que había sido de mi familia, pero en
una de las crisis cambiarias de Uruguay quedé endeudado y tuve que vender todo
para pagar las deudas. Tampoco me desesperé. Quebrado, empecé con un pincelito
limpiando máquinas de escribir, haciéndoles el service. Y cuando me di cuenta
de que las máquinas de escribir terminaban y venía la computadora personal,
allá por el año 84, comencé con la informática y armé una gran empresa, hasta
el año 2005, sin saber nada del tema, porque soy ingeniero agrónomo y siempre
había trabajado en el campo. También sé que siempre aposté a formar un buen equipo
humano, como el de los Andes, y esto no es una frase hecha, porque siempre
consideré mucho más importante que el grupo trabajara en armonía, antes que la
empresa ganara más dinero a costa de perder ese equilibrio de la gente que
colaboraba conmigo.</span></div></div><p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">He tenido muchos
problemas. Mi mujer tuvo un cáncer, a un hijo lo apretó una puerta de un garaje
y estuvo en coma tres días, y los médicos me aseguraban con argumentos
científicos que se moriría o que quedaría inválido como una planta. Sin
embargo, yo lo miraba en su cama del CTI, inconsciente, y sabía que saldría. Y,
en efecto, sanó perfectamente. Ya conocía esa zona gris entre la lógica y la
esperanza más porfiada. La ciencia, a la que dediqué buena parte de mi vida, es
duda; la espiritualidad es fe. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Siempre eduqué a mis
hijos en esa actitud, que es como la silueta de la cordillera. Durante todos
estos años algunos de nosotros nos habíamos cerrado al silencio. No habíamos
hablado sobre el accidente ni sobre lo que sucedió en los Andes. La razón es
bastante simple. Vivíamos muy próximos a las familias de quienes quedaron en la
montaña. Si residiéramos en otro país, o en un país más grande, sería distinto,
pero acá no sólo habitamos en el mismo territorio, sino también en la misma
ciudad y hasta en el mismo barrio, Carrasco. Por lo que éramos muy sensibles a
no provocar ningún dolor innecesario.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">El punto de inflexión,
que nos sucedió a muchos, ocurrió a los treinta años del accidente. Entre otras
cosas, ese año 2002 colgamos la página web Viven. Coincide también que fue en
esa época cuando comencé a vislumbrar más claramente ese proceso que fui
haciendo muy lentamente, a lo largo de los años y de las décadas.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Cuando empecé a leer
los correos electrónicos que nos llegaban todos los días a la página web,
descubrí algo que no imaginaba: la necesidad que mucha gente tiene de conocer
este tipo de experiencia. Entonces me dije: «Por algo pasé por esto. Si lo que
digo le sirve a alguien, lo mínimo que puedo hacer si me salvé, es hablar a
quien me lo pide. Esta historia no me pertenece».<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Hace un tiempo cumplí
sesenta años, tengo tres hijos, una casada y dos solteros. El tiempo corre de
prisa y entré en una nueva etapa de mi vida. Creo que de aquí hasta que me
muera me voy a dedicar a los Andes, que es una eterna búsqueda. ¿Fue lo más
importante que me sucedió? No lo sé. Pero quiero devolver en parte lo que la
vida me dio. Para mantener esa armonía básica en la montaña, lo fundamental era
el buen funcionamiento del grupo. Nosotros, los mayores, incluyendo a mis dos primos,
tuvimos una responsabilidad especial, no sólo por la edad sino también por la
formación, ese orden estricto que siempre nos habían inculcado nuestras
familias alemanas. Paralelamente, nos ganábamos la confianza de los otros por
lo que hacíamos, por cómo lo hacíamos, porque jamás hubo arbitrariedades y
porque nada se hacía por imposición. Esas fueron nuestras consignas.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Yo guardaba todos los
cigarrillos, pero no los escondía en una caja fuerte. Cualquiera podía ir y
tomar los que quisiera, sin esperar el reparto diario, porque estaban a la
vista de todos. Pero todos esperaban. Exactamente lo mismo sucedió con los
cadáveres. Cualquiera podría haber dicho: voy a cortar y comer toda la carne
que quiera. Pero nunca ocurrió. Se esperaba que nosotros cortáramos y
administráramos las raciones. Hubo hechos claves que fueron consolidando la
formación del grupo. Cuando aparece la radio portátil Spika, que era un poco
más grande que una cajilla de cigarrillos, la repararon Roy Harley y Gustavo
Nicolich. Le instalaron una antena con un alambre de cobre del circuito
eléctrico del avión y lograron que funcionara. Pero la primera vez que
sintonizan una emisora, escuchan una desgracia: «Hoy se suspende la búsqueda
del avión uruguayo». <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Esa fue la primera
noticia que recibimos del mundo exterior a través de ese aparato minúsculo, al
décimo día en la montaña. Ahí vino el desplome. Tras diez días de búsqueda, el
Servicio Aéreo de Rescate chileno nos dio por muertos: al fin y al cabo, de los
cuarenta y cinco accidentes aéreos ocurridos en la cordillera hasta entonces, y
de los treinta y cuatro en los Andes chilenos, jamás hubo sobrevivientes. Para
mí ese fue uno de los momentos cruciales de la odisea, porque nosotros habíamos
resuelto comer los cuerpos mucho antes de ese día, pero no todos estaban de
acuerdo. Yo estaba convencido de que los aviones del rescate no nos habían
visto, pero para la mayoría del grupo, al pensar así, yo era un negativo y un
pesimista. Después de la noticia de la radio, me transformé en un realista, un
visionario. Pero además había muchos que, hasta que no se convencieran de que
no había la más remota posibilidad de rescate, no iban a probar un trocito de
carne humana. Si tú estás en un espacio tan reducido, de seis metros y medio de
largo por tres de ancho, y tienes a tu lado el rostro del otro que te condena
con la mirada porque has violado una norma sagrada, el ambiente se torna
extremadamente tenso, al borde de un estallido. Cuando escuchamos la noticia en
la radio, todos hicimos el pacto de entrega mutua, y todos tuvimos la necesidad
de romper el tabú, como un doloroso ritual de iniciación. Entonces, gracias a
esa radio diminuta, el grupo empezó a funcionar de otra manera. Porque cuando
todos comenzamos a comer los cuerpos, el grupo se consolidó, porque reflexionamos
que si a la gente de la sociedad convencional no le gustaba nuestra actitud,
¡pues paciencia! Nos dejaron solitos en la montaña y nos obligaron a inventar
formas para sobrevivir. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Todo esto implica un
crecimiento personal, pero no es gradual sino a palazos. Cuando estás tan
jugado, tan entregado, pierdes la capacidad de guardar secretos. En la
civilización tú siempre escondes algo, alguna debilidad que no quieres
compartir, incluso con la persona a la que le tienes más confianza. En la
montaña no me reservaba nada, metía todo mi ser en el otro, y él metía todo
adentro de mí, de modo que terminábamos siendo un solo organismo. Hasta
físicamente, el hecho de vivir abrazados unos con los otros en un espacio tan
reducido para no congelarnos te da una conexión diferente. Eso era el grupo,
una sola persona fraccionada en muchas más. Amalia siempre dijo que los
sobrevivientes, juntos, nos aislamos en una suerte de cápsula donde nadie puede
entrar. Tal vez se viera así desde el exterior. Para nosotros era tan simple
como decir: tú y sólo tú sabes exactamente lo que ocurrió. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">El grupo funcionó con
tanta generosidad, con los afectos tan a flor de piel, que si tú veías que uno
se caía, indefectiblemente te aproximabas, te sentabas a su lado, y comenzabas
a hablarle, para que, juntos, volvieran a recuperar la esperanza.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Claro que a veces nos
quebrábamos. Cuando murió el Vasco Echavarren, pensé: «Si él murió, nos vamos a
morir todos», porque el Vasco siempre fue positivo, nunca tuvo una caída a
pesar de ser el más lastimado de todos. El músculo de la pantorrilla se había
desgarrado del hueso, yéndose hacia adelante. Luego se le gangrenó. Los demás
iban aflojando, no querían pelear más, pero él los incitaba a seguir luchando,
con las dos piernas con gangrena.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Durmiendo en la hamaca
allá arriba, solo, con un frío indescriptible, sin quejarse, animaba a los
sanos, diciendo: «Vamos a salir de acá, quédense tranquilos». ¿Cómo pudo
ocurrir? No tiene lógica. Él se estaba muriendo. Lo pienso ahora y me pregunto:
¿qué hacía el Vasco ahí arriba? ¿Por qué ese moribundo estaba actuando como la
voz salvadora de nuestras conciencias? <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Cuando regresé a
Montevideo hablé con los padres del Vasco para contarles esta historia. Poco
después, su padre fue a buscar su cuerpo a la
montaña. Su madre Sara ha dicho: «Lo peor no es perder un hijo; lo peor
sería no haber tenido la dicha de tenerlo durante los diecinueve años que lo tuvimos».<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">El día 22 de diciembre,
como todas esas mañanas, había salido antes del amanecer con Eduardo Strauch a
sintonizar la radio minúscula, con la esperanza de escuchar alguna noticia de
la travesía de Nando y Roberto. El momento era muy preocupante, porque ya
habían transcurrido diez días. De pronto, mi cuerpo se estremece cuando escucho
que habían aparecido dos uruguayos que venían de un avión que había caído en
las montañas. Con Eduardo evaluamos de inmediato si podría haber otro avión,
otros dos uruguayos, otras montañas, pero como no hacían más que repetir esa
sola frase, consideramos que todavía no era prudente dar la noticia a los que todavía
dormitaban en el fuselaje. Otra frustración, a esa altura, podría ser fatal.
Hasta que de repente ocurre otra de esas coincidencias inverosímiles e inexplicables.
Tras la noticia, buscando afanosamente la confirmación en otra emisora,
sintonizamos una radio donde están emitiendo el «Ave María» de Charles Gounod.
No sé por qué apareció ese «Ave María» en ese preciso momento en la radio que
lograba sintonizar tan pocas frecuencias, interrumpidas por la estática, pero
Eduardo lo interpretó, sin ningún margen de dudas: eran Nando y Roberto los dos
uruguayos que habían arribado a la vida. En ese momento apareció Álvaro Mangino
y le dijimos lo que sucedía, y de allí a contarlo a los del avión fue todo uno.
El fuselaje explotó en llantos.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: center;"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgbOgexxCsySGLXCTFoXXM0QqaxnhQy7PyQlfyV-V-abHmQnU6c3DaQnCIcH3VAgmI89PvbqpAJspS2pa3qUJd8Z3LMQ1COEvFtJsZmL7odEyMwytARnH5A3AlggxqixkbflPJpJdc2wmsMQVREDfPRHBm-tykevCrKMNHNYE6TxtLFCErgQXr7zuQ-G-1q/s480/256700.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="480" data-original-width="420" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgbOgexxCsySGLXCTFoXXM0QqaxnhQy7PyQlfyV-V-abHmQnU6c3DaQnCIcH3VAgmI89PvbqpAJspS2pa3qUJd8Z3LMQ1COEvFtJsZmL7odEyMwytARnH5A3AlggxqixkbflPJpJdc2wmsMQVREDfPRHBm-tykevCrKMNHNYE6TxtLFCErgQXr7zuQ-G-1q/s320/256700.jpg" width="280" /></a></div><p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Esa radiecita… ¡cuánto
nos hizo sufrir y cómo nos devolvió el alma al cuerpo! Después de la terrible
noticia de que nos habían abandonado, la radio quedó olvidada, nadie tenía
interés en escuchar ese pedazo de plástico de mal agüero. Luego vino el alud,
cuando la nieve la cubrió y la radio desapareció.<o:p></o:p></span></p><div style="text-align: justify;">
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">A los veinte días,
sacando restos de nieve del interior del avión, reaparece la radio. La llevo
afuera, al sol, la abro y la pongo a secar sobre el fuselaje. Y a pesar de
haber estado bajo nieve durante tanto tiempo, volvió a funcionar: ¡ni siquiera
las pilas se habían arruinado! Como teníamos apenas esas dos pilas, había que
cuidarlas como al oro, y por eso escuchábamos sólo en los momentos
imprescindibles, que era el informativo de las siete y media de la mañana hasta
las ocho menos diez, en la radio uruguaya El Espectador, que lográbamos
sintonizar. Se convirtió en una rutina dolorosa pero necesaria, salir antes del
sol, con el viento gélido de la montaña, alejado del avión, generalmente solo,
con la radio contra el oído, esperando la voz salvadora que nunca llegaba.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Después de confirmar la
noticia de la llegada de Nando y Roberto, planteamos limpiar la desprolijidad
del entorno, todo ese hueserío, los cuerpos desmembrados y los esqueletos que
había alrededor. Pero nos dimos cuenta de que era imposible, el desorden era
demasiado grande y nos faltaba energía para cubrir o esconder todo lo que
había. Y además, ¿por qué teníamos que esconderlo?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Cuando llegamos a Los
Maitenes, fue el encuentro de dos mundos, los abandonados de la montaña, vivos
y muertos, y la sociedad del llano. Después llegamos a Santiago, al hotel
Sheraton San Cristóbal, y los dos mundos continuaron chocándose. Recuerdo que
llegó mi íntimo amigo, Miguel Shaw, hermano de Daniel, que había ido a buscar a
su hermano, porque cuando escuchó la noticia pensó que tal vez Daniel se había
salvado. Entonces ahí, tan próximo a la alegría, uno se empieza a dar cuenta de
que lo que yo estaba festejando, los otros lo estaban llorando. La fiesta que
se vivía en ese hotel tenía su contracara en el velorio que en ese mismo
instante se vivía en un hotel cercano, el Carrera.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Después de toda esa
batahola en el aeropuerto de Montevideo, mis padres querían preservarme, y sólo
permitían que vinieran a casa la familia, mi novia y algunos amigos. El 25 de
diciembre, mientras tomaba mate con un amigo en casa, comenzaron a llegar
periodistas, que me habían dado respiro el día anterior, el de mi llegada, pero
que consideraban que ahora la tregua había terminado.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Uno de los que vino,
Néber Araújo, un famoso periodista uruguayo, me pidió con muy buenos modos si
podía hacer su programa televisivo en directo desde mi casa, y ya que todo se
había descontrolado, lo acepté. Vino a casa y en los cortes nos poníamos a
conversar sobre lo que hablaríamos en el próximo bloque. En uno de los cortes,
uno de los tantos periodistas que estaba escuchando estira el brazo con un
télex, lo leo, y mi padre, que estaba enfrente, mirando, repara en la expresión
de mi rostro y me pide el papel.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Cuando lo lee, agarra
al periodista del cuello, fuera de sí, insultándolo, arrastrándolo fuera de la
casa. De inmediato me pongo de pie, lo detengo y le digo: «Papá, es verdad, nos
alimentamos con los cuerpos». Mi padre había quedado conmocionado. Casi todos
los padres priorizaron tanto el hecho de que nos hubiéramos salvado, que ni
siquiera se pusieron a pensar cómo lo habíamos logrado, cómo habíamos vivido en
medio de lo inorgánico, sin comida, durante setenta y un días. Para ellos la
alegría de vernos era tan intensa que opacó cualquier reflexión. En ese momento
papá se puso a llorar, le pidió disculpas al periodista al que había zamarreado
y vino a abrazarme, porque se percató de la real magnitud de la tragedia por la
que había pasado.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Toda esa llegada a la
sociedad fue, para mí, un proceso muy lento. Al principio me molestaba el
ruido, la ciudad, los autos. No entendía por qué me hablaban a los gritos,
cuando en la montaña nos entendíamos perfectamente comunicándonos en susurros.
Cuando un grupo de personas en mi casa me hablaba al mismo tiempo, sentía que
me mareaba, que me cansaba, que no lograba concentrarme en tantas ideas a la
vez. Había mantenido la cordura en la montaña desierta y sentí que me iba a
enloquecer en la sociedad. Entonces dije basta, me voy, y volví a la paz del campo,
solo, a iniciar un largo proceso que duró treinta años. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Nunca quise regresar a
la montaña. Si vuelvo será a través de mis cenizas, cuando muera, que tal vez
deban reposar en los Andes. De las imágenes que me han acompañado durante todo
este tiempo, en una de ellas, el día del rescate, el 22 de diciembre, la mayor
felicidad se mezcla con el dolor más intenso. Inmediatamente después de Los
Maitenes, me llevan al pueblo de San Fernando, antes de trasladarme al
hospital. Cuando bajo del helicóptero, en un campo militar, distingo a la
distancia a los padres de Roy Harley y de Gustavo Nicolich. El padre de Gustavo
Nicolich estaba convencido de que su hijo se había salvado. Hubo una confusión
con la lista, y donde decía «Gustavo», por Gustavo Zerbino, interpretaron que
era por Gustavo Nicolich. Cuando me ve, avanza hacia mí, yo titubeo con la mirada
pero no dejo de caminar hacia él. Cuando está a dos pasos me pregunta, muy
ansioso, con un gesto en el rostro que es como si lo estuviera viendo y
escuchando en este instante: «Daniel, ¿en qué helicóptero viene mi hijo?», y yo
le respondí sin vacilar, con la forma dura y cortante con que hablábamos en la
montaña: «Gustavo no viene». «¿Cómo que no viene?», me vuelve a preguntar, con
una sombra de angustia en los ojos, y yo le repito: «No, no viene». Así, con
esas tres palabras, Nicolich se enteró de que su hijo había muerto por segunda
vez, porque Gustavo se le murió en el accidente, resucitó y se le volvió a
morir en ese momento.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><iframe allowfullscreen="" class="BLOG_video_class" height="266" src="https://www.youtube.com/embed/sujX-3Bm968" width="320" youtube-src-id="sujX-3Bm968"></iframe></div><br /><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span><p></p></div><p style="text-align: justify;">
<br /></p><div style="text-align: center;"><br /></div><p></p>Valmore Muñoz Arteagahttp://www.blogger.com/profile/08013857335920589076noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8115935261621637642.post-58392097184667458912024-02-04T13:51:00.000-08:002024-02-04T13:52:28.024-08:00Escuela, salario y dignidad<p style="text-align: right;"> Por Valmore Muñoz Arteaga</p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg5yHgqNfX2PKwP57NMBln0KPrrAv5FuplrUSCNtyLIwrUE-02C5h8CiXHc6fJuVGKIvpCcZvcQnNFKqM0FCJbQJLnXPGhPYr_wwwlrEajXIY8qtnaJmw-NKEKpqArFVWLDrgRaxDxnwe5gLEIHAvmDEtorHyD7vp3h0V9s1rUF4ELkYXCLfmigDpQMwb_4/s1200/educacion_educadores_salario.jpg.webp" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="600" data-original-width="1200" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg5yHgqNfX2PKwP57NMBln0KPrrAv5FuplrUSCNtyLIwrUE-02C5h8CiXHc6fJuVGKIvpCcZvcQnNFKqM0FCJbQJLnXPGhPYr_wwwlrEajXIY8qtnaJmw-NKEKpqArFVWLDrgRaxDxnwe5gLEIHAvmDEtorHyD7vp3h0V9s1rUF4ELkYXCLfmigDpQMwb_4/w400-h200/educacion_educadores_salario.jpg.webp" width="400" /></a></div><br /><p style="text-align: justify;"></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Introducción<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Toda mi vida ha girado
en torno a la Educación Católica. Mi bachillerato transcurrió en el Colegio
Javier, mi carrera universitaria se desarrolló en la Universidad Católica
Cecilio Acosta, en la cual me gradué para ejercer la docencia en distintos
colegios de mi ciudad, entre ellos, el propio Colegio Javier y en el Colegio
Antonio Rosmini, del cual fui director dos años, los años de la pandemia. Por
ello, creo que tener argumentos vivenciales muy válidos como para afirmar que
la educación católica está en la obligación de promover la dignidad de la
persona humana. Cualquiera sea la circunstancia, la escuela católica gira en
torno a la idea expuesta en el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Concilio
Vaticano II</i>, según la cual “el hombre es el autor, el centro y el fin de
toda la vida económico-social” (GS 63). <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">En la escuela católica,
cualquiera sea la circunstancia, siempre deberá concebir una posición clara y
firme de una economía humanizada, es decir, “al servicio de la persona”, como
lo expresa, no solo la Constitución <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Gaudium
et Spes</i>, sino la Carta Encíclica <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Populorum
Progressio</i> y el propio <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Catecismo</i>.
La persona se erige en el “quicio natural y primordial” sobre el que gira toda
la organización económica, así lo reconoció Pío XII en la Navidad de 1952.
Palabras firmes que no dan espacio a atajos, giros interpretativos ni
acomodaticios.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">La dignidad de la
persona humana es y será siempre en una institución católica el único parámetro
válido de significación total: de toda su organización social y, por supuesto,
de la organización económica, así se concluye en la Carta Encíclica <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Mater et Magistra</i>. En tal sentido, en
toda institución educativa católica, debe prevalecer la búsqueda infatigable
del bienestar humano y social de sus miembros. Cada decisión que se tome en una
institución católica debe brotar de una conciencia clara sobre el valor supremo
que es el hombre, el hombre en su totalidad, incluido su destino trascendente,
y no solo como ser indigente material.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">El
tema salarial en la institución católica<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Cada realidad es
particular. No todas las escuelas católicas viven una situación similar. Cada
una responde a una realidad que le es propia tanto en sus posibilidades como en
sus limitaciones. Esto es indiscutible. Sin embargo, sea cual sea la realidad
que viva una institución católica, la finalidad económica no puede ser otra que
la de asegurar la permanente satisfacción en bienes y servicios materiales
dirigidos al incremento de las condiciones morales, culturales y religiosas de
sus miembros. Así lo resaltó San Juan XXIII en su alocución a las ACLI en 1959,
asegurando que el conjunto del proceso económico debe ajustarse siempre a las
necesidades de la persona.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Cuando se piensa en
salario, lo que debe prevalecer en todo momento es la persona como punto de
referencia y horizonte último de todo el proceso de la actividad económica.
Todo razonamiento económico debería estar al servicio de la satisfacción de las
necesidades humanas, en este caso, del personal que hace vida en la
institución. Ahora bien, ¿qué son estas necesidades humanas? ¿Cómo
interpretarlas y definirlas? La <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Doctrina
Social de la Iglesia</i> señala que, partiendo de la dignidad de la persona
humana, se configura éticamente el concepto de necesidad que buscará, en todo
momento, cubrir lo elemental y primordial para la subsistencia biológica, entre
las que se incluye, la alimentación, el vestido, la vivienda, la educación y
“la sana restauración de la salud del alma y del cuerpo” (DC 455-456). <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">En <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Casti Connubii</i>, Pío XI señala que al trabajador hay que fijarle una
remuneración que alcance a cubrir el sustento suyo y el de su familia. El trabajo
no puede ser valorado justamente ni remunerado equitativamente si no se tiene
en cuanta su carácter social e individual, señalará en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Quadragesimo Anno</i>. Mucho más clara y precisa, por ello, de alguna
manera, es el documento central de toda la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Doctrina
Social de la Iglesia</i>, resulta la Carta Encíclica <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Rerum Novarum</i> al señalar que “entre los primordiales deberes de los
patronos se destaca el de dar a cada uno lo que sea justo. Cierto es que para
establecer la medida del salario con justicia hay que considerar muchas
razones; pero generalmente tengan presente los ricos y los patronos que oprimir
para su lucro a los necesitados y a los desvalidos y buscar su ganancia en la
pobreza ajena, no lo permiten ni las leyes divinas ni las humanas”.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Ahora bien, también la
Iglesia piensa en las condiciones de la empresa, en este caso, de la escuela.
La Iglesia no es populista ni irresponsable, por ello deja claro que para “fijar
la cuantía del salario deben tenerse en cuanta también las condiciones de la
empresa y del empresario, pues sería injusto exigir unos salarios tan elevados
que, sin la ruina propia y la consiguiente de todos los obreros, la empresa no
podría soportar” (QA 72). Esto está claro y es racionalmente lógico. En tal
sentido, existen otras dinámicas compensatorias que definirán las realidades
particulares. Sin embargo, lo que sí debe prevalecer en todo momento, en la necesidad
de establecer lo que hoy se denomina <i style="mso-bidi-font-style: normal;">salario
emocional</i> y este salario también lo predetermina la dignidad de la persona
humana. No es ético, sino más bien, una vulgaridad criminal y despreciable el
maltrato físico, mental y emocional al cual muchas veces son sometidos los
miembros que conforman la institución: constituye un horrendo abuso.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Nuevamente
la dignidad de la persona humana<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">En la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Audiencia General</i> del pasado miércoles
12 de agosto, Papa Francisco afirmó que la dignidad humana como fundamento de
toda la vida social, además de “inalienable, porque ha sido creada a imagen de
Dios”. Humanamente hablando, muchas veces la soberbia nos termina superando, en
especial cuando se asumen cargos que implican el ejercicio del poder, me ha
ocurrido, más aún cuando no hemos sido preparados correctamente para asumir
dichos cargos. En esos momentos y para ver con claridad cómo brilla la dignidad
del otro, el Papa Francisco pidió al Señor “que nos d ojos atentos a los
hermanos y a las hermanas, especialmente a aquellos que sufren”, reconociendo
la dignidad humana de cada persona, cualquiera sea su raza, lengua, o
condición. "La armonía te lleva a reconocer la dignidad humana, aquella
armonía creada por Dios". <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Recogiendo todo el
espíritu social de la doctrina católica, el Papa pidió durante la Eucaristía
correspondiente al Día de San José Obrero de 2020 que “a nadie le falte el
trabajo y que todos sean justamente remunerados y puedan gozar de la dignidad
del trabajo y la belleza del descanso”. El trabajo humano es la “vocación
recibida de Dios y hace al hombre semejante a Dios” porque con el trabajo “el
hombre es capaz de crear”. Por ello, dijo el Papa, el trabajo da dignidad. Pero
esta dignidad “muchas veces es pisoteada, así como lo han pisoteado en la
historia, incluso hoy hay muchos esclavos, esclavos del trabajo para
sobrevivir: trabajo forzado, mal pagado, con la dignidad pisoteada. Se le quita
la dignidad a la gente. Por ello, cualquier injusticia cometida contra el
trabajador es un atropello a la dignidad humana”.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Recientemente,
Venezuela vio, no sé si con vergüenza, cómo eran tratados sus maestros y
profesores. Reducidos a mendicantes para su señalamiento social. Este espíritu
oscuro no puede formar parte de la vida que transcurre en una institución
católica, sería un contrasentido, sería la negación de una de las enseñanzas
más firmes que ha brindado la Iglesia Católica en su peregrinar por los siglos
XX y XXI. Por eso, uniéndome al ruego de la Papa y al de muchos que claman al
cielo, pido que a nadie le falte el trabajo y que todos sean justamente
remunerados. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Paz y Bien<o:p></o:p></span></p><br /><p></p>Valmore Muñoz Arteagahttp://www.blogger.com/profile/08013857335920589076noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8115935261621637642.post-38572172371535081062024-02-03T13:10:00.000-08:002024-02-03T13:12:37.258-08:00La cuenta regresiva<p style="text-align: right;"> Por José Luis "Coche" Inciarte</p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhegG4V0TrZ8t2aDfF-gyBhniSBvFqwRt2w5VpXjdsh3Bm2qbH1RxcUIb-KzTOBsBnI_MLWH6o9-nkM09QQj6SfLSt8BIKW0o3xkkFBWTQ11-aOVJnUPQk1sX6kV07IvEwThjBck4DKKunjAmcPdC5QhsKCgDebeYJ3njk5XShjYnypmqVVBIJ6HkYppceh/s400/inciarte-before-now.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="200" data-original-width="400" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhegG4V0TrZ8t2aDfF-gyBhniSBvFqwRt2w5VpXjdsh3Bm2qbH1RxcUIb-KzTOBsBnI_MLWH6o9-nkM09QQj6SfLSt8BIKW0o3xkkFBWTQ11-aOVJnUPQk1sX6kV07IvEwThjBck4DKKunjAmcPdC5QhsKCgDebeYJ3njk5XShjYnypmqVVBIJ6HkYppceh/w400-h200/inciarte-before-now.jpg" width="400" /></a></div><br /><p style="text-align: justify;"></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Yo había fijado que me moriría en
la Nochebuena del 24 de diciembre. Setenta y tres días después de haber caído
en la montaña. Quedaba poco tiempo. Y así como había escrito en una libretita
todo lo que iba a hacer si sobrevivía, cuando me di cuenta de que la expedición
final estaba por fracasar, porque tenían comida para diez días, que vencían el
22, me dije: les doy dos días más de plazo y me muero el 24. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Adivinando mi intención, Adolfo
Strauch, que en esa época me cuidaba como una madre, porque yo había dejado de
luchar y me la pasaba tumbado en el fuselaje, dijo que no iba a permitirlo,
¡pero era tan fácil engañarlo y dejarse morir! El hecho de haberme puesto un
plazo me daba, al mismo tiempo, una cierta serenidad. En esos días en el avión
no se hablaba, las mentes se evadían y aquella alegría de todas las mañanas de
experimentar que continuaba respirando languidecía hora a hora. Uno se miraba
en los demás y el otro funcionaba como un espejo. Nos veíamos los ojos
hundidos, la expresión abatida, y en lo más profundo del iris podía leerse el
final. Por eso, si el domingo 24 de diciembre no aparecían nuestros amigos,
diría un adiós solitario, sería una despedida mental, y me dejaría llevar,
lentamente, como en la noche del alud.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">El día 18 inicié el lento proceso
de morirme. Perdí completamente el apetito, la comida me provocaba náuseas, mi
minúscula ración de carne se la regalaba a cualquiera, mientras Adolfo Strauch
me regañaba con la mirada, lo que hacía que me la devolvieran pero, en secreto,
yo volvía a entregarla. </p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Para agravar la situación,
después de la avalancha del domingo 29 de octubre, se me había infectado la
pierna, se había gangrenado, y no pude caminar más. Pasé a depender de los
otros. Y <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>a esa pierna gangrenada la tuve
que operar yo mismo. Estaba en quinto año de Facultad de Agronomía y sentí que
tal vez podía hacerlo mejor que Roberto Canessa —pues, a pesar de todo su
temple, era médico de segundo año de Facultad—, quien me quería abrir el absceso
con el filo del hacha que encontramos en el avión. Pero él ya había hecho
demasiado. Tomé una hojita de afeitar y me hice una incisión, saltó toda la
materia con la gangrena y salvé la pierna, aunque no pude seguir caminando y me
transformé en un inválido.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Durante los días 19 y 20, mi
tránsito hacia la muerte progresaba. Como estaba al borde de la inanición, por
la ausencia de defensas se me formaron forúnculos purulentos en las piernas. Alcancé
a observar la vida a la distancia, me formulé preguntas que nunca me había
hecho, llegué a conclusiones que no sabía y descubrí que la nueva perspectiva
es indeleble, porque me acompaña hasta hoy, treinta y seis años después. Mi
vida se apagaba en forma paralela a cómo imaginaba que se apagaba la esperanza
de nuestra última apuesta: Nando y Roberto en una larga marcha atravesando ese
infinito blanco. Porque con el relato de Tintín, ahora me imaginaba lo que ellos
estaban viendo, ese horizonte de montañas, y por más que sus almas fueran inquebrantables,
sus cuerpos eran falibles y se estaban agotando. Eso en la mejor de las
hipótesis, si todavía continuaban con vida, si antes no habían muerto en una
grieta, congelados, o perdidos <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>en la niebla.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">El jueves 21 ni siquiera podía
incorporarme, mis necesidades me las hacía encima, aunque era lo que menos me
importaba, cuando hacía más de dos meses que no me sacaba los varios pares de
pantalones que usaba. Esa noche, curiosamente, la pasé revalorizando todo.
Había aprendido en esos últimos días de moribundo que la vida había que
merecerla, no se recibía de regalo, y para merecerla había que entregar algo,
fundamentalmente afecto, y vaya si lo habíamos entregado a los amigos vivos y
muertos en todos esos días. Y pensaba todo eso porque me estaba preparando para
morir, estaba cada vez más cerca, a tres días exactos, los contaba por horas.
Todo se había truncado demasiado rápido, pero había valido la pena. ¡Qué ironía
que a la mañana siguiente, el 22, aparecieran las noticias de la llegada de
Nando y de Roberto! <o:p></o:p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEheLNXHHZbvuS6p2B9U7EQD8A1sA5hkzX4lGMc9hUoRPTf47ErK5-uHbZKTlrstQKT6rlOsO-fbhyphenhyphenQmFADgvoEq0yBlZBqH7k1JEvVpci1tXnrkvbqXQ8l8_qfkcqjAcspHM82bfvEMailjzqddNR7nQqbOU_lWvBQxFoYnmw-F6wDZUB8IY0HjRq9neod3/s1200/jose-luis-coche-inciartejpg.webp" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="675" data-original-width="1200" height="225" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEheLNXHHZbvuS6p2B9U7EQD8A1sA5hkzX4lGMc9hUoRPTf47ErK5-uHbZKTlrstQKT6rlOsO-fbhyphenhyphenQmFADgvoEq0yBlZBqH7k1JEvVpci1tXnrkvbqXQ8l8_qfkcqjAcspHM82bfvEMailjzqddNR7nQqbOU_lWvBQxFoYnmw-F6wDZUB8IY0HjRq9neod3/w400-h225/jose-luis-coche-inciartejpg.webp" width="400" /></a></div><br /><div style="text-align: justify;"><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Me emociona tanto recordarlo, que
siempre se me nubla la vista cuando lo pienso, cuando reflexiono que yo les
había dado dos días más de margen para morirme y que al fin llegaron, sorteando
a la lógica, y no me morí. En esa madrugada, abrí los ojos y vi los
resplandores del amanecer helado. Daniel Fernández ya no estaba a mi lado,
porque, como hacía todas esas mañanas, salía en la oscuridad, poco antes del
alba, congelándose, cubriéndose de escarcha, para escuchar esa radio diminuta e
inverosímil que nos conectaba con un mundo en el que nadie creía, a pesar de
que estábamos atentos a lo que decía. Eduardo Strauch y Álvaro Mangino tampoco
estaban en el avión. Cierro los ojos para dejar de ver ese escenario fúnebre
del fuselaje, donde tantos habían pasado de un estado al otro, pero cuando
vuelvo a abrir los párpados surge Daniel Fernández en el borde del avión, con
una expresión en el rostro completamente diferente a la que veíamos todos los días,
al punto que parecía otra persona, los ojos le brillaban, como si hubiera rejuvenecido
diez, veinte años.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Desde mediados de diciembre se
había derretido la nieve que sostenía al avión, el que se mantenía apenas sobre
un pedestal de hielo que no se derretía por la propia sombra del fuselaje, y
por eso estaba elevado. Teníamos que saltar para salir y para subir, a
diferencia de los días anteriores, cuando para salir del fuselaje había que
subir a la nieve. Daniel estaba asomado al avión, con el cuerpo más abajo,
agarrado de los bordes, cuando se pone a gritar como descosido: «¡Aparecieron
Nando y Roberto! ¡Llegaron!». La puta. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Boquiabiertos nos miramos entre
todos. Como figuras enclenques, nos incorporamos, incrédulos, y nos abrazamos,
llorando, pero el avión empezó a balancearse sobre ese frágil pedestal donde se
sostenía, y como estaba en una ladera, pensamos que iba a caer y rodar rumbo al
valle. Entonces permanecimos quietitos, como paralizados, y en silencio nos
encogimos, como si quisiéramos pesar menos de lo que pesábamos, y, gateando,
salimos. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Llegamos al borde y nos tiramos uno
a uno hacia afuera, y ahí sí dimos rienda suelta a una emoción contenida hacía
setenta y un días, nos revolcamos en la nieve, nos besamos entre todos. En
medio del bullicio y del griterío nos pasamos de mano en mano el pomo de pasta
de dientes que quedaba, el que usábamos de postre, y nos lavamos los dientes,
que se habían convertido en unas teclas ennegrecidas que se movían cuando las
tocabas, porque la encía con escorbuto había trepado, y los dientes oscilaban
tanto que parecía que caerían. Nos sangraban las encías pero igual nos
limpiamos, me cambió el gusto en la boca, y lentamente empezó una nueva
metamorfosis.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Sin hablarlo previamente,
comenzamos a actuar como en la sociedad prolija y civilizada e intercambiamos
los sacos para que cada uno tuviera el suyo, su propiedad, y a las nueve de la
mañana yo estaba sentadito en el lado oriental del fuselaje, esperando los
helicópteros, porque en la radio habían anunciado, además de la llegada de
Nando y Roberto, que los helicópteros estaban preparándose para salir en
nuestra búsqueda.</p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Exactamente a las 12:45, de
acuerdo al reloj que conservo hasta hoy, sentimos un sonido que nunca habíamos
escuchado, atrás de la gigantesca pared montañosa, al oeste, pero a causa del
viento inmediatamente desapareció. Se parecía a aquellos primeros días, cuando
todos discutíamos si habíamos escuchado a un avión o si era el viento, o una
avalancha, o si en verdad era ese sonido bendito con el que siempre soñábamos,
las aspas del helicóptero que al fin venía por nosotros. Nos quedamos mirando
al cielo y buscando, buscando, pasaron varios minutos pero nada. ¿Habíamos
alucinado de nuevo? Hasta que alguien gritó «¡Allá vienen!». Miré a la montaña
alta y no vi nada, «Nos estamos enloqueciendo todos juntos», pensé. Pero cuando
giré la cabeza para mirar al que había gritado, que se incorporaba con dificultad,
desde el valle del este, o sea del otro lado, vi que se recortaban dos puntitos
negros, dos puntitos que se movían con respecto a las referencias estáticas de
aquel paisaje monótono que conocíamos de memoria, y que venían en silencio,
pero ¿por qué no hacían ruido?, ¿era otra trampa de nuestras mentes
trastornadas?, hasta que identificamos las formas de los helicópteros, ahora
estaban mucho más cerca y ahí sí rompieron el silencio estrepitosamente con sus
motores, con toda la potencia, sobrevolándonos, y yo veía gente que saludaba,
distinguí a Nando, y ese sonido de los motores fue un himno a la vida que
todavía evoco, y cada vez que lo escucho me pongo a llorar con la misma
intensidad de aquel 22 de diciembre de 1972.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">No sé cómo llegué hasta donde
había bajado uno de los helicópteros y uno de los socorristas que ya estaba
sobre la nieve me tomó como si yo fuera una bolsa y me arrojó adentro del
aparato, que permanecía a una cierta altura, porque no podía posarse debido a
los feroces remolinos de viento y porque la superficie de la montaña era
inclinada. Todo era confuso, no sabía bien qué pasaba, creí que habían subido
todos pero no, no lo habían hecho. Entonces viene esa salida tan difícil porque
el remolino tiraba al helicóptero, y yo me decía «Puta, me voy a morir ahora en
lugar del 24», y de repente recuerdo un gran silencio, después el piloto, el
comandante Carlos García, explica que el aire caliente lo está sacando del
cajón entre las montañas, y yo no entiendo nada de lo que dice y por eso cierro
los ojos por el miedo, como hice la primera noche en la montaña, no sé cuánto
tiempo, mucho, poco, no sé.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Porque cuando abrí los ojos el
paisaje se había coloreado, y predominaba el verde. Pero antes, cuando miraba
hacia abajo y veía el fuselaje cada vez más pequeño, aquellos despojos entre la
nieve donde había dejado tantas cosas, a Dios, el ser humano desnudo en cuerpo,
alma y mente, con lo mucho que había perdido, mis amigos que permanecían ahí,
se me anudó el corazón. Los despojos del avión se empequeñecían segundo a
segundo, dejando a un Coche enclenque arrastrándose a su lado, un muchachito de
veinticuatro años deambulando encorvado por la nieve, buscando el rincón donde
se iba a morir, escondido para que no se lo impidieran. Y hoy, cada vez que
subo a la montaña me formulo las mismas preguntas, las que se afirman con los
años, cuanto más viejo me pongo: «¿Cómo hicieron esos jovencitos para soportarlo?
¿Por qué lo lograron?». Y, fundamentalmente, «¿Para qué lo hicieron?».<o:p></o:p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhHUJmYgPGJn17YzDe0nmR2gDs7-pWFw-C9MNnn3qm1EJ4-Go6l8HSRLF-58CaKrH4DCVNTSO8ZSfAeDaCRlA4-m9ajYNm5X6QgguCzbizQJOAiXDIHidwUUsx1TbqtAQlqUzlkeJd1dL-M0jV7etulH1rVqSg-EmcmE0wEHOlYzqYGik46AVhyfZ5xsxmb/s450/64c285ea7a28b_450.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="253" data-original-width="450" height="225" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhHUJmYgPGJn17YzDe0nmR2gDs7-pWFw-C9MNnn3qm1EJ4-Go6l8HSRLF-58CaKrH4DCVNTSO8ZSfAeDaCRlA4-m9ajYNm5X6QgguCzbizQJOAiXDIHidwUUsx1TbqtAQlqUzlkeJd1dL-M0jV7etulH1rVqSg-EmcmE0wEHOlYzqYGik46AVhyfZ5xsxmb/w400-h225/64c285ea7a28b_450.jpg" width="400" /></a></div><br /><p class="MsoNormal">Después de parar en el valle
perdido de Los Maitenes, me vuelven a subir al helicóptero y me llevan al
hospital San Juan de Dios, en el poblado más próximo, San Fernando. Cuando me
bajan, me quitan la ropa, con toda la mugre que tenía, me cubren con una manta
y, cuando me llevan a la habitación número uno, yo alcanzo a verme en el
reflejo de un vidrio, un esqueleto con vida, un espectro sucio que se mueve,
pensé. Luego llegó un médico para atenderme el pie, y en medio de la
conversación, mientras yo no cesaba de expresarle lo deslumbrante que me
resultaba ese lugar, como al descuido me preguntó, mientras me curaba, qué fue
lo último que había comido, la pregunta clásica de los médicos, como si yo
hubiera ido a la consulta con hora marcada, en una clínica de Montevideo. Le
respondí, con la mayor naturalidad: «Carne humana». Él siguió curándome el pie
como si nada, no advertí el más mínimo cambio en su actitud, ni en el
movimiento de sus manos que ahora me vendaban. Pero más tarde me enteré de que
después de haberme escuchado, no supo más lo que estaba haciendo, le fue
imposible concentrarse, simplemente movía las manos con el desinfectante para
un lado y para el otro, pero su cerebro estaba volando lejos de aquella
habitación y de aquel esqueleto barbudo que, alucinando, no hacía más que
alabar los colores de las paredes, la armonía con que había sido construida esa
cama vulgar de hospital.<o:p></o:p></p></div><p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Minutos después, entró un cura
muy flaco y muy jovencito: «Soy Andrés Rojas», se presentó. Apenas lo vi
entrar, me incorporé en la cama, lo abracé y brotó un torrente de palabras de
mi boca, contándole todo, mientras él intentaba serenarme. Cuando quiso darme
la comunión, le pedí que antes me confesara, pero me respondió en una forma muy
madura: «Te has confesado desde que entré». Cuando recibí a Dios a través de la
hostia, sentí claramente que ya lo tenía adentro, que ya vivía en mí, porque ya
sabía que ese Dios o ese espíritu superior existe y pertenece a todos los
hombres, porque así se me había revelado en mi vida de moribundo.</p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">El sábado 23 de diciembre dejé
San Fernando rumbo al hospital Posta Central, en el corazón de Santiago, en una
ambulancia que demoró dos horas en llegar. Me acompañaba mi hermano, que cuando
me vio por primera vez, unas horas antes, me abrazó y permaneció en silencio,
porque no le brotaban las palabras. En la ambulancia yo viajaba acostado en la
camilla y mi hermano venía sentado junto a mí. Después de aquella emoción muda
del encuentro, entablamos una conversación muy tierna, mientras la ambulancia avanzaba
por la ruta. Mi hermano me hacía preguntas sobre detalles, algún nombre, alguna
anécdota, y yo le respondía, y luego yo le formulaba preguntas sobre
Montevideo, fundamentalmente preguntas sobre la familia y mi novia Soledad,
porque salvo a él, todavía no había visto a ningún otro de mis allegados. Hasta
que en un determinado momento, como al pasar, me pregunta: «Che, ¿y cómo
vivieron?, ¿de qué se alimentaban?». Lo preguntó con mucha espontaneidad, como
si recién se le ocurriera que le faltaba esa información, porque antes estaba
lo otro, si me dolía la pierna, cómo era el frío, cómo fue el accidente del
avión, cómo me sentía. Ante esta nueva pregunta le dije la verdad, en el estilo
directo con que nos estábamos comunicando, «de carne humana». «Ah, sí, claro»,
respondió él, y permaneció en silencio, tanto que yo me incorporé para mirarlo,
y me di cuenta de que se estaba descomponiendo. Cuando advierto que está blanco
como una hoja, le pregunto: «¿Te sientes mal?». «Sí, estoy mareado, se me ha descompuesto
el estómago», responde, y me di cuenta de que se iba a desmayar. Entonces me
levanté de la camilla y lo acosté a él en mi lugar. Así llegamos a Santiago, y
cuando los enfermeros del hospital Posta Central abrieron la puerta de la
ambulancia, vieron a un muchacho muy pálido acostado, con los ojos cerrados, y
a otro muchacho, excesivamente flaco, con los labios resquebrajados y una barba
muy larga, a su lado, consolándolo y tomándole la mano, y entonces se miraron
perplejos porque no sabían a cuál debían colocar en la camilla para trasladarlo
de urgencia al Centro de Tratamiento Intensivo, como estaba indicado en las
especificaciones del médico que viajaba en la cabina: ¿al barbudo esquelético o
al semidesmayado? Levanté un dedo y entendieron que era yo, y así fui a parar al
CTI, donde me reencontré con Roy Harley, Álvaro Mangino y Javier Methol.
Juntos, una vez más, pasamos la noche en una cápsula, mejor equipada que el CTI
improvisado del fuselaje.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Incluso en ese lugar extraño,
conectado a los monitores, con los sonidos asincrónicos y esas rayitas verdes
que se dibujan en la pantalla, me pareció ver, entre todas las lucecitas que
permanecen encendidas, esa estrella que me acompañó durante las noches en el
avión, con mi madre y mi novia Soledad en el pensamiento. Eso ocurría cuando
uno dormía del lado derecho del fuselaje y veía a través de las siete
ventanillas ovaladas del avión que estaban más altas, en el lado izquierdo. Era
una estrella muy brillante que tardaba aproximadamente una hora en pasar de una
ventanilla a la otra. Lo mismo ocurría cuando había luna llena, y yo pensaba en
mi barrio querido de Punta Gorda, en Montevideo, próximo a Carrasco, porque
sabía que mi madre estaba observando esa misma estrella al oeste y esa misma
luna. Eran en esos momentos cuando me comunicaba con ella, diciéndole: «Estoy vivo,
mamá, resiste», el único mensaje que quería transmitirle. Poco después mi madre
me lo contó: «De noche salía a caminar, iba hasta el extremo de Punta Gorda,
por la rambla, frente al mar, y veía la luna y una estrella muy brillante
pensando en ti».<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">En esa nochecita del sábado 23 de
diciembre en el CTI, cuando entró mi madre, nos miraba a los cuatro internados,
pero como estábamos tan parecidos, no terminaba de reconocerme, no se convencía
de que fuera yo. Hasta que la tuve que llamar haciendo gestos con la mano, y
ahí fue un contacto difícil de expresar, el contacto físico de una ilusión
remota que se tornaba realidad.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Mi novia Soledad y mi madre
siempre creyeron que estaba vivo. Incluso Soledad me visualizaba con nitidez,
me veía muy delgado, con colgajos y medallitas en el cuello. Un día antes, en
el hospital de San Fernando, una monja entró a mi habitación y, sin consultar,
me colgó piolas con medallitas del cuello, que yo no me quité. Cuando mi madre
al fin me reconoció en el CTI, con aquel aspecto esquelético y el cuello
cubierto de medallitas, quedó muy impresionada, porque era exactamente así como
Soledad me había imaginado. Entonces me dijo esa frase que tanto me conmueve:
«Te parí dos veces, hijo, sólo que esta vez sufrí y me alegré mucho más que la
primera». </p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">En la noche que llegué a
Montevideo, mi madre le pidió a mi hermano, con quien yo compartía el
dormitorio, que se cambiara de habitación, y se acostó ella en la cama de al
lado. De noche yo no podía conciliar el sueño, porque estaba acostumbrado a no
dormir sino apenas a dormitar en el fuselaje, para no congelarme y por la
incomodidad insoportable. Entonces hacía tiempo fumando tabaco de hoja,
mientras mi madre me observaba en la oscuridad. A ciegas, iluminado apenas por
la brasa del cigarrillo, yo hacía dibujos al carbón sobre un manojo de papeles
que había colocado a mi lado.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">No sabía lo que quería dibujar,
pero no podía dejar de hacerlo. Lo que surgían eran todas escenas de la
montaña. Hasta que cuatro días después, el 1.º de enero, en una sola noche de
insomnio y trabajo frenético hice toda la secuencia de la montaña, dibujos que
todavía conservo, que culminan con la llegada de los helicópteros.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Cuando permanecimos sepultados
bajo la nieve durante tres días después del alud, se creó un antes y un
después, separando dos historias diferentes. Cuando al fin salimos, el paisaje
era otro, la gente era otra. Salimos ocho menos, pero salió uno más, y ese «más
uno» inmaterial nos advirtió que se terminaban definitivamente las mezquindades
de la sociedad «civilizada», entre comillas. Fue ahí cuando entré en un
contacto mucho más estrecho con una fuerza superior. No me hizo más cristiano
ni menos cristiano, simplemente mucho más creyente en un mismo Dios para todos,
que se expresa a través del hombre, en el altar de la naturaleza. Es fácil no
creer desde el llano: es imposible no creer cuando estás a solas con la
montaña. <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
</p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Hubo una mutación, porque todo lo
que hicimos a partir del alud fue apropiado para llegar a la meta de volver a
casa. Fue inteligente cómo nos organizamos, fue adecuado cómo nos contuvimos
mutuamente para no enloquecer. La idea de los expedicionarios fue una decisión
muy sabia que no tuvo dueño. Sabíamos que Nando quería salir, pues a ese hay
que cuidarlo, pensábamos. Él elige a Canessa y a Vizintín. No se me ocurre un
equipo más adecuado. Pero ese proyecto es del grupo. ¿Quién decidió? Todos. El
«más uno» que salió del alud nos hizo más perspicaces, nos señaló desde
nuestras mentes cómo había que hacer las cosas y a los expedicionarios los
llevó de la mano para que pudieran atravesar la cordillera. Se me podrá decir:
«Esas son suposiciones, Coche». Pues que cada cual analice y evalúe los hechos
y verá si no llega a las mismas conclusiones. Yo veo otra huella junto a los expedicionarios
cuando hacen la última travesía. Sé que los hechos indican algo diferente, que
es la hazaña del hombre solo, pero en mi mente yo diviso esa huella. Y todavía
Nando sube al helicóptero y nos encuentra, en medio de la nada distingue el
valle y esas rocas que uno las tenía grabadas en la mente. ¿El «más uno» no viajaba en ese helicóptero? Todo
el equipo funcionó como un organismo nuevo y muy eficaz. Los tres primos
Strauch, que por su parentesco tenían una cohesión de clan dentro del grupo, se
transformaron en un referente que tranquilizaba, que coordinaba, cuidándonos a
todos por igual. Pero todos fueron, en su medida, fundamentales. Los quebrados
fundían agua, otros cortaban carne, otros planificaban. Fuimos costureras del
saco de dormir, fuimos madres, padres, enfermeros. Creo que mi rol fue el de
contención psicológica: con una pierna lastimada, era lo que podía hacer,
contener a los otros, para poder resistir hasta mañana. En Alcohólicos Anónimos
dicen: «Hoy por hoy no bebo, mañana veo», una fórmula que te repites todos los
días. Fui a varias reuniones de Alcohólicos Anónimos porque estaba bebiendo
demasiado y decía eso mismo, «Por hoy no tomo». Por eso en la montaña separamos
las balas del revólver del piloto, por hoy no hago ninguna locura, veremos si
mañana amanecemos vivos.<o:p></o:p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh0C4IyHGxuecG5MN2za7YdKUZ2aRRRZKJRNdZ4Ggl4le-deXMls5riZkVLbvUyk3g4yoEeAd6XYbCq1ZRkI7EQT2Qd_pRunacygwF3K8K9i3HedHLBJ0l5KMPoEsjYB_goiqYlqaymQWLKmVTQQU3Jl4ZZ_ssGuzxcPjeDbC6LECvK_g5Sr7kZ1Fy_AGlv/s640/142511_viven2.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="315" data-original-width="640" height="198" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh0C4IyHGxuecG5MN2za7YdKUZ2aRRRZKJRNdZ4Ggl4le-deXMls5riZkVLbvUyk3g4yoEeAd6XYbCq1ZRkI7EQT2Qd_pRunacygwF3K8K9i3HedHLBJ0l5KMPoEsjYB_goiqYlqaymQWLKmVTQQU3Jl4ZZ_ssGuzxcPjeDbC6LECvK_g5Sr7kZ1Fy_AGlv/w400-h198/142511_viven2.jpg" width="400" /></a></div><br /><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">En una libretita apunté todo lo
que quería hacer si salía vivo. Le pedía a Dios que me enseñara a llenar ese
hueco inmenso que se nos había abierto, un hueco metafísico que no puede
llenarse con banalidades ni con conquistas materiales. Allá arriba, en la
miseria más absoluta, hallé la respuesta, encontré cómo llenarlo, y anotaba lo
que iba a hacer si sobrevivía, cómo iba a llenar ese hueco sin caer en las
tentaciones fáciles y fútiles de la sociedad convencional. En estos años que me
tocó vivir, creo que he cumplido con algunos de los deberes con los que me
comprometí, lo que tengo escrito en esa libretita que guardo siempre a mi lado,
porque me impide, hasta hoy, que pierda el rumbo. Es la brújula abollada que
teníamos en la montaña. </p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Cuando salí, a los ocho meses me
casé; lo hubiera hecho al mes siguiente, porque estaba en el primer lugar de la
lista, pero no me hallaba en condiciones físicas, había perdido la mitad de mi
peso, y, por prescripción médica, necesité ocho meses para recuperarme. Al año
nació mi primer hijo, lo segundo en la lista, que me trajo uno de los momentos
más vibrantes que he tenido en mi vida. Y después otra hija, y luego el
tercero, y con ellos crecidos, criados, y con muchas otras cosas que me había
impuesto, pude poner la palabra «fin» a la última hoja de esa libretita que
llené con la letra trémula por el frío y el miedo, en el fuselaje del F571.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">En la cordillera pedía media hora
para volver con mi familia, con mi novia, y contarles estas novedades que había
aprendido, porque me parecían demasiado trascendentes como para que murieran
conmigo. Media hora me alcanzaba para mostrarles mi descubrimiento: que el amor
no se divide sino que se agiganta. Pero no me dieron esos minutos que pedía, al
final tuve treinta y seis años para contarlo.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Cuando regresamos a Montevideo,
en los primeros tiempos me costó mucho vivir con el tema de haber comido los
cuerpos de los amigos muertos, porque al tabú uno lo tiene adentro, agazapado,
aunque crea que lo ha superado y resuelto. Y si bien la sociedad no te lo
recuerda constantemente, indirectamente te lo señala. Si por un lado fue una
íntima comunión entre los hombres, una amorosa entrega para que los otros
siguieran viviendo, en términos prácticos allá arriba debíamos cortar y comer
todo, y esa imagen es demasiado violenta. En mis conferencias sobre los Andes
siempre me preguntan qué partes comíamos, y respondo: todo. A veces
embromábamos: «Tú no te mueras porque estás demasiado flaco y huesudo». Y en
diciembre llegábamos a hacer apuestas de humor negro, sobre quién se moría
primero, y yo lo puedo contar porque era uno de los candidatos preferidos, con
mi estampa cadavérica. Incluso me enteré de que en un momento lideraba las apuestas,
era el «favorito», como en el turf, aunque no me importó. «Si ganan conmigo les
serviré de poco», bromeaba con mis amigos, señalando mi costillar sin carne.
Pero al otro que «competía» no le gustó y les pidió que no jugaran más de esa
manera, y de inmediato se terminaron las apuestas. Igual ninguno hubiera ganado
porque los dos sobrevivimos.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Hasta el año 2002, viví en
silencio, con el dolor y los recuerdos. Pero los treinta años del accidente
fueron un punto de inflexión, porque me di cuenta de que lo que no se dice
provoca dolor, y que hablar, cura. Creía que me haría bien relatar mi verdad,
pero jamás sospeché que les haría bien a otros escucharla. Es una forma de
medir el tiempo: setenta y un días es mucho para pasarla tan mal y treinta años
es demasiado para mantener el sufrimiento escondido.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
</p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Hace pocos años retomé la
pintura, después de aquellos dibujos que empecé a bocetar en la noche del 28 de
diciembre de 1972, con mi madre observando en la penumbra, cómo su hijo, con
una brasa de cigarrillo moviéndose de la boca a la mano izquierda, dibujaba con
frenesí, buscando algo que no podía encontrar. Los motivos que pinto son
variados, pero inconscientemente, sin proponérmelo, siempre vuelvo a recrear
una misma escena: un grupo de muchachos con los brazos extendidos, en la
montaña helada, con dos helicópteros que llegan desde el valle. Los pinto, los
vuelvo a pintar, pero lo más curioso es que cada vez que cuento a los
muchachos, que nunca sé si están recibiendo a los helicópteros cuando llegan o
los están despidiendo cuando se van, los cuento y los vuelvo a contar y, con
lágrimas en los ojos, siempre descubro que son más de dieciséis.</p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><iframe allowfullscreen="" class="BLOG_video_class" height="266" src="https://www.youtube.com/embed/sujX-3Bm968" width="320" youtube-src-id="sujX-3Bm968"></iframe></div><br /><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /></p><div style="text-align: justify;"><br /></div>Valmore Muñoz Arteagahttp://www.blogger.com/profile/08013857335920589076noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8115935261621637642.post-58146087478723031702024-02-02T18:20:00.000-08:002024-02-02T18:20:30.795-08:00Abandonados<p style="text-align: right;"> Por Roberto Canessa</p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjQOnax39m5A6vcjWndyJFCc-jCXnToOwM1edjTX81M368-PvYBUO3PHnid8cXAgASEAckykm-iMiiQMRE5KYZ5zEcomtK-QNgKw_sjRJQ4uVJpcbxOS9DRS99QwXpRfPk0dKJzNYwa6Pu9Zj1QIl0WUv8zSEEeW_HY5DkPYHdoLRfvXLTMO3X4RZkb3AYX/s620/twin-620_1600978a.webp" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="444" data-original-width="620" height="286" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjQOnax39m5A6vcjWndyJFCc-jCXnToOwM1edjTX81M368-PvYBUO3PHnid8cXAgASEAckykm-iMiiQMRE5KYZ5zEcomtK-QNgKw_sjRJQ4uVJpcbxOS9DRS99QwXpRfPk0dKJzNYwa6Pu9Zj1QIl0WUv8zSEEeW_HY5DkPYHdoLRfvXLTMO3X4RZkb3AYX/w400-h286/twin-620_1600978a.webp" width="400" /></a></div><br /><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">No sé si hubo algún
científico loco y maldito que dijo: en lugar de poner cobayos, pongamos seres
humanos en el hielo. Que sean jóvenes para que resistan más y no se mueran con
las enfermedades que traen consigo. Quitémosles el oxígeno del aire para que se
tambaleen y alucinen. La mayoría serán universitarios, para ver si se las
pueden ingeniar, para ver cómo se organizan, cómo operan en equipo, cómo
planifican y resuelven creativamente los problemas. Pongamos deportistas, y
veamos si son capaces de resistir setenta y dos días, mientras tres y luego dos
de ellos intentan caminar diez días sorteando el abismo, trepando la montaña
hasta llegar a los valles. Vamos a descubrir en este laboratorio siniestro cómo
se forma la sociedad de la nieve. Para ver hasta dónde resisten, cuánto pueden
soportar. Si resistieron hasta aquí, ateridos de frío, al borde del pánico,
pues agreguemos otra trampa, más cruel todavía, más humillante si se puede,
para que desciendan al fondo mismo de los abismos, y cuanto más hondo, siempre peor.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Lo más perverso de ese
experimento es que puedo decir lo que pensaba ese cobayo sometido a semejante
escarmiento. Yo y los otros quince que sobrevivimos. La prueba es más siniestra
todavía porque podemos observar cómo el cobayo experimenta, por ensayo y error,
cómo se equivoca, cómo encuentra la casilla errada y lleno de esperanzas cree
vislumbrar la salida, cree escuchar los aviones del rescate, pero es un
espejismo. Lo vemos subir al sur y casi muere agotado, casi queda ciego; baja
al este y casi se congela. Que aprendan de sus errores, con la peculiaridad de
que siguen probando, porfiados, no desfallecen, continúan moviéndose, aunque
sea para el lado equivocado.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Sigamos humillándolos,
tensando la cuerda hasta lo impensable. Que primero comiencen a comer los
músculos de los cadáveres y luego se vean obligados a seguir con las vísceras,
hasta que deban abrir los cráneos a hachazos para llegar al interior del
cerebro.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Veamos cuántos van
quedando por el camino, sobre los que se asienta la salida postrera, en la ruta
improvisada del oeste. En la sociedad de la nieve los códigos eran
completamente diferentes a la sociedad de los vivos, donde lo que se apreciaba
no era algo material, sino intangibles como ser todos iguales, pensar en el
grupo, ser fraternos, prodigar afectos o abrigar ilusiones. Por eso lo que más
quiero en la vida es rescatar esa sociedad de la montaña, ese experimento de
comportamiento humano único que funcionó en base a los cinco conceptos más
sencillos que puedo imaginar: equipo, persistencia, afectos, inteligencia y,
sobre todo, esperanzas. Pero para reproducir el modelo debo conocer sus claves,
desentrañar sus misterios. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">No puedo imaginarme
pobreza ni humillación mayor que la que vivimos en la montaña. Pero regresamos
de la muerte y aquí estamos. Pregunten que les contamos. Hay muchos que hoy
están escalando sus cordilleras, y nosotros podemos prestarles los zapatos que
nos ayudaron a salir de la emboscada. Volvimos a la sociedad convencional pero
lo hicimos valorando la vida en una forma diferente, sabiendo que un vaso de
agua puede equivaler a varias horas de ardua tarea para fundir la nieve con los
rayos del sol que se cuelan entre las nubes. Que cualquier trozo de pan viejo
es infinitamente mejor que lo que teníamos que comer en la montaña, que el
colchón más duro y roñoso es muchísimo más mullido que el piso de metal roto y
abollado de un fuselaje congelado. Y que si tengo esos elementos, soy una persona
rica, tengo lo necesario para vivir y el resto depende de mí, porque en
cualquier momento se te cae el avión y entonces te das cuenta de todo lo que
tenías y lo que perdiste. <o:p></o:p></span></p><p style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-VE; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;">El mundo nos pensaba
muertos y tenía fundamentos. Pero íbamos a intentar volver, y si lo lográbamos,
le pediríamos a la sociedad que nos dejara entrar. Y cuando aparecimos entre la
bruma, se sintió culpable o ignorante, porque falló lo que tenía previsto, y
por eso nos acogió y aceptó a regañadientes todo lo que le contamos. Estábamos
abandonados por la sociedad pero sin embargo nuestras familias, con un
empecinamiento irracional, nos buscaban. Yo, por ejemplo, le enviaba mensajes
mentales a mi novia Lauri para que continuara con su vida, para que no
sufriera, para que no creyera que iba a regresar y se liberara de la tristeza
de quererme y quedarse anclada en esa imposibilidad.</span></p><p style="text-align: center;"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg_Un-6hClz5TNz_NxXlQ021OPY0uIc54n5BDTQMt5ue4kDFuZS_WHAjAGz3WNxKNX_Vza-6uiJQvxvPW3Q8uS0s6Ml0ng04kY1TC3HKGIRbC5v-SK5FTT4Re4XEsUWxCyjGQkFKOJ5YDeHuCOSQO-ghahUmCbnAs42N_UBAlbJcof06D32igTl9unrVEE9/s620/12219_620.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="310" data-original-width="620" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg_Un-6hClz5TNz_NxXlQ021OPY0uIc54n5BDTQMt5ue4kDFuZS_WHAjAGz3WNxKNX_Vza-6uiJQvxvPW3Q8uS0s6Ml0ng04kY1TC3HKGIRbC5v-SK5FTT4Re4XEsUWxCyjGQkFKOJ5YDeHuCOSQO-ghahUmCbnAs42N_UBAlbJcof06D32igTl9unrVEE9/w400-h200/12219_620.jpg" width="400" /></a></div><br /><div style="text-align: justify;"><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Mi padre me buscaba
porque sabía que si él se hubiera perdido, yo lo hubiera hecho hasta abajo de
la última piedra, hasta el último día de mi vida. Mi madre me buscaba porque
sabía que estaba vivo, y el padre de Lauri, Luis Surraco, me buscaba para
consolar a su hija, para decirle lo mismo que yo: no llores más, Lauri, rehacé
tu vida, tu novio no existe más que en las fotos y los recuerdos. Cuando mi
padre y Luis vinieron a buscarnos a la montaña, mi novia le dio a su padre un
par de medias de lana muy gruesa, una campera y remedios para el estómago, y le
dijo: «Roberto tiene mucho frío y, con los hierros del avión que chocó contra
la montaña, está haciendo casitas para guarecerse». Porque al igual que mi
madre, siempre estuvo convencida de que estaba vivo, y que estaba aterido de
frío, lo que era verdad; será por eso que durante los setenta y un días de la
montaña usé el pulóver de lana gruesa que ella me había tejido un año antes. Mi
madre, hasta hoy, cuando está conmigo, me sigue con la mirada en mis idas y
venidas, porque no quiere perderme de nuevo. Entonces, ¿qué era lo cierto? ¿La
verdad racional de mi padre y de Luis Surraco o el irracional sentimiento de mi
madre y mi novia? Todo estaba tan trastocado, que lo racional se cruzaba con lo
imposible y a la realidad la superó la utopía.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Como nunca había ocurrido
antes, para la sociedad era imposible que hubiéramos chocado contra la montaña
y siguiéramos vivos, era imposible que pudiéramos soportar el frío, era
imposible atravesar esa muralla de nieve, rocas y hielo y era más imposible
todavía seguir caminando, cuando encontramos, detrás, un sinfín de montañas
blancas, en lugar de los valles verdes que imaginábamos. Era imposible, sí.
Pero la historia de los Andes es una sucesión de quimeras, de situaciones
inadmisibles. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Cuando surge la idea de
alimentarnos con los cadáveres, a mí no me resultó nuevo. La base teórica la
traía de antes, porque había leído sobre metabolismo en Medicina, que era la
carrera que estudiaba. Conocía el ciclo de Krebs, sabía que la proteína se puede
transformar en azúcar y la grasa se puede convertir en proteína, y que podíamos
sobrevivir con una dieta única a base de carne sin caer en la inanición. Y ahí
estaban las proteínas de los cuerpos de los amigos, pero yo no tenía el permiso
de tocarlos, con la desesperación agregada de que no les podía pedir
autorización porque ya estaban muertos. Hasta que encontré la paz para nuestras
conciencias cuando se nos ocurrió decir que, si muero, entrego mi cuerpo para
que los demás lo usen, que mis brazos ayuden y mis piernas caminen y mis
músculos se muevan y formen parte del proyecto de vivir.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Al darme cuenta de que
yo podía formar parte del capital de alimentos para los que estaban vivos, lo
único que me faltaba era cortar el pedazo y tragarlo. Era el momento de pasar a
la acción que se estaba postergando y que todos merodeábamos, y sentí que yo
estaba en el grupo que tenía que ejecutarla, con Adolfo Strauch y Gustavo Zerbino.
Era una carrera de postas, en este momento a mí me tocaba correr y llevar la
antorcha, porque hoy o mañana podría formar parte de los que no podían seguir,
en cuyo caso continuaría, pero en el cuerpo de los otros, como casi me sucedió
en el alud. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Dar ese paso fue
gigantesco, aunque sólo tuvimos que caminar unos pocos metros para llegar a la
parte trasera del fuselaje partido, porque sus consecuencias serían
irreversibles, nunca más seríamos los mismos. Un paso difícil de comprender en
todas sus dimensiones. Empezando por el hecho de abrir la ropa que uno muchas
veces reconocía y hacer un corte imposible en la carne congelada. Un salto al
vacío. Fue una tragedia mayor que el choque del avión, porque cuando el avión
se estrelló, fue una agresión externa, pero cortar los cuerpos fue nuestra
iniciativa. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">En ese momento me sentí
la persona más miserable del mundo y me pregunté qué había hecho de malo para
verme obligado a asumir esa actitud tan humillante. Los que nos observaban
desde el fuselaje compartían con nosotros esa profunda tristeza. Todos
experimentamos ese momento de degradación, comerte a la muerte. Y por eso todos
nos morimos un poco ese día.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Pensé en mi madre, que
poco antes, tras el accidente de otros tres compañeros del colegio que se
habían ahogado al darse vuelta una canoa en el Río de la Plata, frente a la
playa de Carrasco, había asegurado con una gran convicción que ella jamás
podría soportar la pérdida de un hijo, que no podría tolerar la tragedia que
vivían esas tres madres que recorrían en sueños las playas, día y noche,
alumbradas con faroles, esperando el regreso de sus hijos. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">No le podía fallar.
Cada uno de mis compañeros tenía un motivo tan poderoso o más fuerte que el mío
que lo impulsaba a tragar el primer bocado. Dejamos de ser aquellos jóvenes
alegres para transformarnos en esos seres antiguos, jóvenes-viejos,
estigmatizados por la antropofagia, para bajar y seguir bajando hasta descubrir
que el límite no tiene fondo, porque este sólo aparece cuando te mueres.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">A la montaña empezamos
a conocerla, como cuando descubrimos que si el volcán llamado Sosneado, al
este, se cubría de nubes, esa noche habría tempestad y temblaríamos de frío y
de miedo porque la montaña rugiría enloquecida. Aprendimos que los aludes que
veíamos circular aquí y allá no nos alcanzarían, pero estábamos equivocados
porque un alud nos sepultó y todo tuvo que empezar de nuevo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Nos seguimos
precipitando gradualmente en un pozo que no tenía fondo. Porque en las primeras
horas tras el alud tuvimos que alimentarnos con los cuerpos de los que estaban
a nuestro lado. Sabía que si no daba ese paso y no les mostraba a los demás que
ese era el camino, nos paralizaríamos. Sentía que tenía que ir adelante y hacer
cosas que en la vida nunca me hubiera imaginado, sumado al dolor que les
causaría a las familias de los que no volverían. Quizás la medicina me hizo
visualizar la situación como un cirujano, que sabe que al abrir el vientre y
sacar un órgano logra separar lo físico de lo espiritual.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Enterrados en vida
aprendimos a esperar. Como una regresión tan intensa que volvimos a ser
semilla: una vida posible, en subjuntivo, que no sabes si en verdad germinará.
Una vez más las reglas de juego habían cambiado bruscamente, sin consultarnos.
De ser nuestra casa y nuestro cobijo, el fuselaje se transformó en una trampa
mortal que nos acechaba para traicionarnos en cualquier instante.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">En cierto momento pensé
que en esa zona de nadie estábamos tornándonos en bestias salvajes, que estaba
primando nuestra parte animal, la que aniquilaría a la otra. Pero me equivoqué.
Porque si bien es cierto que tuvimos que hacer cosas que ningún animal suele
hacer, como comer a su propia especie, lo hicimos mediante un pacto de sublime
generosidad, esencialmente humano y que me emociona hasta hoy: yo podría ser tu
alimento de mañana. Y en la montaña vi gestos de generosidad y entrega como
jamás volví a ver en mi vida. Y esos gestos, en particular de gente malherida,
que sabía que moriría, te obligan a dar todo de ti, hasta la última gota de tu
sangre.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Cuando regresaba al
fuselaje de las expediciones a la cola del avión y veía lo deteriorados y
desfigurados que estaban los amigos, con los pelos largos e hirsutos, la mugre
acumulada y los rostros tan demacrados, ojerosos, con el hueso de las cejas
salido y las mejillas hundidas, recordaba las ilustraciones de aquel libro de
Charles Dickens, A Tale of Two Cities, donde los niños tenían cara de viejos.
Éramos esqueletos con cuero caminando, con los labios agrietados y secos y un
olor permanente a cementerio.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Conozco los dos grupos
porque al principio yo pertenecía a la comunidad del avión, ayudaba en todo lo
que podía, incluso era el que curaba a los heridos con la colaboración de
Gustavo Zerbino y Diego Storm. Luego pude observar cómo era ese otro mundo
fuera del avión cuando tuve que atender a Gustavo, el día que regresó
destrozado de su caminata a la montaña del sur.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Había perdido la
visión, sentía que tenía arenilla dentro de los ojos, yo tenía que masticar la
carne y ponérsela en la boca desmenuzada porque se le habían aflojado los
dientes, debía frotarle los pies porque los tenía congelados y no los sentía.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Uno de los amigos,
Arturo Nogueira, con las piernas rotas, me dijo: «Qué suerte tienes tú,
Roberto, que puedes caminar por los demás». Fue entonces cuando me di cuenta de
que era la persona para hacerlo. Y cuando asumes esa idea, te empiezas a
convertir en los sueños y las ilusiones de los otros, y caminas por ti y porque
los demás han depositado en ti una confianza que ni tú mismo tienes, porque
manejas una información y una realidad que ellos no pueden conocer ni percibir.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Así empieza a
prepararse la expedición final, algo materialmente posible, aunque
aparentemente imposible. Entonces pensé: voy a poner mi parte y le pediré a
Dios que si quiere ayudarnos, que lo haga. Que si me interpone una pared, que
esta tenga grietas para poder clavar las uñas y treparla. Que si coloca una
trampa en el camino, que deje una vía para esquivarla. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Poco después llegó el
momento de la verdad, cuando no había más candidatos para atravesar la
cordillera. Nando tenía el compromiso de salir, tenía una necesidad imperiosa
de volver a su padre y decirle que no todo estaba perdido, después de la muerte
de su madre y hermana. Tintín ya había salido en otras expediciones anteriores
y se sentía cómodo y fuerte en esos desplazamientos, yendo y viniendo. A él le
gustaba exigirse al máximo, y por eso la caminata final, aquellos sesenta
kilómetros, o cien mil pasos, Tintín no dudó en hacerla, porque estaba
dispuesto a entregar todo, a pesar de esos dos litros de sangre que perdió en
el momento del accidente, que formaron un coágulo gigante, y nunca terminó de
reponerlos. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: center;"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjF2Jlfv4sWmyyKmzCmKPzuH6CksoRjt_95_VoSm_evhyphenhyphenqn2IiNmiIUNPOSenYcHl4APegKPpU5Epn5t21fI7RtBol_6CAWNbd6T2B9JLXr0nEQvg4stJYCeXzLSmGCS1AKuBvAIf6_hs_lfyZ9b5ET9lmc2bvHq_sKJhSq7vmpe1JiHiga8u5r_zXPRug6/s1600/Roberto-Canessa-08.webp" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="900" data-original-width="1600" height="225" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjF2Jlfv4sWmyyKmzCmKPzuH6CksoRjt_95_VoSm_evhyphenhyphenqn2IiNmiIUNPOSenYcHl4APegKPpU5Epn5t21fI7RtBol_6CAWNbd6T2B9JLXr0nEQvg4stJYCeXzLSmGCS1AKuBvAIf6_hs_lfyZ9b5ET9lmc2bvHq_sKJhSq7vmpe1JiHiga8u5r_zXPRug6/w400-h225/Roberto-Canessa-08.webp" width="400" /></a></div><br /><p></p><p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Esa sociedad de la
nieve estaba colmada de instantes sublimes, que de un momento a otro podían
arrojarte nuevamente en la profunda incertidumbre. La mejor noche, y al mismo
tiempo una de las peores, fue durante el primer día de la expedición final, en
el día sesenta y uno, cuando íbamos escalando la ladera gigantesca, con Nando y
Tintín. Ascendimos la pared durante todo el día, con un ángulo que nos
provocaba vértigo. Seguimos subiendo de tarde, pero anocheció de golpe, y
comenzó a soplar un viento helado. Teníamos los pantalones mojados que
empezaron a congelarse, y no encontrábamos un lugar donde guarecernos para
descansar y, eventualmente, dormir. La noche ya se estaba desplomando y con
ella no veríamos más dónde pisábamos, en medio de las grietas y los
acantilados. Pero cuando ya nos había ganado la desesperación y lloraba de
frustración porque no podría cumplir con nuestra promesa de vivir y de traer la
vida para nuestros amigos, en un recodo escondido de la montaña sorpresivamente
encontramos una explanadita de piedra, dos metros por dos, con hielo y nieve,
donde pudimos poner el saco de dormir sobre los cojines que nos aislaban del
frío. No lo podíamos creer, y también nos costó creer que inmediatamente se
calmó el viento, asomó la luna, y ante nosotros apareció ese valle
infinitamente blanco donde estaba el avión, y las estrellas tan cercanas, y yo
pensé: no puede ser que esto sea lindo, que esté disfrutando de esta visión,
con las Tres Marías y la luna ahí tan cerca. <o:p></o:p></span></p><span style="font-family: "Times New Roman", "serif";"></span></div><p></p><div style="text-align: justify;">
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Pero era cierto, esa
noche sentí que era un ser privilegiado por estar en ese lugar, sentí que era
la única persona, con mis dos compañeros, capaz de ver el universo con esa
perspectiva. Pensé que la luna era un espejo donde veía mi casa y sentí que iba
a poder verla de vuelta desde Montevideo, cuando unos minutos antes creía que
la vida se estaba terminando. Aprendí para siempre que cuando te sientes
perdido en la inmensidad, es sólo un sentir. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Existen hombres para
sus circunstancias. En ese sentido, Nando, Tintín y yo conformamos un equipo de
montaña. Se apoyaban mucho en mis opiniones, y yo en la voluntad irrefrenable
de Nando de seguir adelante, y en la actitud incondicional de Tintín ante las
decisiones tomadas, lo que conformó una simbiosis funcional. Luego, con Nando
formamos una pareja ensamblada y complementaria. A ella se suma, al final, el
arriero Sergio Catalán, que en verano lleva las vacas a apacentar a «la
veranada», como le llaman los pastores, una zona donde aquí y allá, entre el
hielo, surge pasto verde y fresco, donde los animales tienen cría. Por eso él
las conoce por generaciones, a las madres y las crías, y debe cuidarlas en todo
momento porque las persiguen los pumas. ¿Cómo va a abandonar a una vaca o un ternero
que ha criado a lo largo de toda su vida? Tiene una pertenencia con los
animales difícil de entender si no estás en la montaña. Y no puedo dejar de vincular
ese hecho con su reacción ante nosotros. ¿Cómo va a abandonar a dos jóvenes
harapientos, que avanzan trastabillando después de atravesar la cordillera, si
él mismo es un hombre de montaña, un sobreviviente? Por eso tuvo la nobleza y
la misericordia de ayudarnos, y hacer su propia travesía para salvarnos.
Siempre creí que nada fue casual en el accidente. Y que si ese mismo episodio
nos hubiera ocurrido en las proximidades de la civilización, y no en la
precordillera andina alejada de la mano de Dios, y hubiéramos intentado detener
a alguien en algún sendero para que nos ayudara, es posible que no hubiéramos
tenido tanta suerte. Pero encontramos a un hombre bueno y sencillo como Sergio
Catalán, que fue capaz de dejar su trabajo, abandonar sus vacas a merced de los
pumas, viajar ocho horas a caballo, subirse en un camión de Vialidad del
Ministerio de Obras Públicas para llegar, cincuenta kilómetros después, a
Puente Negro, donde había una unidad de carabineros, con el único propósito de
ayudar a personas que no conocía. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">A veces veo las
películas que nos filmaron a Nando y a mí cuando llegamos a Los Maitenes, tras
ser rescatados por el arriero. Tengo una mirada curiosa, que primero se
focaliza en mi interlocutor pero inmediatamente se pierde y se abstrae mirando
hacia otro lugar. Estoy respondiendo preguntas y de repente miro para el
costado y no escucho más lo que me dicen. No hay que escuchar sólo la voz de
Nando cuando dice «Sí, estamos bien», sino observar todo el discurso paralelo
de su rostro, de sus ojos, que dicen algo completamente diferente. Y en el momento
que le preguntan cuántos son en su familia, la cámara me enfoca y mi mirada
vuelve a perderse.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Llegamos caminando a
Los Maitenes como fantasmas, y la sociedad fugaz y desorientada que no nos
estaba esperando nos recibe con voracidad porque veníamos de la muerte. Esa era
su única motivación y su gran curiosidad. Nos fuimos acostumbrando a hacer
tanto por nosotros mismos que pensábamos que, después de salir de la montaña,
deberíamos llegar a Santiago y encontrar una estación de tren y por eso
reservamos el dinero para un pasaje de ferrocarril que atravesara la cordillera
hasta llegar a Buenos Aires, cruzar el Río de la Plata en algún barco, y
arribar, tal vez caminando, hasta nuestras casas, para tocar el timbre, abrir
la puerta y decirles que estábamos vivos. Pero no contábamos que encontraríamos
al arriero, ni que el mundo estuviera tan necesitado de remediar su engaño. Parece
una alegoría: si esos jóvenes inexpertos e ingenuos sobrevivieron al accidente
del 72 y superaron la valla de los Andes, la vida no puede ser tan difícil. Ese
es el razonamiento de toda esa gente necesitada de coraje, de creer en sí
misma, que viene a buscar algo que no conoce a este Valle de las Lágrimas, a
casi cuatro mil metros de altura, donde el viento sopla inclemente, el oxígeno
no alcanza para respirar y el cuerpo nunca termina de caldearse. Vienen a
preguntarse cómo hicimos para sobrevivir, y se van con una respuesta tan simple
que les sorprende: nunca perdimos el proyecto de escapar, siempre creímos con
todas nuestras fuerzas que algo extraordinario era posible. Más que anclarnos
en los recuerdos, huimos hacia adelante. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Actualmente no vivo en
la montaña, aunque no puedo sacármela de encima. A uno de mis hijos le
preguntaron en un programa de televisión si admira a su padre por lo de los
Andes, y él contestó: «No sé, porque en esa época aún no había nacido, pero lo
admiro porque va a trabajar todos los días para que a nosotros no nos falte lo
necesario para vivir».<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Tenemos la chance de
vivir la vida de los que no tuvieron la oportunidad de hacerlo, todos los que
están enterrados acá junto a esta cruz de hierro. Y para hacerles justicia debo
llevar una vida digna, para que cuando muera, después de los muchos errores
cometidos, les pueda decir: sé que no fue suficiente, pero hice lo mejor que
pude.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">¿Qué fuimos? Un grupo
de jóvenes desgraciados. ¿Qué somos? Un grupo de hombres adultos buscando un
sentido a una gran tragedia que nos sucedió. Por el hecho de contar esta
historia, jamás creí tener un don especial. He ido a la Universidad de Harvard
a hablar de medicina y ahí obtengo la respuesta adecuada, medida: me escuchan y
basta. Pero hablo de los Andes y los conmuevo, lloran, preguntan, me abrazan.
Porque es una historia que el que la escucha se la lleva en el alma: se va con
mucho más de lo que llegó. Yo no soy más que su narrador, con el agregado de
que estuve allí, soy la prueba fehaciente de que en verdad sucedió.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">En la montaña quedó una
manera de sobrevivir que tuvimos que desarrollar y poner en práctica. Me
acuerdo claramente cómo crujía la nieve bajo nuestros pies o cuando nos
enterrábamos hasta la rodilla, en las expediciones frustradas, o en la final,
exhausto, cuando mis músculos ya no podían responder. Quedó el frío de las
tardes, el viento helado cuando caía el sol, el rugido de los aludes, la
impotencia. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Quedó en la montaña el
compromiso a no dejarnos contagiar por los orgullos y las vanidades de la sociedad
convencional de la que proveníamos. Esa comunidad incontaminada de amigos que
se abrazan y se piden disculpas cuando alguien levantaba la voz, o se
fastidiaba, porque era insoportable el estrés que se vivía pero más nos dolía
la angustia de actuar mal. Quedó la filosofía de los hombres de montaña, ese
código de los arrieros de darse una mano aunque en ello se jueguen la vida.<o:p></o:p></span></p>
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-VE; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;">Volver a la montaña
es como regresar a los diecinueve años. Observo desde esta altura todo lo que
me ha tocado vivir, y me da tanta pena que hoy no podamos volver juntos, que
ellos no hayan podido cumplir su destino, que hayan quedado atrapados tan
precozmente en esta emboscada. Entonces me parece que lo que ellos no pudieron
hacer, nosotros intentamos que se siga cumpliendo. Ellos hicieron mucho
esfuerzo por sobrevivir. Pusieron demasiado empeño para salir de la montaña y
nosotros nos desvelamos para que sobrevivieran, pero no tuvimos las fuerzas
suficientes para sacarlos. Les pido perdón, y acepten, en paz, que vivamos por
ustedes.</span>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"> </span></p></div>Valmore Muñoz Arteagahttp://www.blogger.com/profile/08013857335920589076noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8115935261621637642.post-60143091456208443962024-01-31T14:23:00.000-08:002024-01-31T14:23:10.392-08:00El Valor de la Democracia<p style="text-align: right;"> Valmore Muñoz Arteaga</p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiQOQuXXHzf2aXwr34w88oCq1mf_u7JAh3XqMUJFPpJJ_RwwYDzhA4lOcTF0ujt57cDEBeycA1lh9OJGn_CmKkE9FvaEQoQg03_FO-NLJJV3W5Jn6Wf6pG8BTN7Q1U-GHA2-dR3_mO310CTjUTIZNvzwsTqfD1R-qV6vArLu8W5Z-bUK01IYufnWNPKro07/s950/20211024democraciaafpg-1255101.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="534" data-original-width="950" height="225" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiQOQuXXHzf2aXwr34w88oCq1mf_u7JAh3XqMUJFPpJJ_RwwYDzhA4lOcTF0ujt57cDEBeycA1lh9OJGn_CmKkE9FvaEQoQg03_FO-NLJJV3W5Jn6Wf6pG8BTN7Q1U-GHA2-dR3_mO310CTjUTIZNvzwsTqfD1R-qV6vArLu8W5Z-bUK01IYufnWNPKro07/w400-h225/20211024democraciaafpg-1255101.jpg" width="400" /></a></div><br /><p style="text-align: justify;"></p><p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: right;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><i>A Ángel Lombardi</i></span></p><p class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Durante
la homilía del funeral del padre Rafael Palacios, Monseñor Oscar Romero lanzaba
una pregunta cargada con la herida de la impotencia: “¿Dónde está el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">honor</i> de nuestra democracia si han de
morir así las gentes como perros, y se quedarán sin investigar las muertes como
la del padre Rafael?”. Una pregunta cargada de amargura, pero sin abandonar la
esperanza de que alguien, al tratar de responder, asuma la responsabilidad de
iniciar un camino de reconquista de los valores que han de definirla. Para
Romero parece claro que existe una relación muy estrecha entre la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">persona</i> y los valores que definen a la
democracia, de hecho, me atrevo a afirmar que es justamente la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">persona</i> el valor fundamental y
sustancial de la democracia.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">La
democracia y la </span><i style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">persona</i><span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;"> son realidades
que se sustentan mutuamente. En su base común están esos valores que </span><i style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">no pueden ni deben</i><span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;"> ser traicionados y
entre ellos prevalece la </span><i style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">dignidad</i><span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">, o
mejor, la eminente dignidad que Emmanuel Mounier describía como esa </span><i style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">pasión indomable</i><span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;"> que, ardiendo en la
persona como fuego divino, “se eleva y cruje al viento cada vez que olfatea la
amenaza de la servidumbre y prefiere defender más que su vida, la dignidad de
su vida”. Que además, la Iglesia Católica reconoce como </span><i style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">inviolable</i><span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;"> en cuanto a que es </span><i style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">intrínseca</i><span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">
al hombre por ser imagen de Dios. Sin lugar a dudas, las instituciones son
fundamentales para la democracia, y una de esas instituciones son los partidos
políticos, pero si la idea de </span><i style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">persona</i><span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">
se encuentra oscurecida, diluida, erosionada, entonces todo lo demás pierde
sentido, pierde peso, no son instituciones, sino meros cascarones vacíos.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">Una
dignidad que nos hace únicos en el universo, a cada uno de nosotros, a cada </span><i style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">persona</i><span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">, pero esa misma condición nos
hace un </span><i style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">grano</i><span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;"> imperceptible en ese
mismo universo. Así lo reconoce el Salmo 25,16 cuando afirma: “Ten piedad de
mí, Señor, porque soy </span><i style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">único</i><span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;"> y </span><i style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">pobre</i><span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">”. Esa </span><i style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">unicidad</i><span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;"> le da al hombre, no solo una dignidad </span><i style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">intransferible</i><span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">, sino también una responsabilidad de la que no se
puede escapar, sin traicionar la propia dignidad que reposa en él. La negación
de la </span><i style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">dignidad</i><span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;"> del otro surge de la
incapacidad de reconocer la </span><i style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">nuestra. </i><span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">Reflexiona
Raimon Panikkar que la toma de conciencia de nuestra pobreza, de ser un pequeño
punto en el universo nos debería precisar la humildad, el sentido común y una
perspectiva que hace imposible absolutizar nada y menos aún nuestras propias
ideas. </span><span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;"> </span><span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">De tal manera que, esta
conciencie de ser a la vez único –donde se funda la dignidad– y pobre –lo que
garantiza mi libertad–, “me incita, dice Panikkar, a gritar misericordia, pero
también me permite sonreír en medio de las catástrofes y en la alarmante
situación del mundo actual”.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">El
reconocimiento y la promoción de la </span><i style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">dignidad</i><span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">
de la persona liberan al hombre de toda esclavitud. Sin embargo, se ha
utilizado a la propia democracia para esclavizar al hombre a un afán de </span><i style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">seguridad</i><span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">, en vez de impulsarlo al </span><i style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">riesgo</i><span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;"> de la libertad. Esto se da
lamentablemente en toda sociedad donde reina el </span><i style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">desorden establecido</i><span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;"> que mantiene sometidos o silenciados a muchos
de sus miembros limitando su vocación y sus sueños olvidados bajo la aparente
tranquilidad de un cierto </span><i style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">orden social</i><span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">
que en nada se parece al </span><i style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">ordo amoris</i><span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">
de que hablaran San Agustín y Max Scheler, es decir: la ordenación que emana
del amor, la cual, en cuanto orden inscrito en la realidad, llamada a crear más
amor desde su reconocimiento y libre asunción por la </span><i style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">persona,</i><span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;"> ese orden vertebrador del amor que nos hace ser y portamos
como sello de humanidad. Cuando revisamos, por ejemplo, </span><i style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">Analectas</i><span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;"> de Confucio notamos con facilidad cómo resulta
imprescindible para constituir una sociedad en armonía cultivar desde muy
jóvenes la </span><i style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">piedad filial</i><span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;"> y la </span><i style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">fraternidad</i><span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;"> con la finalidad de que sea
un </span><i style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">ciudadano</i><span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;"> diligente y sincero, que
desborde amor por todos y que prodigue mayor dedicación a los que poseen la
virtud de benevolencia que para ellos era una </span><i style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">virtud cívica.</i></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">Resulta
fundamental para comprender estas cuestiones acompañar las reflexiones que
Martha Nussbaum, filósofa norteamericana, hace en torno a las </span><i style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">emociones políticas</i><span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;"> reivindicándolas, especialmente
al </span><i style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">amor</i><span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">, dentro de la arena política
y su praxis. Busca desmitificar los arreglos bajo los cuales las sociedades occidentales
han caracterizado a las emociones en contraposición a la racionalidad como algo
vacuo, desprovista de intención políticamente válida y propia de sociedades que
han tendido a los autoritarismos. Por el contrario, Nussbaum muestra a lo largo
de su obra, que la </span><i style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">comprensión</i><span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;"> de las
emociones, su contenido evaluativo y su relevancia como sustento de la cultura pública,
puede ser el sustento sobre el cual las sociedades pueden aspirar a un renovado
ideal de justicia. De esta manera, aleja de la ruptura existente entre las
emociones, la </span><i style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">emotividad</i><span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">, lo </span><i style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">femenino</i><span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;"> y lo </span><i style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">privado</i><span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">, y, la razón, la </span><i style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">racionalidad</i><span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">,
lo </span><i style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">masculino</i><span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;"> y lo </span><i style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">público</i><span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;"> que ha primado en la </span><i style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">caracterización </i><span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">de las sociedades
occidentales estructuradas a partir de los ideales liberales. En consecuencia,
tiende </span><i style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">puentes</i><span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;"> en los cuales su
interpretación y lectura de </span><i style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">lo simbólico</i><span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">
juegan un papel fundamental en los proyectos políticos que emprenden las
naciones, razón por la cual, la autora aboga por una relectura de lo emotivo
como eje y piso de los mismos.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">Solo
aquí los valores </span><i style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">verdaderos</i><span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">
proseguirán su esperanzadora batalla por alcanzar una humanidad de </span><i style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">máximos </i><span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">donde las personas ordinarias
descubren sus posibilidades extraordinarias, actuando mancomunada en procura
del </span><i style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">bien común</i><span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">. La democracia </span><i style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">moral</i><span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;"> es, en suma, la resultante de una
sociedad de libres e iguales que practican la fraternidad y la responsabilidad
recíproca. Paz y Bien</span></p><br /><p></p>Valmore Muñoz Arteagahttp://www.blogger.com/profile/08013857335920589076noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8115935261621637642.post-48171865999316919992024-01-29T12:55:00.000-08:002024-01-29T12:58:48.123-08:00Educar la interioridad<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEguC_HrXNG0DcVxuZHocCaW4WNvsjEP2S-uCm5lKD-euVZI3c70j5g86_apYMs9BE5DRCf3-j74flNErvqo9BmWglMKlPTdWm47dvnG5yT7pve9m24TiAbUEN5mUgqC-vUsGw-bO6epIF1PoAvpfp1hVG8FuEJxqn96LGbc6cbVxschUTqev0QQcCoOai_H/s620/12219_620.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="310" data-original-width="620" height="302" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEguC_HrXNG0DcVxuZHocCaW4WNvsjEP2S-uCm5lKD-euVZI3c70j5g86_apYMs9BE5DRCf3-j74flNErvqo9BmWglMKlPTdWm47dvnG5yT7pve9m24TiAbUEN5mUgqC-vUsGw-bO6epIF1PoAvpfp1hVG8FuEJxqn96LGbc6cbVxschUTqev0QQcCoOai_H/w603-h302/12219_620.jpg" width="603" /></a></div><br /><p style="text-align: right;">Por Valmore Muñoz Arteaga</p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 18.4px;">Escribió Antonio Rosmini en su <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Introducción a la Filosofía</i> que más allá de la ciencia hay un mundo real, que se escapa a menudo a los ojos de los científicos y de los filósofos y, en este mundo, vive en gran parte el hombre, que no vive solo de ciencia. Advertía el sacerdote y filósofo italiano lo que la Modernidad y el Positivismo no pudieron, ni quisieron comprender. En los últimos siglos la racionalidad cartesiana y positivista ha ido relegando progresivamente la espiritualidad y todo tipo de racionalidad ajena a la certeza al ámbito de una subjetividad estéril e incluso, en algunos casos, enfermiza. Y aunque el mundo fue desarrollándose a partir del dato cierto y el cálculo, a pesar de ello, comenzaron a proliferar cursos de crecimiento personal, terapias alternativas, técnicas orientales de meditación y nuevas visiones de religiosidad que fueron denunciando la existencia de un vacío que las fórmulas y los números no podían llenar. El ser humano entendió intuitivamente que hay algo más y que, como señaló Rosmini, no vive solo de ciencia.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 18.4px;">Ese <i style="mso-bidi-font-style: normal;">algo más</i> es ese mundo que existe debajo del mundo visible y ruidoso en que nos agitamos, lo advirtió Unamuno, por debajo del mundo de que se habla, “otro mundo visible y silencioso en que reposamos, otro mundo de que no se habla”. Ese mundo donde se teje el misterio del hombre y cuya manifestación más noble es la libertad.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 18.4px;">Se han identificado tres grandes causas que han influido en cierta tímida recuperación de la espiritualidad. Se señala el interés por la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">interioridad</i> como balanza al efecto deshumanizador de la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">tecnologización</i> que vivimos como sociedad y que, como se ha denunciado reiteradamente, puede derivar en una peligrosa concepción mecanicista del ser humano. En segundo lugar, el fenómeno migratorio ha acercado a los pueblos cuyo modo de pensar no ha desistido de mantener la mirada puesta en el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">misterio</i> de la vida cotidiana. En último lugar, el paso firme que viene dando la psicología humanista en la formulación de nuevos marcos teóricos, entre ellos la educación emocional, que ha abierto un camino en el abordaje del tema de la interioridad. Camino que ha ayudado a superar las tradicionales reticencias entre las ciencias humanas y la espiritualidad.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 18.4px;">Debido a estos acercamientos vienen desarrollándose interesantes propuestas que apuntan hacia formulaciones que ayuden a educar la interioridad con la finalidad de perder el temor y los recelos de pensar con los sentimientos. Acercamientos que pausadamente vienen estableciendo puentes que permitan ir superando las concepciones negativas con las que hemos venido asumiendo la interioridad del hombre. Josep Otón, profesor en el Instituto Superior de Ciencias Religiosas de Barcelona, afirma que el interior humano requiere ser explorado y trabajado para descubrir en él los destellos de la dimensión trascendente de la existencia. Educar la interioridad implica una doble acción: 1.- posibilitar la emergencia de aquello que brota del interior; y 2.- canalizar este material psíquico para aprovechar su potencial sin distorsionar la vida consciente. Pensar en educar la interioridad nos obliga a asistirnos con la etimología del término <i style="mso-bidi-font-style: normal;">educar</i>. Por un lado, procede del verbo latino <i style="mso-bidi-font-style: normal;">educere</i>, que significa “sacar de dentro”. Por otro lado, tenemos la segunda etimología que se le atribuye al verbo <i style="mso-bidi-font-style: normal;">educar</i> que es <i style="mso-bidi-font-style: normal;">educare</i>, cuyo significado es “conducir”.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 18.4px;">A través de la acción <i style="mso-bidi-font-style: normal;">educere-educare</i> se puede ir configurando el espacio interior que, como es sabido, es moldeable. Tanto la literatura como la música son vehículos apropiados para poder <i style="mso-bidi-font-style: normal;">conducir</i> hacia el exterior aquello que se oculta en lo profundo del ser humano. Escribe Rainer Maria Rilke en sus <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Cartas a un Jove Poeta</i>: “Su mirada se dirige hacia lo exterior y eso es precisamente lo que ahora no debería hacer… Existe sólo un remedio. Adentrarse en sí mismo… Excave dentro de sí mismo en busca de una respuesta profunda”. La literatura puede ayudarnos a hallar el paraíso que brota brevemente, en fragmentos deslumbrantes. Nos muestra la ruta hacia lo profundo del bosque para beber del silencio introvertido de los árboles.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 18.4px;">Sin embargo, el mundo que concebimos hoy tiene a la literatura, así como al universo de la interioridad humana como algo inútil. Algo ajeno a los presupuestos, el cálculo, las ganancias. Un mundo <i style="mso-bidi-font-style: normal;">utilitario</i> que ha hecho que un martillo valga más que una sinfonía, un cuchillo más que una poesía, una llave inglesa más que una pintura; porque, como resalta Nuccio Ordine, es fácil hacerse cargo de la eficacia de un utensilio mientras que resulta cada vez más difícil entender para qué pueden servir la música, la literatura o el arte. El <i style="mso-bidi-font-style: normal;">utilitarismo</i> ha transformado al bello albatros de Baudelaire en algo feo y grotesco. Una educación de la interioridad puede ayudar al hombre a reencontrarse con la convicción de que lo <i style="mso-bidi-font-style: normal;">inútil</i> puede hacer que cualquier cosa sea más bella.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 18.4px;">La poesía, ya lo afirmaba Ionesco, la necesidad de imaginar es tan fundamental como lo es respirar. Respirar es vivir y no evadir la vida. En su discurso de recibimiento del Premio Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa señalaba que “un mundo sin literatura sería un mundo sin deseos ni ideales ni desacatos, un mundo de autómatas privados de lo que hace que el ser humano sea de veras humano: la capacidad de salir de sí mismo y mudarse en otro, en otros, modelados con la arcilla de nuestros sueños”.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 18.4px;">Educar la interioridad permite reconocerse desde dentro, relacionarse desde lo auténtico y lo profundo para poder encontrar un equilibrio personal. La interioridad no es un espacio al cual se le debe temer o desconfiar. Todo lo contario. Teológicamente hablando, es una experiencia de encuentro con Dios y conmigo mismo, implica una cierta soledad, sí, pero una soledad que me regresa al corazón, una soledad que me vuelve hacia el centro de mi propio ser en donde encuentro mi verdadera identidad. Paz y Bien</span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><a href="https://www.vidanuevadigital.com/autor/valmore-munoz-arteaga/" style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;" target="_blank">Artículos en Revista Vida Nueva Digital</a></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><a href="https://www.youtube.com/channel/UC_ZxGlE3Wbo5GGdrVbIjTxQ" target="_blank">El Canal de Valmore Muñoz Arteaga</a><br /></p><br /><p></p>Valmore Muñoz Arteagahttp://www.blogger.com/profile/08013857335920589076noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8115935261621637642.post-73997513969482003452024-01-27T16:50:00.000-08:002024-01-27T17:09:05.706-08:00Dilatar el corazón ¿en política?<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj-aV9Ln_DEz_YCcWEaE7On0WXBrDSd1m_84OVag7_4IlXV6-Uy0GQ7axEomvE1-dXM3LM82OOegcg5OFnoO2e1C4vkXmIok9kEnDAMUtOgvO-W9k7iXllHitM10QWCPOM3DR7CCOXRWFy4x3vvwlbU1g3nzgpt8OeWZfzRwljRd9P8o24vuDH28bECtJGj/s1500/Chiara-Lubich.jpeg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="844" data-original-width="1500" height="225" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj-aV9Ln_DEz_YCcWEaE7On0WXBrDSd1m_84OVag7_4IlXV6-Uy0GQ7axEomvE1-dXM3LM82OOegcg5OFnoO2e1C4vkXmIok9kEnDAMUtOgvO-W9k7iXllHitM10QWCPOM3DR7CCOXRWFy4x3vvwlbU1g3nzgpt8OeWZfzRwljRd9P8o24vuDH28bECtJGj/w400-h225/Chiara-Lubich.jpeg" width="400" /></a></div><br /><div style="text-align: right;">Por Valmore Muñoz Arteaga</div><p></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 12pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt;">Chiara
Lubich fue una pensadora católica italiana, fundadora del Movimiento de los
Focolares y, en estos momentos, se busca su beatificación. En alguna
oportunidad escribió sobre la necesidad de que el hombre dilate su corazón a la
medida del Corazón de Jesús. Esto nos conduce a establecer una nueva mentalidad
caracterizada por la apertura, lo que pudiera concretarse al sintonizar nuestra
vida con el sabor del Evangelio. El Evangelio es un testimonio vivo y ardiente
que nos invita permanentemente a dar un paso decidido más allá de las barreras dentro
de las cuales estamos secuestrados por las ideologías. Una nueva mentalidad que
contribuya a hacer brotar de la tierra la radiante claridad del sol, así como
lo cantó Esquilo en su <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Euménides</i>: “Aceptaré
la vecindad de Palas […] Sobre [la ciudad] yo imploro con predicción gentil ¡que
la feraz prosperidad de una vida provechosa haga brotar de la tierra la
radiante claridad del sol!”. Aceptar la vecindad es el fruto maduro de dilatar
el corazón.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 12pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">Sin
embargo, ¿esta propuesta tendrá cabida en el discurso político actual? Un
discurso ahogado en la violencia, en la prepotencia abrumadora del
desconocimiento del otro, de su anulación, en la patanería vulgar, muchas veces
rastrera. Discurso que no es capaz de comprenderse desde la limitación
humanamente comprensible, sino desde la soberbia histérica. América latina ha
entrado en una dinámica lamentable estableciendo un insoportable abismo que
pretende dividir la realidad entre dos visiones aparentemente irreconciliables:
izquierda y derecha. Dos visiones que solo parecen aceptar la vecindad de su
igual y no la del otro, sospechoso siempre de algo que todavía no pasa, pero
podría pasar. En ese </span><i style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">podría</i><span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;"> se nos ha
ido el tiempo y, en muchos casos, la vida. Ese </span><i style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">podría</i><span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;"> que nos tiene estacionados en un instante de la historia que
ni retrocede, ni avanza.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 12pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">La
izquierda solo es capaz de comunicarse con la izquierda. La derecha solo es
capaz de comunicarse con la derecha. Entre unos y otros: el abismo, es decir,
donde se fragua el futuro de millones. Una batalla que ha dejado un camino
extenso de muerte y oportunidades perdidas. Dos bandos que no se entienden, ni
tienen la voluntad para hacerlo. Izquierda y derecha, las ideologías del mal de
las que nos advirtió San Juan Pablo II. Ideologías que se aman hasta el extremo
del desprecio de Dios. Ideologías que, como serpientes audaces, nos dicen al
oído que seremos como Dios en el conocimiento del bien y del mal (Gn 3, 5),
decidiendo por nosotros mismos aquello que está bien y aquello que está mal. El
</span><i style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">amor sui</i><span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;"> explicado por San Agustín.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 12pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">Vuelvo
a Chiara Lubich en su idea de dilatar el corazón como posibilidad política,
pero para ello se requiere hacer un ejercicio que compromete seriamente:
deponer las armas de una razón sustentada en el amor propio e intentar ver al
otro desde otra dimensión. Particularmente desde la aceptación moral del
fracaso que ha implicado contemplar al hombre, a la realidad y a la historia
desde una perspectiva reduccionista. La aceptación de una dimensión que
establezca estas dos visiones del mundo, aparentemente disímiles, desde una
perspectiva de complementariedad. El bien común, es decir, la claridad de la
que habla Esquilo, solo puede hallarse en la medida en que los principios que
representan la izquierda y la derecha se comprendan y comiencen a cooperar
entre sí. Un bien común que rompa de raíz con la polarización que se ha tejido
en las últimas décadas. La historia nos ha mostrado cómo, ambos proyectos,
ensimismados en su egoísta interpretación del hombre y la historia, han
fracasado estrepitosamente. Entre otras cosas porque no son capaces, por sí
mismas, de comunicar el amor.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 12pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">El
Papa Francisco, describiendo a San Francisco de Asís, nos demuestra que es
perfectamente posible evitar, de una buena vez, esta guerra dialéctica que
imponen nuestras doctrinas y aventurarnos a la comunicación del amor que se
sostiene sobre el hecho de que “Dios es amor, y el que permanece en el amor
permanece en Dios” (1 Jn 4, 16). De ese modo, asegura, fue San Francisco un
padre fecundo que despertó el sueño de una sociedad fraterna, porque solo el
hombre que acepta acercarse a otros seres en su movimiento propio, no para
retenerlos en el suyo, sino para ayudarles a ser más ellos mismos, se hace
realmente padre.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 12pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">La
derecha y la izquierda, si somos capaces de verlas sin apasionamientos, pueden
perfectamente complementarse. Si nos acercamos al campo de las representaciones
notaremos cómo la derecha significa: autoridad, rectitud y rigidez.
Políticamente hablando, se ha movido de arriba hacia abajo tratando de mantener
el orden. Une lo disperso sin desviaciones de ninguna naturaleza. ¿El
resultado? Precisión, orden y obediencia. La izquierda, por su parte,
significa: impulsividad, irreverencia y creatividad. Contrario a la derecha, se
ha movido de abajo hacia arriba. No es concéntrica, como la derecha, sino
excéntrica, por ello, no busca la unidad, sino la multiplicidad. Dos fuerzas
radicalmente opuestas al servicio del hombre moderno, incapaz de conciliar los
contrarios. Allí nuestro drama.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 12pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">En
la antigüedad se tenía bastante claro que, para poder asir bien las cosas, se
necesitaban las dos manos, pues se necesita tanto la fuerza del orden y la
conservación como la del cambio y la revolución para un verdadero progreso. Sin
embargo, la Modernidad aplastó esta racionalidad imponiendo la confusión y la
desunión. Por ello, volviendo a Chiara Lubich, estamos llamados a volver al
único principio unificador que es el </span><i style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">logos</i><span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">
por medio del cual podemos edificar el bien común, esto ya lo había advertido
Platón. Un </span><i style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">bien común</i><span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;"> que se alcanza
estimulando el bien hacia el enemigo ideológico, es decir, amar</span><span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;"> </span><span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">a cada uno que se nos acerca como Dios lo
ama, afirma Lubich. El </span><i style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">logos </i><span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">que
debemos recuperar es Jesucristo, única salida a la encrucijada política en la
que nos encontramos. Abrir nuestra mente y nuestro corazón a aquellos hombres y
mujeres que nos presenten esta posibilidad que, dicho sea de paso, es
verdaderamente una alternativa posible, objetiva y concreta. Paz y Bien.</span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 12pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">Conoce a Chiara Lubich;</p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><iframe allowfullscreen="" class="BLOG_video_class" height="266" src="https://www.youtube.com/embed/2QOErFNE40g" width="320" youtube-src-id="2QOErFNE40g"></iframe></div><br /><p class="MsoNormal" style="line-height: 12pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><br /></p>Valmore Muñoz Arteagahttp://www.blogger.com/profile/08013857335920589076noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8115935261621637642.post-67370533227912818532012-04-01T06:40:00.000-07:002012-04-01T07:35:05.383-07:00Milan Kundera. Por Cinzia Ricciuti.<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://2.bp.blogspot.com/-oPlX8Kaxkao/T3hZ5DPlpRI/AAAAAAAAB8c/nuKvpEgEPI8/s1600/Kundera.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="http://2.bp.blogspot.com/-oPlX8Kaxkao/T3hZ5DPlpRI/AAAAAAAAB8c/nuKvpEgEPI8/s320/Kundera.jpg" width="291" /></a></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<br /></div>
Kundera, siempre Kundera, cada cuatro o cinco años, cuando alguien <br />
me lo recuerda, cuando necesito desnudar las cosas, cuando quiero <br />
que me sean dichas sin adornos.<br />
Leo La Insoportable Levedad del Ser.<br />
Me pregunto si de verdad me gusta ese libro o si simplemente me <br />
acostumbré a decir que me gusta o si me gustó alguna vez y ya no.<br />
Igual lo leo, lo devoro.<br />
Kundera y su sinceridad.<br />
Kundera y sus personajes miserables que no tienen ni siquiera el <br />
derecho a un poco de realidad. Sacados de su mente, expuestos, solos, <br />
sin sangre.<br />
Kundera el cirujano de los sentimientos.<br />
El que habla siempre de pesadillas.<br />
El poco poeta.<br />
No hay amor en Kundera.<br />
La amargura por su Praga invadida, por los rusos, por la incertidumbre, <br />
por la indignidad.<br />
Es tiempo de horrores, me digo.<br />
Y sigo.<br />
Leo a sus mujeres.<br />
Sus hombres no me gustan. Aman y no lo saben, odian y no lo saben.<br />
Odian amando, aman odiando.<br />
Tienen miedo. Son hombres. Me alejo.<br />
En sus mujeres...me reconozco.<br />
Kundera hubiese podido ser mujer.<br />
Hay muchas escenas con espejos.<br />
Mujeres desnudas viéndose al espejo.<br />
¿Nos vemos realmente?<br />
¿O el espejo es un tránsito, un puente hacia ese mundo que <br />
no entendemos y que es nuestro?<br />
¿Nuestro?<br />
Kundera me pone difícil.<br />
<br />
<div style="text-align: justify;">
<strong>Cinzia Ricciuti</strong>, nació en Caracas, Venezuela, pero no tiene
patria.<br />
Es Intérprete Público, traductora y profesora. Ha participado en el
Taller de Escritura Creativa dictado por el escritor Fedosy Santaella, en el
Taller Escribas con el escritor Israel Centeno y en el Taller de poesía del
poeta y ensayista Armando Rojas Guardia. </div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="text-align: justify;">
Ha leído sus poemas en variadas lecturas públicas desde el
2007 hasta la actualidad. Algunos de sus textos han sido publicados en las
revistas electrónicas Letralia, La Casa Azulada y Los Hermanos Chang.</div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="text-align: justify;">
Desde 2006 lleva el blog <a href="http://verdadesqueasoman.blogspot.com/"><span style="color: #003c1f;">http://verdadesqueasoman.blogspot.com/</span></a>.
</div>Valmore Muñoz Arteagahttp://www.blogger.com/profile/08013857335920589076noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8115935261621637642.post-5097418790479701742012-03-16T08:41:00.001-07:002012-03-16T08:41:57.667-07:00El Entierro. Por Lord Byron<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://3.bp.blogspot.com/-rFpHvbYoow0/T2Nd63Wk8AI/AAAAAAAAB58/gHbgh0UEBRU/s1600/800px-Villa_diodati_2008_07_27_rg_5.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="300" src="http://3.bp.blogspot.com/-rFpHvbYoow0/T2Nd63Wk8AI/AAAAAAAAB58/gHbgh0UEBRU/s400/800px-Villa_diodati_2008_07_27_rg_5.JPG" width="400" /></a></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-VE;">En Villa Diodati se dieron cita para celebrarse entre los placeres de la
imaginación y del cuerpo los escritores Lord Byron, Percy y Mary Shelley, así
como el médico y la amante de Byron, John Polidori y Claire Clairmont,
respectivamente. En medio de la locura del vino, el opio y la literatura de
terror, se embarcaron en una competencia: ¿Quién podía escribir la historia más
truculenta?. Mary Shelley y John Polidori salieron airosos. Byron entregó un
cuento llamado <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El Entierro</i>. Nunca sintió
afecto por él. No sabemos si la razón de su odio fue por considerarlo de baja
calidad literaria o por ser responsable de una derrota ante los que él pudo
considerar aficionados literarios. </span></div>
<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://2.bp.blogspot.com/-SjC5dMAXIL0/T2NfKDGksqI/AAAAAAAAB6E/b5clSaDoB-Q/s1600/th-baron-byron-by-richard-westall-oil-on-canvas-1813-36-in-x-28-in-914-mm-x-711-mm-purchased-1961-primary-collection-npg-4243-copyright-c2a9-national-port.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="http://2.bp.blogspot.com/-SjC5dMAXIL0/T2NfKDGksqI/AAAAAAAAB6E/b5clSaDoB-Q/s320/th-baron-byron-by-richard-westall-oil-on-canvas-1813-36-in-x-28-in-914-mm-x-711-mm-purchased-1961-primary-collection-npg-4243-copyright-c2a9-national-port.jpg" width="244" /></a></div>
<br />
<br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-VE;">En el año de
17..., después de haber meditado algún tiempo sobre la posibilidad de viajar
por tierras ignoradas por los viajeros, partí en compañía de un amigo, a quien
me referiré como August Darvell.<o:p></o:p></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-VE;">Era unos
años mayor que yo, un hombre de fortuna considerable y de familia
aristocrática. Ventajas que él ni devaluaba ni estimaba gracias a su gran
capacidad. Algunas circunstancias singulares en su historia personal lo habían
convertido para mí en objeto de atención, interés y hasta de estimación, que no
disminuían ni sus modales reservados ni los ocasionales atisbos de angustia que
a veces le acercaban a la enajenación.<o:p></o:p></span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-VE;">Yo era
todavía un joven y había empezado a vivir temprano; pero mi intimidad con él era
reciente: asistimos a las mismas escuelas y universidad; más su paso por ellas
me había precedido, y él ya se había iniciado a fondo en lo que se ha llamado <i>el
mundo</i>, mientras yo todavía permanecía en el noviciado. Durante ese tiempo,
escuché abundantes detalles, tanto de su vida pasada como de la presente y,
aunque en estas <b>narraciones</b> había muchas e irreconciliables
contradicciones, podía yo inferir que él no era un ser común, sino alguien que,
aun cuando se esforzara por no ser prosaico, seguía siendo notable.<o:p></o:p></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-VE;">Había
trabado conocimiento con él e intenté conquistar posteriormente su amistad,
pero parecía que ésta era inalcanzable; los afectos que pudiera haber sentido
aparentaban para entonces o haberse extinto o concentrarse en él. Tuve
suficientes oportunidades para observar que sus sentimientos eran intensos;
pues aún cuando los podía controlar, le era imposible esconderlos por completo;
sin embargo, tenía la facultad de dar a una pasión la apariencia de otra, de
modo que resultaba difícil definir la naturaleza de lo que sucedía en su
interior; y las expresiones de su rostro podían variar con tal rapidez, aunque
ligeramente, que resultaba inútil tratar de escrutar su origen.<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-VE;">Era
manifiesto cómo lo dominaba una angustia incurable; pero nunca pude descubrir
si era a causa de la ambición, el amor, el remordimiento o la pena, de uno sólo
o de todos estos, o sencillamente por un temperamento mórbido, semejante a una
enfermedad. Existían circunstancias supuestas que habrían podido justificar su
atribución a cualquiera de estas causas; pero como antes dije, éstas eran tan
contrarias y contradictorias que ninguna podía considerarse definitiva.<o:p></o:p></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-VE;">Se supone,
generalmente, que donde hay <b>misterio</b> existe también la perversidad: no
sé cómo pueda ser esto, pero es un hecho que en él existía el primero aunque no
podría atestiguar los alcances de la segunda (y estaba poco dispuesto, en lo
que a él se refería, a creer en su existencia). Recibía mi proximidad con
bastante reserva; más yo era joven y difícil para el desaliento; y, con el
tiempo, tuve éxito al entablar, hasta cierto punto, ese vínculo común y esa
confianza moderada de los intereses mutuos y cotidianos que crean la comunión
de empeños, y la frecuencia de encuentros que se llama intimidad o amistad
según las ideas de quienes utilizan esas palabras para su expresión.<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-VE;">Darvell
había viajado ampliamente; me dirigí a él para que me aconsejara respecto al
viaje que pretendía realizar. Era mi deseo secreto que se dejara persuadir para
acompañarme; además, era una perspectiva improbable; basada en la vaga
inquietud que había observado en él y a la cual daban renovada fuerza el
entusiasmo que parecía sentir hacia tales temas y su aparente indiferencia por
todo lo que lo rodeaba muy de cerca.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-VE;">Al principio
insinué mi deseo y después lo expresé abiertamente: su respuesta, aun cuando yo
la esperaba en alguna medida, me dio todo el placer de una sorpresa: aceptó; y,
al término de los preparativos necesarios, comenzamos nuestra jornada.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-VE;">Después de
viajar por varios países del sur de Europa, volvimos la atención hacia el Este,
de acuerdo con nuestro destino original; y fue en nuestro recorrido a través de
estas regiones que ocurrió el incidente que da ocasión a mi <b>relato</b>.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-VE;">La
complexión de Darvell, que, dada su apariencia, debía haber sido en su juventud
más robusta de lo normal, estaba decayendo gradualmente desde algún tiempo
atrás, sin que mediara ninguna enfermedad manifiesta: no tenía tos ni tísis;
sin embargo, cada día se debilitaba más; sus hábitos eran moderados, no admitía
ni se quejaba de fatiga; no obstante, era evidente que se estaba consumiendo:
se volvía cada vez más y más taciturno e insomne y, por fin, se alteró de tan
notable manera que mi preocupación aumentó de manera proporcional al peligro
que yo consideré le amenazaba.<o:p></o:p></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-VE;">A nuestra
llegada a Esmirna, nos habíamos propuesto ir a una excursión a las ruinas de
Éfeso y Sardis, de la cual intenté disuadirlo debido a su indisposición; pero
en vano: parecía existir una opresión en su mente, y una solemnidad en sus modales
que no correspondían con su ansiedad para seguir con lo que yo consideraba un
simple viaje de placer, totalmente inadecuado para una persona delicada; pero
no me opuse más, y unos días después partimos en compañía únicamente de un guía
y un cargador.<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-VE;">Habíamos
recorrido la mitad del camino hacia los vestigios de Éfeso, dejando atrás los
contornos más fértiles de Esmirna y nos adentrábamos en esa región inhóspita y
deshabitada a través de los pantanos y desfiladeros que llevan a las pocas
chozas que aún subsisten sobre las destrozadas columnas de Diana (las paredes
sin techo de la cristiandad expulsada y la aún más reciente pero total
desolación de las mezquitas abandonadas) cuando la súbita y vertiginosa
enfermedad de mi camarada nos obligó a detenernos en un cementerio turco, cuyas
lápidas coronadas de turbantes eran el sólo indicio de que la vida humana había
morado alguna vez en ese yermo. La única caravana que vimos había quedado unas
horas atrás; no se podía ver ni esperar vestigio alguno de pueblo o cabaña
siquiera, y esta "ciudad de los muertos" parecía ser el único refugio
para mi desafortunado amigo, quien se veía próximo a convertirse en su
siguiente morador.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-VE;">En esta
situación, busqué por los alrededores un lugar en el que pudiera reposar con más
comodidad: al contrario del aspecto usual de los cementerios orientales, los
cipreses de éste eran escasos, esparcidos sobre toda la superficie; la mayoría
de las tumbas estaban derruidas y desgastadas por los años: sobre una de las
más grandes y bajo de uno de los árboles más frondosos, Darvell se apoyó,
inclinándose con gran dificultad. Pidió agua. Yo dudaba que pudiéramos
encontrarla, aunque me dispuse ir a buscarla a pesar de mi desaliento: pero él
deseaba que yo permaneciera con él; y volviéndose hacia Suleiman, nuestro
cargador, que fumaba con gran tranquilidad, le dijo:</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-VE;">-Suleimán,
verbena su. (es decir, trae un poco de agua) y continuó describiéndole con gran
detalle el punto donde podría encontrarla. Era un pequeño pozo para camellos,
algunos cientos de yardas a la derecha. El jenízaro obedeció.
</span><span style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-VE;">Dije a Darvell:<o:p></o:p></span></div>
<span style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-VE;">-¿Cómo supo
esto?<o:p></o:p></span><br />
<br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-VE;">-Por nuestra
posición- repuso. -usted debe notar que el lugar estuvo habitado alguna vez y
no podría haberlo estado sin manantiales. Además, ya he estado aquí antes.<o:p></o:p></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-VE;">-¡Usted ya
ha estado aquí! ¿Cómo nunca me lo mencionó? Y ¿qué hacía usted en lugar
semejante donde nadie puede permanecer un momento más sin pedir ayuda?<o:p></o:p></span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-VE;">A esta
pregunta no recibí respuesta alguna. Mientras tanto, Suleimán regresó con el
agua y dejó al guía y a los caballos en la fuente. Parecía que al mitigar su
sed Darvell revivió por un momento; y albergué la esperanza de que pudiese
continuar, o por lo menos regresar, y lo exhorté a intentarlo.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-VE;">Él guardó
silencio. Parecía poner orden en sus pensamientos antes de esforzarse al
hablar.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-VE;">
-Éste es el fin de mi jornada -comenzó- y de mi vida; vine hasta aquí para
morir; pero tengo una súplica que hacer: una orden que dar, pues tales deben
ser mis últimas palabras. ¿La cumplirá?</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-VE;">-Desde
luego; pero tengo mejores intenciones.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-VE;">-Yo no tengo
esperanzas, ni deseos, sino éste: oculte mi muerte a todo ser humano.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-VE;">-Espero que
no se presente la ocasión; usted se recuperará y...</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-VE;">-¡Silencio!,
así debe ser: prométalo.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-VE;">-Sí.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-VE;">-Júrelo por
lo más. -aquí pronunció un juramento de gran solemnidad.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-VE;">-No hay
razón para ello, yo cumpliré con su petición; y dudar de mí es...</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-VE;">-No puedo
evitarlo, debe usted jurar.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-VE;">Pronuncié el
juramento y eso pareció aliviarlo. Se quitó del dedo un anillo de sello, que
tenía grabados algunos caracteres arábigos, y me lo dio.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-VE;">-En el
noveno día del mes, -continuó- precisamente al mediodía (el mes que usted
guste, pero el día debe ser ése) usted deberá arrojar este anillo a la fuentes
de agua salada que alimentan la bahía de Eleusis. Al día siguiente, a la misma
hora, deberá dirigirse a las ruinas del templo de Ceres y esperar una hora...</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-VE;">-¿Para qué?</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-VE;">-Ya lo verá</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-VE;">-¿Dice usted
que el noveno día del mes?</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-VE;">-El noveno.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-VE;">Cuando hice
la observación de que el presente era el noveno día del mes, su semblante
cambió e hizo pausa. Mientras estaba sentado, debilitándose visiblemente, una
cigüeña con una serpiente en el pico se posó sobre una tumba cercana a
nosotros; y, sin devorar su presa, daba la impresión de observarnos fijamente.
No sé lo que me impulsó a espantarla, pero el intento fue inútil; hizo algunos
círculos en el aire y regresó exactamente al mismo lugar. Darvell la señaló y
sonrió. Habló (no sé si para sí mismo o para mí) pero las palabras sólo fueron:</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-VE;">-Está bien.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-VE;">-¿Qué es lo
que está bien? ¿Qué quiere decir?</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-VE;">-No importa;
usted deberá enterrarme aquí esta noche, y en el punto exacto en que está
parada esa ave. Ya conoce usted el resto de mis mandatos.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-VE;">Entonces
procedió a darme algunas instrucciones sobre cómo podría ocultar mejor su
muerte. Cuando terminó, dijo:</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-VE;">-¿Ve usted
esa ave?</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-VE;">-Desde
luego.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-VE;">-¿Y la
serpiente que se estremece en su pico?</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-VE;">-Sin duda:
no hay nada raro en ello; es su presa natural. Pero resulta extraño que no la
devore.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-VE;">Se rió de
una manera espectral y dijo lánguidamente:</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-VE;">-Todavía no
es el momento.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-VE;">Mientras
hablaba, la cigüeña emprendió el vuelo. La seguí con los ojos un instante: no
pude haber tardado más que en contar diez. Sentí aumentar el peso de Darvell,
por poco que fuese, sobre mi hombro y, al volver a verlo a la cara, vi que
había muerto.<br />
<br />
Me impresionó la repentina certeza inconfundible: en pocos minutos su semblante
se tornó casi negro. Hubiera podido atribuir ese cambio tan rápido a la acción
de algún veneno, si no hubiera estado consciente de que no tuvo oportunidad
alguna de tomarlo sin que yo me diera cuenta. El día se acercaba a su final, el
cuerpo se descomponía con rapidez. No quedaba nada más que cumplir su petición.
Con ayuda del yatagán de Suleimán y de mi propio sable, excavamos una tumba
poco profunda en el sitio que Darvell había indicado: la tierra cedió con
facilidad: tiempo atrás había recibido un ocupante ignoto.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-VE;">Cavamos lo
más profundo que el tiempo permitió y, arrojando la tierra seca sobre todo lo
que quedaba del ser tan singular que acababa de partir, cortamos algunos
bloques del césped más verde que crecía en la tierra menos desgastada que nos
rodeaba y lo pusimos sobre su sepulcro.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-VE;">Entre el
asombro y la pena, no podía derramar una lágrima.</span></div>
<br />Valmore Muñoz Arteagahttp://www.blogger.com/profile/08013857335920589076noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8115935261621637642.post-91728201786564334362012-03-06T07:17:00.000-08:002012-03-06T07:17:13.889-08:00Poemas de Petrarca<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://4.bp.blogspot.com/-pntoNHw9Jqg/T1YqM_a01II/AAAAAAAAB5M/nbiLNZ6pJf0/s1600/petrarca69.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="274" src="http://4.bp.blogspot.com/-pntoNHw9Jqg/T1YqM_a01II/AAAAAAAAB5M/nbiLNZ6pJf0/s320/petrarca69.jpg" width="320" /></a></div>
<br />
<br />
<br />
<div style="line-height: 115%; margin: 0cm 0cm 0pt;">
<a href="" name="A_UNA_JOVEN_BAJO_UN_VERDE_LAUREL"></a><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span style="font-family: "Georgia","serif";">A una joven en un verde
laurel<br />
</span></b><span style="font-family: "Georgia","serif";"><br />
Vi más blanca y más fría que la nieve <br />
que no golpea el sol por años y años; <br />
y su voz, faz hermosa y los cabellos<br />
tanto amo que ahora van ante mis ojos, <br />
y siempre irán, por montes o en la riba. <br />
<br />
Irán mis pensamientos a la riba<br />
cuando no dé hojas verde el laurel; <br />
quieto mi corazón, secos los ojos,<br />
verán helarse al fuego, arder la nieve: <br />
porque no tengo yo tantos cabellos <br />
cuantos por ese día aguardara años.<br />
<br />
Mas porque el tiempo vuela, huyen los años <br />
y en un punto a la muerte el hombre arriba, <br />
ya oscuros o ya blancos los cabellos,<br />
la sombra ha de seguir de aquel laurel <br />
por el ardiente sol y por la nieve,<br />
hasta el día en que al fin cierre estos ojos. <br />
<br />
No se vieron jamás tan bellos ojos,<br />
en nuestra edad o en los primeros años, <br />
que me derritan como el sol la nieve:<br />
y así un río de llanto va a la riba<br />
que Amor conduce hasta el cruel laurel <br />
de ramas de diamante, áureos cabellos. <br />
<br />
Temo cambiar de faz y de cabellos<br />
sin que me muestre con piedad los ojos <br />
el ídolo esculpido en tal laurel:<br />
Que, si al contar no yerro, hace siete años <br />
que suspirando voy de riba en riba,<br />
noche y día, al calor y con la nieve.<br />
<br />
Mas fuego dentro, y fuera blanca nieve, <br />
pensando igual, mudados los cabellos, <br />
llorando iré yo siempre a cada riba<br />
por que tal vez piedad muestren los ojos <br />
de alguien que nazca dentro de mil años; <br />
si aún vive, cultivado, este laurel.<br />
<br />
A oro y topacio al sul sobre la nieve <br />
vencen blondos cabellos, y los ojos <br />
que apresuran mis años a la riba.<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt;">
<br /></div>
<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-VE;">Soneto a
Laura <o:p></o:p></span></b><br />
<br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt;">
<span style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-VE;">Paz no encuentro ni puedo hacer la guerra,<br />
y ardo y soy hielo; y temo y todo aplazo;<br />
y vuelo sobre el cielo y yazgo en tierra;<br />
y nada aprieto y todo el mundo abrazo.<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt;">
<span style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-VE;">Quien me tiene en prisión, ni abre ni cierra,<br />
ni me retiene ni me suelta el lazo;<br />
y no me mata Amor ni me deshierra,<br />
ni me quiere ni quita mi embarazo.<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt;">
<span style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-VE;">Veo sin ojos y sin lengua grito;<br />
y pido ayuda y parecer anhelo;<br />
a otros amo y por mí me siento odiado.<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt;">
<span style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-VE;">Llorando grito y el dolor transito;<br />
muerte y vida me dan igual desvelo;<br />
por vos estoy, Señora, en este estado.<o:p></o:p></span></div>
<span style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-VE; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-VE;"><br clear="all" style="mso-special-character: line-break; page-break-before: always;" />
</span>
<br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt;">
<br /></div>
<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-VE;">Sextina<o:p></o:p></span></b><br />
<br />
<div class="MsoNormal" style="background: white; margin: 0cm 0cm 0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-VE;">El aire denso y la importuna
niebla,<o:p></o:p></span></div>
<span lang="ES" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-VE;">toda asediada por rabiosos
vientos,<o:p></o:p></span><br />
<span lang="ES" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-VE;">pronto tendrán que convertirse
en lluvia;<o:p></o:p></span><br />
<span lang="ES" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-VE;">si ya son casi de cristal los
ríos,<o:p></o:p></span><br />
<span lang="ES" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-VE;">y en vez de verde césped por
los valles<o:p></o:p></span><br />
<span lang="ES" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-VE;">no se ve otra cosa que
escarcha y hielo.<o:p></o:p></span><br />
<br />
<div class="MsoNormal" style="background: white; margin: 0cm 0cm 0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-VE;">Y yo en mi corazón, más frío
que hielo,<o:p></o:p></span></div>
<span lang="ES" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-VE;">llevo de grandes pensamientos
niebla<o:p></o:p></span><br />
<span lang="ES" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-VE;">como la que nace en estos
valles,<o:p></o:p></span><br />
<span lang="ES" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-VE;">unidos contra los amorosos
vientos<o:p></o:p></span><br />
<span lang="ES" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-VE;">y circundados de estancados
ríos,<o:p></o:p></span><br />
<span lang="ES" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-VE;">cuando del cielo cae lenta
lluvia.<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-VE;">Poco tarda en irse el agua de
lluvia<o:p></o:p></span><br />
<span lang="ES" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-VE;">y el calor en derretir nieves
y hielo,<o:p></o:p></span><br />
<span lang="ES" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-VE;">que hacen más soberbios a los
ríos;<o:p></o:p></span><br />
<span lang="ES" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-VE;">nunca ocultó el cielo tan
densa niebla<o:p></o:p></span><br />
<span lang="ES" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-VE;">que, cabalgada por furiosos
vientos,<o:p></o:p></span><br />
<span lang="ES" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-VE;">no huyese de los cerros y los
valles.<o:p></o:p></span><br />
<span lang="ES" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-VE;"><o:p><span style="font-family: Times New Roman;"> </span></o:p></span><br />
<span lang="ES" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-VE;">Pero qué importa que florezcan
valles<o:p></o:p></span><br />
<span lang="ES" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-VE;">Si voy llorando bajo el sol y
lluvia,<o:p></o:p></span><br />
<span lang="ES" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-VE;">Bajo cálidos o gélidos
vientos;<o:p></o:p></span><br />
<span lang="ES" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-VE;">si algún día alcanzo a vivir
sin hielo<o:p></o:p></span><br />
<span lang="ES" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-VE;">por dentro, y por fuera sin
usual niebla,<o:p></o:p></span><br />
<span lang="ES" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-VE;">veré secarse mar, lagos y
ríos.<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-VE;">Mientras al mar desciendan los
ríos<o:p></o:p></span><br />
<span lang="ES" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-VE;">y las fieras busquen los
frescos valles,<o:p></o:p></span><br />
<span lang="ES" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-VE;">tendrán sus bellos ojos esa
niebla<o:p></o:p></span><br />
<span lang="ES" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-VE;">de la que nace en mis ojos su
lluvia,<o:p></o:p></span><br />
<span lang="ES" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-VE;">y en el pecho hermoso aquel
duro hielo<o:p></o:p></span><br />
<span lang="ES" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-VE;">que rompe el mío en dolorosos
vientos.<o:p></o:p></span><br />
<br />
<div class="MsoNormal" style="background: white; margin: 0cm 0cm 0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-VE;">Sabré perdonar a todos los
vientos<o:p></o:p></span></div>
<span lang="ES" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-VE;">por amor de quien entre estos
dos ríos<o:p></o:p></span><br />
<span lang="ES" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-VE;">me encerró entre césped y el
dulce hielo,<o:p></o:p></span><br />
<span lang="ES" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-VE;">y dibujó luego por mil y un
valles<o:p></o:p></span><br />
<span lang="ES" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-VE;">mi sombra, que ni el calor ni
la lluvia<o:p></o:p></span><br />
<span lang="ES" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-VE;">ni el trueno atendía su rota
niebla.<o:p></o:p></span><br />
<br />
<div class="MsoNormal" style="background: white; margin: 0cm 0cm 0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-VE;">Nunca más huyó niebla de
vientos<o:p></o:p></span></div>
<span lang="ES" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-VE;">como aquel día, ni ríos de
lluvia,<o:p></o:p></span><br />
<span lang="ES" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-VE;">ni hielo cuando el sol abre
los valles.<o:p></o:p></span><br />Valmore Muñoz Arteagahttp://www.blogger.com/profile/08013857335920589076noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8115935261621637642.post-52336902312842107932012-03-03T14:24:00.003-08:002012-03-03T14:24:50.849-08:00Poemas de Guillermo Sucre<div align="justify">
Guillermo Sucre es todavía un poeta venezolano. Digo todavía debido a que, posiblemente, exista la posibilidad ¿lejana? ¿cercana? de dejar de serlo, es decir, de dejar de ser poeta y venezolano. Nació el día en que nació en 1933 en Tumeremo, estado Bolívar. Ha publicado varios libros de los cuales sólo voy a apuntar <i>En el verano cada palabra respira en el verano.</i> No lo he leído, pero alguien muy querido, cada vez que habla de la obra de Sucre, menciona este título de manera casi obsesiva</div>
<br />
<br />
<div align="justify">
</div>
<br />
<br />
<br />
<img alt="" border="0" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5698235771767221218" src="http://4.bp.blogspot.com/-MsnxyD1WgrI/TxQzPm6b6-I/AAAAAAAABwc/iRQEBMC3yNE/s400/337991_293641423987456_223074571044142_1186054_1247614732_o.jpg" style="cursor: hand; display: block; height: 283px; margin: 0px auto 10px; text-align: center; width: 400px;" /><br />
<br />
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<br />
<div class="MsoNormal">
<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span style="background: white; font-family: "Georgia","serif"; mso-bidi-font-family: Arial;">El interior del Vértigo</span></b></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="background: white; font-family: "Georgia","serif"; mso-bidi-font-family: Arial;">Las palabras que no logro inventar</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="background: white; font-family: "Georgia","serif"; mso-bidi-font-family: Arial;">son las que me explican.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="background: white; font-family: "Georgia","serif"; mso-bidi-font-family: Arial;">Sonido ahogado bajo las grandes lluvias</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="background: white; font-family: "Georgia","serif"; mso-bidi-font-family: Arial;">de mi infancia</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="background: white; font-family: "Georgia","serif"; mso-bidi-font-family: Arial;">y ese horror ese estupor</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="background: white; font-family: "Georgia","serif"; mso-bidi-font-family: Arial;">entre los follajes de la noche.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<h1 style="background: white; line-height: 13.5pt; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;">
<span style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: Arial; mso-bidi-font-weight: normal;">Los que piensan que les ha llegado la hora</span></h1>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Georgia","serif"; mso-bidi-font-family: Arial;">Los que piensan que les ha llegado la hora<br />
y se aprestan para asumir su destino<br />
los que saben que siempre llegan a deshora<br />
contra todo destino</span></div>
<div style="background: white; line-height: 13.5pt; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;">
<span style="font-family: "Georgia","serif"; mso-bidi-font-family: Arial;">los que
escriben para sobresalir<br />
no para encontrar la salida<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>¿Hay salida?</span></div>
<div style="background: white; line-height: 13.5pt; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;">
<br /></div>
<div style="background: white; line-height: 13.5pt; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;">
<span style="font-family: "Georgia","serif"; mso-bidi-font-family: Arial;">los que sólo
viven para poner la vida en palabras<br />
los que escriben para poner la palabra en la vida</span></div>
<div style="background: white; line-height: 13.5pt; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;">
<span style="font-family: "Georgia","serif"; mso-bidi-font-family: Arial;">los que lo coleccionan
todo para sentirse perdurables<br />
los que han contemplado una sola vez la belleza</span></div>
<div style="background: white; line-height: 13.5pt; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;">
<span style="font-family: "Georgia","serif"; mso-bidi-font-family: Arial;">y ya ello les
depara una riqueza un desamparo<br />
para siempre</span></div>
<div style="background: white; line-height: 13.5pt; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;">
<br /></div>
<div style="background: white; line-height: 13.5pt; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;">
<span style="font-family: "Georgia","serif"; mso-bidi-font-family: Arial;">la vida no es
avara ni para preservarla<br />
hay que saber también arriesgarla<br />
como en el amor: más fuerte cuando más lo alimenta<br />
el desamor<br />
más vívido cuando nace y se extingue cada día</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<b><span style="font-family: "Georgia","serif"; mso-bidi-font-family: Arial;">Escribo con las palabras que tienen sombra</span></b></div>
<div style="background: white; line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;">
<span style="font-family: "Georgia","serif"; mso-bidi-font-family: Arial;">Escribo con
las palabras que tienen sombra pero no dan sombra<br />
apenas empiezo esta página la va quemando el insomnio<br />
no las palabras sino lo que consuman </span></div>
<div style="background: white; line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;">
<span style="font-family: "Georgia","serif"; mso-bidi-font-family: Arial;">es lo que va
ocupando la realidad el lugar sin lugar<br />
la agonía el juego la ilusión de estar en el mundo</span></div>
<div style="background: white; line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;">
<span style="font-family: "Georgia","serif"; mso-bidi-font-family: Arial;">la ilusión no
es lo que hace la realidad sino la ráfaga escindida<br />
simulacros donde ocurren las ceremonias intercambios de fulgores<br />
del vacío del deseo</span></div>
<div style="background: white; line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;">
<span style="font-family: "Georgia","serif"; mso-bidi-font-family: Arial;">ya no hay
sitio para la escritura </span></div>
<div style="background: white; line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;">
<span style="font-family: "Georgia","serif"; mso-bidi-font-family: Arial;">porque ella es
el sitio mismo de lo que se borra<br />
no descubrimos el mundo lo describimos en su terca elusión</span></div>
<div style="background: white; line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;">
<span style="font-family: "Georgia","serif"; mso-bidi-font-family: Arial;">ya no volveré
al mar pero el mar vive en esa ausencia </span></div>
<div style="background: white; line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;">
<span style="font-family: "Georgia","serif"; mso-bidi-font-family: Arial;">que es el mar
cuando la palabra lo dice<br />
y se derrama sobre la página como una mano<br />
ya no estaré en el bosque sino en la hoja que escribo y entreveo<br />
su ramaje pasa el viento<br />
ya no habrá más verano sino ese sol que devora a la memoria<br />
y viene la gran noche de la arena que cubre los ojos y sólo<br />
podemos leer<span class="apple-converted-space"> </span>lo que no estaba
escrito</span></div>
<div style="background: white; line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;">
<br /></div>
<h1 style="background: white; line-height: 13.5pt; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;">
<span style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: Arial; mso-bidi-font-weight: normal;">Y vuelvo a verme ciñéndome de nuevo a su cuerpo</span></h1>
<div style="background: white; line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;">
<span style="font-family: "Georgia","serif"; mso-bidi-font-family: Arial;">Y vuelvo a
verme ciñéndome de nuevo<span class="apple-converted-space"> </span>a su
cuerpo<br />
vuelvo a verme respirando su piel<span class="apple-converted-space"> </span>su
pelo que apenas toco<br />
otra vez las lluvias la noche como un árbol centelleante<br />
ha cubierto la casa<br />
el ojo torrencial del cielo me juzga me condena<br />
oigo los rápidos chorreones caer en el patio siento la sumisión de las piedras<br />
el ángel que se debate en las sombras afila su perfil de fuego<br />
y lo vivo todo como si fuera memoria del exilio<br />
pero pasarán los años<br />
el adolescente<span class="apple-converted-space"> </span>se baña<br />
en el río que ya no refleja<br />
expone su desnudez bajo la luz brava del mediodía que hiere sus ojos<br />
con la mano con que endiosa el sexo escribe sobre la arena<br />
el latido de ese espacio salvaje<br />
pasarán los años<br />
pero sólo allí estará reposando<br />
la cabeza<br />
cerca de ese cuerpo<br />
respirando la última tersura de su piel la trama cenicienta de su pelo<br />
en la claridad que ha ido escindiendo el tiempo</span></div>
<div style="background: white; line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;">
<br /></div>
<div style="background: white; line-height: 13.5pt; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;">
<br /></div>
<div style="background: none repeat scroll 0% 0% white; line-height: 13.5pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify;">
<i><span style="background: none repeat scroll 0% 0% white; font-family: "Georgia","serif";"></span><span lang="EN-US" style="background: white; font-family: "Georgia","serif"; mso-ansi-language: EN-US; mso-bidi-font-family: Arial;"></span></i></div>
<div style="background: white; line-height: 13.5pt; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;">
<br /></div>
<div style="background: none repeat scroll 0% 0% white; line-height: 13.5pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<br /></div>
<div align="right" style="background: white; line-height: 17.25pt; text-align: right;">
<em><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="EN-US" style="font-family: "Georgia","serif"; mso-ansi-language: EN-US; mso-bidi-font-family: Arial;">and to die is different
from what anyone supposed</span></b></em><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i><span lang="EN-US" style="font-family: "Georgia","serif"; mso-ansi-language: EN-US; mso-bidi-font-family: Arial;"><br />
<em><span style="font-family: "Georgia","serif"; mso-bidi-font-family: Arial;">W.W</span></em></span></i></b><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="EN-US" style="font-family: "Georgia","serif"; mso-ansi-language: EN-US; mso-bidi-font-family: Arial;"></span></b></div>
<div style="background: white; line-height: 17.25pt; text-align: justify;">
<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span style="font-family: "Georgia","serif"; mso-bidi-font-family: Arial;">Sólo la muerte tiene sentido</span></b></div>
<div align="right" style="background: white; line-height: 17.25pt; text-align: right;">
<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-family: "Georgia","serif"; mso-bidi-font-family: Arial;">a Efraín, a
Gonzalo</span></i></b></div>
<div style="background: white; line-height: 17.25pt;">
<span style="font-family: "Georgia","serif"; mso-bidi-font-family: Arial;">todo recobra su justa rotación como el pensamiento<br />
cuando morimos<br />
el cuerpo merece entonces ese esplendor y también<br />
esa lenta respiración del mundo<br />
en el verano</span></div>
<div style="background: white; line-height: 17.25pt;">
<span style="font-family: "Georgia","serif"; mso-bidi-font-family: Arial;">por primera vez vemos la vastedad<br />
por primera vez el alba nos despierta con la arenisca<br />
de la infancia<br />
el vacío hace ahora el espacio de la casa y le devuelve<br />
la profundidad de lo frágil<br />
un muchacho recorre con sus manos las pulidas espirales<br />
de la mecedora al mediodía<br />
se mece en el sopor que nos hace más lúcidos<br />
los helechos la humedad humeante del patio<br />
y allá lejos el cotoperís espaciosamente mudo<br />
la parra tramando la soleada caligrafía<br />
de la soledad</span></div>
<div style="background: white; line-height: 17.25pt;">
<span style="font-family: "Georgia","serif"; mso-bidi-font-family: Arial;">qué no nos pertenece ya que pueda desposeernos de
lo<br />
que nos posee<br />
somos la fijeza el último brillo donde empieza<br />
la larga intemperie<br />
ese lenguaje que todos hablamos<br />
sin reconocerlo</span></div>
<div style="background: white; line-height: 17.25pt;">
<span style="font-family: "Georgia","serif"; mso-bidi-font-family: Arial;">morir no es un vértigo un abismo una incandescencia<br />
sino el reconciliado orgullo<br />
caen las máscaras y ya no hay rostro o el rostro<br />
es la máscara que no cae<br />
el mil veces expuesto signo que nadie<br />
descifra</span></div>
<div style="background: white; line-height: 17.25pt;">
<span style="font-family: "Georgia","serif"; mso-bidi-font-family: Arial;">ni este mundo ni el otro ni éste ni el otro<br />
espejo<br />
ni memoria ni olvido<br />
morir es la sola solitaria fresca posesión de la piel<br />
que fuimos desollando<br />
la memoria que el olvido recuerda</span></div>
<br />Valmore Muñoz Arteagahttp://www.blogger.com/profile/08013857335920589076noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8115935261621637642.post-87568238898126898142012-02-26T07:22:00.000-08:002012-02-26T07:22:17.283-08:00La lengua de Virgilio. Por Antonio José Ponte<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://2.bp.blogspot.com/-H1p9q6RTmQo/T0pMdivRnqI/AAAAAAAAB3s/oSNR6t4hio0/s1600/Virgilio+1" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="281" src="http://2.bp.blogspot.com/-H1p9q6RTmQo/T0pMdivRnqI/AAAAAAAAB3s/oSNR6t4hio0/s400/Virgilio+1" width="400" /></a></div>
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<br />
<h2 style="line-height: 115%; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;"> </span></h2>
<h2 style="line-height: 115%; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">En este mismo patio</span><span style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"></span></h2>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 115%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">En este mismo edificio (mismísimo edificio, habría
escrito <span style="letter-spacing: .3pt;">un espíritu tan extrovertido como el
de Virgilio Piñera), </span><span style="letter-spacing: .5pt;">antigua sede<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>de la sociedad<span style="mso-spacerun: yes;"> </span><i>Lyceum,<span style="mso-spacerun: yes;">
</span></i>ocurrieron<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>dos </span><span style="letter-spacing: .3pt;">importantes hechos. Del primero queda un libro,
pero antes fue </span><span style="letter-spacing: .2pt;">una serie de
conferencias que dictó aquí Cintio Vitier: me refiero a <i>Lo cubano en la
poesía. </i>Del segundo, suceso de menos monta, </span>queda<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>el<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>recuerdo<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>inseguro<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>de<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>algún<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>contemporáneo.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Según Mariano Rodríguez en el patio del
Lyceum pelearon José Lezama Lima y Virgilio Piñera, pelearon a golpes.</span><span style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 115%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; letter-spacing: .2pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Gracias a la memoria de un lugar
hago entrar a tres nombres </span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">que
van a ocuparme: Virgilio Piñera, Cintio Vitier y José Lezama <span style="letter-spacing: -.15pt;">Lima.</span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 115%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 115%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="letter-spacing: -0.15pt;"> </span></span><!--[if gte mso 9]><xml>
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<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://4.bp.blogspot.com/-evhu5TZVW1Q/T0pM_1zoBBI/AAAAAAAAB38/ZZH1cMgvqnk/s1600/Virgilio+3.gif" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="400" src="http://4.bp.blogspot.com/-evhu5TZVW1Q/T0pM_1zoBBI/AAAAAAAAB38/ZZH1cMgvqnk/s400/Virgilio+3.gif" width="390" /></a></div>
<h2 style="line-height: 115%; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;"> </span></h2>
<h2 style="line-height: 115%; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;">La pelea del patio</span><span style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"></span></h2>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 115%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; letter-spacing: .2pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">A Nietzsche le molestaba que se
dijera siempre Goethe y Schiller </span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; letter-spacing: .15pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">llamándolos por par. Me parece que nosotros decimos
demasiado Lezama y Virgilio. Pero cuando decimos Lezama y Virgilio que</span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; letter-spacing: .3pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">remos dar a entender la mayoría
de las veces Virgilio versus </span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; letter-spacing: .15pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Lezama, la pelea del patio.</span><span style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 115%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; letter-spacing: .15pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Déjenme afirmar que Piñera
paladeaba ese reto entre real y acrecentado por él mismo, y voy a dejarles tres
citas a cambio. La </span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; letter-spacing: .1pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">primera viene de una prosa de Virgilio, suerte de crónica social en </span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; letter-spacing: .15pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">la que narra una fiesta de
santo de Lezama Lima. Son de las páginas más divertidas escritas por él. En
ellas, a la hora de los retra</span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; letter-spacing: .1pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">tos, surge el asunto de las precedencias y los invitados empiezan a
preguntarse quién se inmortalizará junto al Maestro Lezama: «por </span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; letter-spacing: .15pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">supuesto todos afirman a una
que el otro Maestro, el Piñera, si no tan glorioso al menos tan viejo como el
Maestro número uno. Así </span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; letter-spacing: .1pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">pues el lente mágico del arquitecto Bilbao toma al Maestro núme</span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; letter-spacing: .3pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">ro uno y al Maestro número dos,
ambos sentados, como dos </span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; letter-spacing: .05pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">caguamas filosóficas calentándose con el sol de los muertos y el no </span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; letter-spacing: .2pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">menos muerto sol de la gloria
literaria».</span><span style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 115%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">La segunda cita no vale la pena citarla: a la muerte
del autor de <i>Paradiso, </i>Virgilio escribe su soneto en homenaje. Reconoce
en la <span style="letter-spacing: .25pt;">muerte la principalía del otro y se
otorga a sí mismo un segundo </span><span style="letter-spacing: .15pt;">lugar
como en la crónica del santo. La última cita que les dejo es </span><span style="letter-spacing: .25pt;">de una carta de 1942 al mismo Lezama. Piñera, que
acaba de </span><span style="letter-spacing: .15pt;">publicar <i>El conflicto, </i>le
escribe: «Qué sereno tiempo cuando este libro y tu libro; tus libros y mis
libros se encuentren en una librería cualquiera en ese precioso tiempo que
forman cien años sobre </span><span style="letter-spacing: .05pt;">tu muerte y la
mía». Hechos polvos los cuerpos, cien años más allá </span><span style="letter-spacing: .15pt;">de la muerte, los libros continuarán un ajedrez
póstumo. Con car<span style="color: black;">tas y poemas, con diálogos perdidos
ya, Virgilio Piñera cebaba </span></span><span style="color: black;">aquella
antagonía. Si después de publicarse <i>Paradiso </i>ofreció a su <span style="letter-spacing: .05pt;">contrincante la precedencia lo hacía para
atestiguar que era él y no </span><span style="letter-spacing: .2pt;">otro el
llamado a secundarlo, el único posible en emparejársele.</span></span></span><span style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 115%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="color: black; font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; letter-spacing: .15pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Se ha dicho que es
fácil detectar lo lezamiano en los poemas </span><span lang="ES-TRAD" style="color: black; font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; letter-spacing: .35pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">iniciales de
Virgilio. Puede afirmarse también que un poema </span><span lang="ES-TRAD" style="color: black; font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">como <i>La escalera y la hormiga </i>del
último poemario de Lezama <span style="letter-spacing: .15pt;">Lima, está escrito
en lo mejor del aire piñeriano. Y más, algunos </span>poemas de las últimas
épocas de ambos resultan bastante canjeables entre sí. Es la historia teatral
del flaco que se come al gordo y <span style="letter-spacing: .15pt;">luego va a
ser comido por el flaco.</span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 115%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 115%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://3.bp.blogspot.com/-2eGkU93uzrw/T0pMrx9WgBI/AAAAAAAAB30/hqFAPmuLC7w/s1600/Virgilio+2.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="400" src="http://3.bp.blogspot.com/-2eGkU93uzrw/T0pMrx9WgBI/AAAAAAAAB30/hqFAPmuLC7w/s400/Virgilio+2.jpg" width="267" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 115%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 115%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="letter-spacing: -0.15pt;"> </span></span><!--[if gte mso 9]><xml>
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<h2 style="line-height: 115%; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">El gran antagonista</span><span style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"></span></h2>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 115%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; letter-spacing: -.25pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Gombrowicz, José Triana,
Ionesco, Aimée Césaire, José Lezama </span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; letter-spacing: .25pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Lima: ningún escritor cubano ha sido tan explicado
por antago</span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">nías. La obra de
Virgilio Piñera parece surgir de esas rivalidades. <span style="letter-spacing: .2pt;">Capaz de reconocer en otros la afirmación que había que acallar </span>con
respuestas contrarias, capaz de reconocer las voces imprescin<span style="letter-spacing: .2pt;">dibles de discutir, Piñera pujaba desde las
antagonías.</span></span><span style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 115%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Puja, es el pujón. No habrá más que leer sus piezas
fallidas, sus malos chistes, sus cuentos pesados a deshora. Y es que ha sido
mal <span style="letter-spacing: .15pt;">administrado en lo póstumo: las revistas
celebran borradores, comienzos penosos de escritura.</span></span><span style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 115%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; letter-spacing: .1pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Escribía negando. La suya fue
escritura reactiva como ciertos </span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">preparados
químicos. Tuvo tan clara conciencia de otras voces que <span style="letter-spacing: .1pt;">vino a completar. Escribió para dotar a la literatura de algo que le </span><span style="letter-spacing: .2pt;">estaba faltando y él echaba de menos.</span></span><span style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 115%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; letter-spacing: .2pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Ahora bien, definir por
negaciones obra como la suya significa dejar bastante intocado su cuerpo. Las
definiciones negativas </span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; letter-spacing: .25pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">van bien con el cuerpo incorpóreo de Dios porque lo numinoso </span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; letter-spacing: .1pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">queda a resguardo de palabras.
Pero un Virgilio por negaciones </span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; letter-spacing: .15pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">constituye un paseo alrededor de las murallas, un
Piñera perime</span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; letter-spacing: .2pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">tral.
Las definiciones negativas, hurtando el cuerpo a definir, </span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; letter-spacing: .1pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">subrayan también la pasividad de
ese cuerpo: no es tal o más cual cosa, tampoco es lo de allá, y acaba siendo
algo disminuido muer</span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; letter-spacing: .15pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">to alrededor de lo cual giran y bailan las cosas que sí son. Pero, </span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">¿giran y bailan?</span><span style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 115%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Al definir a Virgilio Piñera, ¿dónde poner el pie
que toque fondo? ¿En un Lezama inentendido aún que le entregamos como
antagonista? Comenzamos a movernos entre un par de vértigos: <span style="letter-spacing: .35pt;">la petición de principio, vicio de la lógica, y la
historia ab ovo, </span><span style="color: black; letter-spacing: .2pt;">vicio de
la retórica. Petición de principio porque presuponemos </span><span style="color: black; letter-spacing: .1pt;">que Lezama es tal cosa para que un
contrapuesto Virgilio sea esta </span><span style="color: black; letter-spacing: .35pt;">otra. Historia ab ovo, desde el huevo, porque nos recorre un </span><span style="color: black; letter-spacing: .1pt;">remilgo que dice: es imposible definir
a Virgilio sin haber definido a Lezama que significa definir <i>Orígenes, </i>definir
la República, </span><span style="color: black; letter-spacing: .2pt;">Martí y
puntos suspensivos hasta el principio de los tiempos.</span></span><span style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 115%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="color: black; font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; letter-spacing: .2pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Cintio Vitier
preguntó en una conferencia dicha aquí por los </span><span lang="ES-TRAD" style="color: black; font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; letter-spacing: .15pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">muros de nuestra
fundación, el huevo de donde venimos. Vamos </span><span lang="ES-TRAD" style="color: black; font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; letter-spacing: -.1pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">a <i>Lo cubano en
la poesía.</i></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 115%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 115%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="color: black; font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12pt; letter-spacing: -0.1pt; line-height: 115%;"></span><!--[if gte mso 9]><xml>
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<h2 style="line-height: 115%; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Dentro de Lo Cubano</span><span style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"></span></h2>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 115%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; letter-spacing: .15pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">En la pregunta vitieriana por
esos muros empieza a estar el muro, </span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; letter-spacing: .25pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">en ese libro ineludible hay páginas sobre la poesía
de Virgilio Piñera, páginas lamentables en que nos detendremos.</span><span style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 115%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; letter-spacing: .2pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Antes de pronunciar esas
conferencias que forman <i>Lo cubano </i></span><i><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; letter-spacing: .15pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">en la poesía, </span></i><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; letter-spacing: .15pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">su autor Cintio Vitier pasó por
otros libros: recuér</span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; letter-spacing: .25pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">dense su antología de diez poetas origenistas, y la de cincuenta </span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; letter-spacing: .15pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">años de poesía cubana, y la
tesis de grado de Roberto Fernández </span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; letter-spacing: .3pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Retamar publicada bajo el sello <i>Orígenes, </i>y
un artículo -éste </span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; letter-spacing: .1pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">menos
conocido- que Vitier publicara en la <i>Revista Cubana. </i>Allí, </span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; letter-spacing: -.05pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">en <i>Recuento de la poesía lírica
en Cuba</i></span><span style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">, </span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; letter-spacing: -.05pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Cintio Vitier aprecia la </span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; letter-spacing: .2pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">obra poética de Piñera si no
ganado por la simpatía tampoco </span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; letter-spacing: .1pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">ahondando en el rencor. ¿Qué ha sucedido entonces entre ese artí</span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; letter-spacing: .05pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">culo de 1956 y la conferencia
de 1957 para que Cintio Vitier varia</span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; letter-spacing: .15pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">ra tanto su trato con los
mismos poemas? La respuesta debe estar </span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; letter-spacing: .2pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">en las hemerotecas que atesoran
los números de <i>Ciclón.</i></span><span style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 115%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Las páginas dedicadas a Virgilio Piñera en <i>Lo
cubano en la poe<span style="letter-spacing: .2pt;">sía </span></i><span style="letter-spacing: .2pt;">comienzan lamentándose de que las piñerianas no
sean solu</span><span style="letter-spacing: .15pt;">ciones tan armoniosas como
las de Ángel Gaztelu. Después, un </span>amarillo de Lezama, el amarillo del
poema <i>Noche insular: jardines <span style="letter-spacing: .05pt;">invisibles,
</span></i><span style="letter-spacing: .05pt;">es comparado con una rabia
amarilla de Virgilio, el ene</span>migo rumor lezamiano demerita al sórdido
rumor de un poema <span style="letter-spacing: .2pt;">del otro. Para Cintio
Vitier, Virgilio Piñera da la nota disonante </span><span style="letter-spacing: .15pt;">con <i>La isla en peso. </i>Ahí no valen ya comparaciones porque tal </span><span style="letter-spacing: .2pt;">poema, en la óptica de Vitier, no puede parecerse a
nada nuestro </span><span style="letter-spacing: .25pt;">ni siquiera por
contraposición. Contraponerlo a otro poema de </span><span style="letter-spacing: .3pt;">cubano sería tenderle puentes. Cito una frase: «Es obvio en el </span><span style="letter-spacing: .05pt;">tono y la tesis de este poema el influjo de
visiones que (...) de nin</span><span style="letter-spacing: .25pt;">gún modo y
en ningún sentido pueden correspondemos. Nuestra </span><span style="color: black; letter-spacing: .3pt;">sangre, nuestra sensibilidad, nuestra historia (...)
nos impulsan </span><span style="color: black; letter-spacing: .2pt;">por caminos
muy distintos». Nuestra, nuestra, nuestra: pronom</span><span style="color: black; letter-spacing: .25pt;">bre repetido como en una consigna.</span></span><span style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 115%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="color: black; font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; letter-spacing: .15pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">A <i>La isla en
peso </i>se le emparejan, eso sí, los siguientes uni</span><span lang="ES-TRAD" style="color: black; font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; letter-spacing: .2pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">versos presuntamente
extraños: existencialismo, surrealismo y negritud. En veredicto de Vitier «este
testimonio de la isla está </span><span lang="ES-TRAD" style="color: black; font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; letter-spacing: .5pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">falseado». Cuba se ha convertido, Piñera mediante,
en una </span><span lang="ES-TRAD" style="color: black; font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; letter-spacing: .15pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Antilla cualquiera, nos antillanizamos. De isla pasa a ser archi</span><span lang="ES-TRAD" style="color: black; font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; letter-spacing: .5pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">piélago,
muchedumbre. Cuba ha sido ninguneada. Virgilio </span><span lang="ES-TRAD" style="color: black; font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; letter-spacing: .2pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Piñera es la pupila
desustanciadora cuando la meta está en hallar </span><span lang="ES-TRAD" style="color: black; font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; letter-spacing: .1pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">sustancia.</span><span style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 115%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="color: black; font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; letter-spacing: .05pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">(Barbarito Diez
canta de fondo el estribillo: «Esas no son cuba</span><span lang="ES-TRAD" style="color: black; font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; letter-spacing: .1pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">nas... ésas no son
cubanas».)</span><span style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 115%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="color: black; font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; letter-spacing: .35pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Terminan esas
páginas con una celebración, la de <i>Vida de </i></span><i><span lang="ES-TRAD" style="color: black; font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; letter-spacing: .05pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Flora, </span></i><span lang="ES-TRAD" style="color: black; font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; letter-spacing: .05pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">y un diagnóstico
que Cintio Vitier aventura: «no nos extra</span><span lang="ES-TRAD" style="color: black; font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; letter-spacing: .1pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">ñaría», escribe de
Piñera, «que todas sus actitudes estuvieran dictadas por el reverso retórico
de un romanticismo inconfesado». </span><span lang="ES-TRAD" style="color: black; font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; letter-spacing: .2pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Conjetura de teólogo para explicarse la
voluntad del mal, procu</span><span lang="ES-TRAD" style="color: black; font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; letter-spacing: .1pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">ra destorcer lo retorcido: la escritura piñeriana
como retorcimien</span><span lang="ES-TRAD" style="color: black; font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; letter-spacing: .15pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">to del espíritu.</span><span style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 115%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="color: black; font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; letter-spacing: .2pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">María Zambrano lo habrá
pensado a su manera al escribir que </span><span lang="ES-TRAD" style="color: black; font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; letter-spacing: .1pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">la poesía de Virgilio tiene mucho de confesión
al revés. Con ello </span><span lang="ES-TRAD" style="color: black; font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; letter-spacing: .15pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">regresamos a la génesis de la escritura por
antagonías. Sólo que ahora el antagonista vive dentro del propio Virgilio
Piñera y ese </span><span lang="ES-TRAD" style="color: black; font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; letter-spacing: .2pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">romanticismo inconfesado al que se refería Vitier es la almendra </span><span lang="ES-TRAD" style="color: black; font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; letter-spacing: .05pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">cíe su escritura.
Piñera es su propio antagonista, figura poética que </span><span lang="ES-TRAD" style="color: black; font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; letter-spacing: .2pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">repitió en su poesía
última: el eterno tironeado de sí.</span><span style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 115%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="color: black; font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; letter-spacing: .1pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Hablé de teología y
no nos perderemos en discusiones de con</span><span lang="ES-TRAD" style="color: black; font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; letter-spacing: .05pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">cilio si traigo un
par más de aseveraciones teologales. Una de José Lezama Lima en el poema donde
celebra el sesenta cumpleaños de </span><span lang="ES-TRAD" style="color: black; font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; letter-spacing: -.1pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Piñera:</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 115%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Como sólo existen el bien y la ausencia,</span><span style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 115%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; letter-spacing: -.2pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">los demonios y los ángeles se
esconden sonriendo.</span><span style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 115%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="color: black; font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; letter-spacing: .1pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">La otra, del propio
Piñera, de su poema <i>Testamento</i>:</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 115%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Como yo soy de un lugar</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 115%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; letter-spacing: -.15pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">de demonios y de ángeles,</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 115%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">en ángel y demonio muerto</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 115%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; letter-spacing: -.3pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">seguiré por esas calles... </span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 115%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="color: black; font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; letter-spacing: .15pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Tratando de
entender a Virgilio Piñera atravesamos las expli</span><span lang="ES-TRAD" style="color: black; font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; letter-spacing: .2pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">caciones debidas al
problema del mal. «Cambió la ingenua poe</span><span lang="ES-TRAD" style="color: black; font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; letter-spacing: .1pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">sía», nos confirma
Vitíer, «por los infiernillos literarios.»</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 115%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 115%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://4.bp.blogspot.com/-sz8srfzM9kU/T0pNltKzV6I/AAAAAAAAB4E/T9zQqMrXsrM/s1600/Virgilio+4.gif" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="270" src="http://4.bp.blogspot.com/-sz8srfzM9kU/T0pNltKzV6I/AAAAAAAAB4E/T9zQqMrXsrM/s400/Virgilio+4.gif" width="400" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 115%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 115%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="letter-spacing: -0.15pt;"> </span></span><!--[if gte mso 9]><xml>
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<h2 style="line-height: 115%; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">La pesadilla y el sueño</span><span style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"></span></h2>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 115%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; letter-spacing: .3pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Qué pueda ser la ingenua poesía
podemos encontrarlo, dentro </span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; letter-spacing: .1pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">del grupo <i>Orígenes, </i>en poemarios de Eliseo Diego, Fina García </span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; letter-spacing: .2pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Marruz, Octavio Smith, del
propio Cintio Vitíer o en los capítu</span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">los primeros de la novela <i>Paradiso. </i>Es el
sueño origenista: los <span style="letter-spacing: .2pt;">sublimados primeros
años de la República.</span></span><span style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 115%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; letter-spacing: .15pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Diego, García Marruz y Smith
tienen líneas de poemas para el mimbre del que tejieron los muebles familiares
de sus quintas y </span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; letter-spacing: .3pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">casas.
Octavio Smith llama mimbre infinito al aire de la isla. </span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; letter-spacing: .15pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Piñera, en cambio, hace con ese
mimbre la cuerda del pecado con </span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; letter-spacing: .1pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">la que morimos en el poema <i>Las Furias. </i>Se
ahoga en esa atmósfe</span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; letter-spacing: .05pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">ra patriarcal de inicios de siglo, difama del mimbre «por una cues</span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; letter-spacing: .15pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">tión sanitaria, una mera
cuestión sanitaria». Abjura del mimbre como emblema del retrato de familia, de
los mejores años que no fueron nunca y del aire de isla que respiramos. Con él
el sueño </span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; letter-spacing: .1pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">origenista
se convierte en pesadilla.</span><span style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 115%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; letter-spacing: .1pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Los cuentos donde Virgilio
persigue lo frío han sido cataloga</span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; letter-spacing: .2pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">dos de programáticos por Cintio Vitier. Igual
acusación planea </span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; letter-spacing: -.05pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">sobre <i>La isla en peso. </i>La insistencia de algunos escritores del
grupo </span><i><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; letter-spacing: .05pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Orígenes
</span></i><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; letter-spacing: .05pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">en
los primeros años republicanos cuaja igual en progra</span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; letter-spacing: .45pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">ma. Personalmente, me aburren
tanto los programas del mal </span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; letter-spacing: .05pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">como los del bien. <i>La isla en peso </i>puede repletarme tanto como </span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">me cansa <i>En la Calzada de Jesús del Monte.</i></span><span style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 115%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; letter-spacing: .15pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Un programa de añoranzas
fastidia igual que —pongamos </span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; letter-spacing: .05pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">ejemplos— el programa de crueldades que ensaya el Filántropo en </span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; letter-spacing: .15pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">la obra teatral homónima de
Piñera, o la escalada didáctica que </span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; letter-spacing: .05pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">cuenta <i>La carne de Rene. </i>Resulta tan pueril
la exhuberancia de la </span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; letter-spacing: .15pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">malignidad como la morosidad nostálgica con que vivían en las </span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; letter-spacing: .1pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">quintas las figuras paternales.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 115%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="color: black; font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; letter-spacing: .3pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Cintio Vitier fue
incapaz de entender a Virgilio Piñera o lo </span><span lang="ES-TRAD" style="color: black; font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; letter-spacing: .25pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">cegó el rencor.
Traduce a Rimbaud pero no puede percibir la </span><span lang="ES-TRAD" style="color: black; font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; letter-spacing: .1pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">estancia de Virgilio
en los infiernos, comprende a Julián del Casal </span><span lang="ES-TRAD" style="color: black; font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; letter-spacing: .15pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">y atiza contra un
contemporáneo suyo las mismas acusaciones de </span><span lang="ES-TRAD" style="color: black; font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; letter-spacing: .2pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">exotismo que Casal
padeció.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 115%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 115%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://2.bp.blogspot.com/-VuoMgEg-IjE/T0pNyPQZm5I/AAAAAAAAB4M/HmyKHHIlSb4/s1600/Virgilio+5.gif" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="400" src="http://2.bp.blogspot.com/-VuoMgEg-IjE/T0pNyPQZm5I/AAAAAAAAB4M/HmyKHHIlSb4/s400/Virgilio+5.gif" width="285" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 115%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 115%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="color: black; font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12pt; letter-spacing: 0.2pt; line-height: 115%;"> </span><!--[if gte mso 9]><xml>
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<h2 style="line-height: 115%; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">La lengua de Virgilio</span><span style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"></span></h2>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 115%; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; letter-spacing: .2pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">No sé si ustedes son capaces de
enunciar sus sueños, tal vez no </span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; letter-spacing: .1pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">tengan nombres para ellos o andemos escasos de
sueño. Dudo que </span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">un sueño nuestro
pueda coincidir con el que los origenistas alen<span style="letter-spacing: .25pt;">taron, sueño o espejismo. Las pesadillas, sin embargo, son en </span><span style="letter-spacing: .1pt;">mucho las mismas, y Virgilio Piñera supo dar con
ellas. Absurdo, </span><span style="letter-spacing: .2pt;">nada, vacío,
sinsentido: acostumbran a llamarla con algunos de </span><span style="letter-spacing: .1pt;">estos nombres. Situaciones que continúan
repitiéndose, pesadillas </span><span style="letter-spacing: .2pt;">que no
asustan tanto desde que podemos saltar en la anagnórisis: </span><span style="letter-spacing: .1pt;">«Si esto es puro Virgilio, caballeros». Así mismo,
Piñera nos legó </span>un repertorio de frases que decir en los ómnibus o en
las paradas <span style="letter-spacing: .25pt;">por donde éstos no pasan, en las
casas de huéspedes y en el bar, en la esquina y en el patio de butacas, en la
antesala del dentista </span><span style="letter-spacing: .2pt;">y en la
funeraria, en el parque y en la carnicería, en la barbería y </span>en la cola
del pan, en la crónica social y en la policíaca, en el secre<span style="letter-spacing: .2pt;">teo y en el grito de solar. Como personajes suyos
hablamos en </span>Piñera clásico, hemos caído en la lengua de Virgilio. </span></div>Valmore Muñoz Arteagahttp://www.blogger.com/profile/08013857335920589076noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8115935261621637642.post-1936004454047737602012-02-21T05:35:00.000-08:002012-02-21T05:35:02.566-08:00Poemas de Rabindranath Tagore<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://2.bp.blogspot.com/-Xdow7UPec40/T0OdJhftrhI/AAAAAAAAB2M/fDMqhHLJBuA/s1600/1304505299RabindranathTagore.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="300" src="http://2.bp.blogspot.com/-Xdow7UPec40/T0OdJhftrhI/AAAAAAAAB2M/fDMqhHLJBuA/s400/1304505299RabindranathTagore.jpg" width="400" /></a></div>
<br />
<br />
<span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12pt;"><strong>REGALO DE AMANTE <o:p></o:p></strong></span><br />
<br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12pt;">Anoche, en el jardín, <o:p></o:p></span></div>
<span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12pt;">te ofrecí el vino espumeante <o:p></o:p></span><br />
<span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12pt;">de mi juventud. <o:p></o:p></span><br />
<span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12pt;">Tú te llevaste la copa a los labios, <o:p></o:p></span><br />
<span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12pt;">cerraste los ojos y sonreíste; <o:p></o:p></span><br />
<span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12pt;">y mientras, yo alcé tu velo, <o:p></o:p></span><br />
<span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12pt;">solté tus trenzas y traje sobre mi pecho tu
cara dulcemente silenciosa; <o:p></o:p></span><br />
<span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12pt;">anoche, <o:p></o:p></span><br />
<span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12pt;">cuando el sueño de la luna rebosó el mundo
del dormir.<o:p></o:p></span><br />
<br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12pt;">Hoy, en la calma, refrescada de rocío, del
alba, <o:p></o:p></span></div>
<span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12pt;">tú vas camino del templo de Dios, <o:p></o:p></span><br />
<span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12pt;">bañada y vestida de blanco, con un cesto de
flores en la mano. <o:p></o:p></span><br />
<span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12pt;">Yo, a la sombra del árbol, <o:p></o:p></span><br />
<span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12pt;">me aparto inclinando la cabeza; <o:p></o:p></span><br />
<span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12pt;">en la calma del alba, <o:p></o:p></span><br />
<span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12pt;">junto al camino solitario del templo.</span><br />
<br />
<br />
<span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12pt;"><o:p><span style="font-family: Times New Roman;">
</span><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12pt;"><strong>TE COJO LAS MANOS<o:p></o:p></strong></span></o:p></span><br />
<span style="font-family: Times New Roman;">
</span><br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12pt;">Te cojo las manos, y mi corazón, buscándote a
ti, <o:p></o:p></span></div>
<span style="font-family: Times New Roman;">
</span><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12pt;">que siempre me eludes tras palabras y
silencios, <o:p></o:p></span><br />
<span style="font-family: Times New Roman;">
</span><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12pt;">se hunde en la oscuridad de tus ojos.<o:p></o:p></span><br />
<span style="font-family: Times New Roman;">
</span><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12pt;">Sin embargo, sé que debo estar contento en
este amor,<o:p></o:p></span><br />
<span style="font-family: Times New Roman;">
</span><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12pt;">con lo que viene a rachas y huye, porque nos
hemos encontrado <o:p></o:p></span><br />
<span style="font-family: Times New Roman;">
</span><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12pt;">por un momento en la encrucijada de los
caminos.<o:p></o:p></span><br />
<span style="font-family: Times New Roman;">
</span><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12pt;">¿Soy yo tan poderoso que pueda llevarte a
través de este <o:p></o:p></span><br />
<span style="font-family: Times New Roman;">
</span><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12pt;">enjambre de mundos, por este laberinto de
veredas?<o:p></o:p></span><br />
<span style="font-family: Times New Roman;">
</span><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12pt;">¿Tengo yo alimento para sostenerte por el
oscuro pasaje bostezante, <o:p></o:p></span><br />
<span style="font-family: Times New Roman;">
</span><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12pt;">de arcos de muerte?</span><br />
<br />
<span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12pt;"><span style="font-family: Times New Roman;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12pt;"><strong>SI<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>ACASO<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>PIENSAS EN<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>MÍ<o:p></o:p></strong></span></div>
<span style="font-family: Times New Roman;">
</span><br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12pt;">Si acaso piensas en mí, te cantaré cuando el
anochecer lluvioso <o:p></o:p></span></div>
<span style="font-family: Times New Roman;">
</span><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12pt;">suelta sus sombras por el río, arrastrando,
lento, su luz vaga hacia el ocaso; <o:p></o:p></span><br />
<span style="font-family: Times New Roman;">
</span><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12pt;">cuando lo que queda del día es ya demasiado
poco para trabajar o jugar.<o:p></o:p></span><br />
<span style="font-family: Times New Roman;">
</span><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12pt;">Te sentarás sola en el balcón que da al Sur,
y yo me pondré a cantarte <o:p></o:p></span><br />
<span style="font-family: Times New Roman;">
</span><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12pt;">en el cuarto oscuro. El olor de las hojas
mojadas entrará por la ventana, <o:p></o:p></span><br />
<span style="font-family: Times New Roman;">
</span><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12pt;">en el crepúsculo creciente, y los vientos
tormentosos <o:p></o:p></span><br />
<span style="font-family: Times New Roman;">
</span><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12pt;">clamorearán en los cocoteros.<o:p></o:p></span><br />
<span style="font-family: Times New Roman;">
</span><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12pt;">Traerán la lámpara encendida al cuarto, y
entonces me iré yo. <o:p></o:p></span><br />
<span style="font-family: Times New Roman;">
</span><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12pt;">Y tú, quizá, entonces, escucharás la noche, y
oirás mi canción cuando esté yo callado.</span><br />
<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://3.bp.blogspot.com/-gWzPIHnhezY/T0OdNLwYERI/AAAAAAAAB2U/zDPSpVz3jTY/s1600/6_+Tagore+Blog.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="240" src="http://3.bp.blogspot.com/-gWzPIHnhezY/T0OdNLwYERI/AAAAAAAAB2U/zDPSpVz3jTY/s320/6_+Tagore+Blog.JPG" width="320" /></a></div>
<br />
<span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12pt;"><o:p><span style="font-family: Times New Roman;">
</span></o:p></span><br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12pt;"><strong>SOÑÉ QUE ESTABA ELLA SENTADA A MI CABECERA...<o:p></o:p></strong></span></div>
<span style="font-family: Times New Roman;">
</span><br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12pt;">Soñé que estaba ella sentada a mi cabecera, <o:p></o:p></span></div>
<span style="font-family: Times New Roman;">
</span><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12pt;">y alborotaba tiernamente mi cabello con sus
dedos, <o:p></o:p></span><br />
<span style="font-family: Times New Roman;">
</span><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12pt;">suscitando la melodía de su contacto. <o:p></o:p></span><br />
<span style="font-family: Times New Roman;">
</span><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12pt;">La miré a la cara, luchando con mis lágrimas,
<o:p></o:p></span><br />
<span style="font-family: Times New Roman;">
</span><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12pt;">hasta que la angustia de las palabras no
dichas<o:p></o:p></span><br />
<span style="font-family: Times New Roman;">
</span><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12pt;">quebró mi sueño como una burbuja.<o:p></o:p></span><br />
<span style="font-family: Times New Roman;">
</span><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12pt;">Me incorporé. La Vía Láctea se veía arder por
mi ventana, <o:p></o:p></span><br />
<span style="font-family: Times New Roman;">
</span><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12pt;">como un mundo de silencio inflamado. <o:p></o:p></span><br />
<span style="font-family: Times New Roman;">
</span><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12pt;">Y me pregunté si en aquel momento estaría
ella soñando <o:p></o:p></span><br />
<span style="font-family: Times New Roman;">
</span><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12pt;">un sueño que viniera, bien con el mío.</span><br />
<br />
<span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12pt;"><o:p><span style="font-family: Times New Roman;">
</span></o:p></span><br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12pt;"><strong>CUANDO NUESTROS OJOS SE ENCONTRARON A TRAVÉS
DEL SETO...<o:p></o:p></strong></span></div>
<span style="font-family: Times New Roman;">
</span><br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12pt;">Cuando nuestros ojos se encontraron a través
del seto, <o:p></o:p></span></div>
<span style="font-family: Times New Roman;">
</span><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12pt;">pensé que iba a decirle alguna cosa; pero
ella se fue. <o:p></o:p></span><br />
<span style="font-family: Times New Roman;">
</span><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12pt;">Y la palabra que yo tenía que decirle se mece
día y noche,<o:p></o:p></span><br />
<span style="font-family: Times New Roman;">
</span><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12pt;">como una barca, sobre la ola de cada hora.<o:p></o:p></span><br />
<span style="font-family: Times New Roman;">
</span><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12pt;">Parece que navega en las nubes de otoño, en
un ansia sin fin; <o:p></o:p></span><br />
<span style="font-family: Times New Roman;">
</span><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12pt;">que florece en flores de anochecer, <o:p></o:p></span><br />
<span style="font-family: Times New Roman;">
</span><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12pt;">y busca en la puesta del sol su momento
perdido.<o:p></o:p></span><br />
<span style="font-family: Times New Roman;">
</span><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12pt;">Chispeaba la palabra, como las luciérnagas,
por mi corazón, <o:p></o:p></span><br />
<span style="font-family: Times New Roman;">
</span><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12pt;">buscando su sentido en el crepúsculo de la
desesperanza; <o:p></o:p></span><br />
<span style="font-family: Times New Roman;">
</span><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12pt;">la palabra que yo tenía que decirle.</span><br />
<br />
<br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12pt;"><strong>TE AMO, PERDÓNAME MI AMOR<o:p></o:p></strong></span></div>
<span style="font-family: Times New Roman;">
</span><br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12pt;">Te amo, sí ¡Perdóname mi amor! <o:p></o:p></span></div>
<span style="font-family: Times New Roman;">
</span><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12pt;">Pajarito que yerras tu camino, como tú, estoy
cazada.<o:p></o:p></span><br />
<span style="font-family: Times New Roman;">
</span><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12pt;">Cuando mi corazón se estremeció de dicha,<o:p></o:p></span><br />
<span style="font-family: Times New Roman;">
</span><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12pt;">perdió su velo y se quedó desnudo.<o:p></o:p></span><br />
<span style="font-family: Times New Roman;">
</span><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12pt;">Cúbrelo tú de piedad, ¡y perdóname mi amor!<o:p></o:p></span><br />
<span style="font-family: Times New Roman;">
</span><br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12pt;">Si no puedes amarme, ¡perdóname mi pena!<o:p></o:p></span></div>
<span style="font-family: Times New Roman;">
</span><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12pt;">¡Pero no me mires así, desde tan lejos! <o:p></o:p></span><br />
<span style="font-family: Times New Roman;">
</span><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12pt;">Me arrastraré callada<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>a mi rincón<span style="mso-spacerun: yes;">
</span><o:p></o:p></span><br />
<span style="font-family: Times New Roman;">
</span><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12pt;">y m sentaré en la sombra, tapando con mis dos
manos<o:p></o:p></span><br />
<span style="font-family: Times New Roman;">
</span><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12pt;">la vergüenza desnuda. No me mires , no me
mires,<o:p></o:p></span><br />
<span style="font-family: Times New Roman;">
</span><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12pt;">¡y perdóname mi pena!<o:p></o:p></span><br />
<span style="font-family: Times New Roman;">
</span><br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12pt;">Si me amas, ¡perdóname mi alegría!<o:p></o:p></span></div>
<span style="font-family: Times New Roman;">
</span><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12pt;">No te rías de mi descuido porque ves que mi
corazón<o:p></o:p></span><br />
<span style="font-family: Times New Roman;">
</span><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12pt;">se me va en este mar de ventura. <o:p></o:p></span><br />
<span style="font-family: Times New Roman;">
</span><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12pt;">Cuando me siente yo en mi trono,<o:p></o:p></span><br />
<span style="font-family: Times New Roman;">
</span><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12pt;">y reine sobre ti, tirana de mi amor;<o:p></o:p></span><br />
<span style="font-family: Times New Roman;">
</span><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12pt;">cuando, como una diosa, yo te conceda mis
favores,<o:p></o:p></span><br />
<span style="font-family: Times New Roman;">
</span><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12pt;">sé tú indulgente con mi orgullo,<o:p></o:p></span><br />
<span style="font-family: Times New Roman;">
</span><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12pt;">¡y perdóname mi alegría! <o:p></o:p></span><br />
<br />
<span style="font-family: Times New Roman;">
</span><br />
<span style="font-family: Times New Roman;">
</span><br />
<span style="font-family: Times New Roman;">
</span><br />
<span style="font-family: Times New Roman;">
</span><br />
<br />
<br />
<span style="font-family: Times New Roman;">
</span><br />Valmore Muñoz Arteagahttp://www.blogger.com/profile/08013857335920589076noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8115935261621637642.post-888392114939331742012-02-06T07:46:00.000-08:002012-02-06T07:46:26.818-08:00Octavio Paz, Piedra de sol (Completo, leído por el autor)<iframe height="344" src="http://www.youtube.com/embed/DqJomG9TNq0?fs=1" frameborder="0" width="459" allowfullscreen=""></iframe>Valmore Muñoz Arteagahttp://www.blogger.com/profile/08013857335920589076noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8115935261621637642.post-5523868415920938332012-01-31T04:35:00.000-08:002012-01-31T04:37:55.730-08:00Fuera de tiesto (1971-1974). Por Armando Rojas Guardia<a href="http://2.bp.blogspot.com/-83MxJ44e6Z8/TyfgaOdglWI/AAAAAAAABzU/cG5UTXUniRc/s1600/UNIQ_17_armandoweb.jpg"><img style="TEXT-ALIGN: center; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 400px; DISPLAY: block; HEIGHT: 300px; CURSOR: hand" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5703774194251109730" border="0" alt="" src="http://2.bp.blogspot.com/-83MxJ44e6Z8/TyfgaOdglWI/AAAAAAAABzU/cG5UTXUniRc/s400/UNIQ_17_armandoweb.jpg" /></a><br /><br /><div align="justify">1<br /><br />llueve afuera y otra vez sin previo aviso los ratones, el miedo irreprimible al desamparo, una lástima lúgubre hacia todo, el triste olor de las paredes, esta pulcra sensación de que no importa, de que siempre será así, de que después de todo nunca se escuchará girar el picaporte y el ruido inconfundible de una puerta que se abre y entonces de repente sólo el mar, la vasta exclamación de una llanura.<br /><br />2<br /><br />me sentía feliz porque más que viendo todo iba dejando como siempre que todo me abrazara, que aquello se fuera concretando como un remolino de colores en el centro del cual yo siempre encuentro eso que busco allí detrás, en la mitad, la cifra clave que ensambla desde ella los pedazos, y estaba feliz en la misma medida en que la hallaba, y tenía un gustazo grueso calentándome la sangre, y todo era muy hermoso sí, bastante hermoso, hasta que repentinamente se colaba ese delgado y frío gusanito en pleno grosor del entusiasmo, un sobresalto repentino que yo no me esperaba, una luz blanca como un flash impertinente, una pieza que no se casaba por supuesto en el contexto pero que sin embargo estaba allí reclamada por todo lo demás, algo fatal cagándose sin más en el ritmo y los colores, algo tan torpe como la certeza inexplicable de que aquello no bastaba, de que no había bastado nunca y yo ya lo sabía, aquello no bastaba, era indudable, y no quedaba otro camino que sacarle el cuerpo a la desilusión que me estaba ametrallando la alegría, porque si aquello no bastaba, coño, entonces qué bastaba, si eso tampoco era entonces hasta cuándo.<br /><br />3<br /><br />esta clase de hambre no se sacia, estirpe que lleva la forma de la decepción entre las manos, poderoso astro de sed brillándome sin tregua, precisa convicción de que me estoy alejando de la playa para siempre, y ya se van desdibujando poco a poco las líneas de la costa, y entonces el frágil punto firme que resume la franjita de tierra en la distancia es comido sin remedio por la anchura gigantesca de mi hambre, de mi hambre que tiene muchos nombres, el primero de los cuales obviamente es soledad.<br /><br />4<br /></div><br /><div align="justify">aseada zona donde todas las piezas engranan sin trastornos, los minutos hacen fila india de la misma idéntica manera, las pisadas se saben componiendo la gran marcha triunfal de la eficacia, donde nunca se supo de alguna discontinuidad inofensiva, algún gesto diacrónico, alguna grieta pequeñita en la lisa superficie por la que uno pueda huir hacia la selva, hacia el vértigo espacial, hacia la vida, hacia algo así como el tiempo americano del llano o de los Andes en el que las horas danzan en vez de desfilar.<br /><br />5<br /><br />el estentóreo deseo de romper totalmente con los moldes, un ansia irreparable de buscar lo que no se me ha perdido, la nostalgia de algún punto solar del que yo lo único que sé es que no se encuentra acudiendo al horario de los trenes, y sin embrago es la única tierra que tenemos prometida, la Itaca probable a donde podemos atracar con aires de certeza, la evidencia granular que muy de cuando en cuando nos deslumbra, ese imprevisto coágulo de vida que nada tiene que ver con los minutos democráticos del reloj confederado y que es literalmente lo único que importa.</div><br /><br /><br /><div align="justify"></div><br /><br /><br /><div align="right">Del libro <em>Del mismo amor ardiendo</em></div>Valmore Muñoz Arteagahttp://www.blogger.com/profile/08013857335920589076noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8115935261621637642.post-86700491594824398072012-01-18T07:28:00.000-08:002012-01-18T07:31:03.945-08:00Cartas a la Extraña. Por José Barroeta (1942)<a href="http://4.bp.blogspot.com/-FWsEogm07kE/TxblpFRnYAI/AAAAAAAABxY/KnlfjnyGlyc/s1600/jose_barrueta.jpg"><img style="TEXT-ALIGN: center; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 334px; DISPLAY: block; HEIGHT: 400px; CURSOR: hand" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5698994872437399554" border="0" alt="" src="http://4.bp.blogspot.com/-FWsEogm07kE/TxblpFRnYAI/AAAAAAAABxY/KnlfjnyGlyc/s400/jose_barrueta.jpg" /></a><br /><br /><div align="justify"><strong>I</strong><br />Por ti, por tu nombre y por la codicia de tu nombre comienza el espíritu. He dejado de pertenecer al concepto y aun cuando no concluye de repartir su oro mi inconsciente tú, para que vuelva cargada de muertos la infancia, abdicas a favor de otros resplandores.<br /><br />Me escondo en el follaje para que no arrastres la simpleza de mis ojos. Cualquier descubrimiento que haga dentro o fuera de ellos significa la pérdida del agobio que precede la vida del poeta antes o después del amor.<br /><br />Como en tiempos de fuga mis carnes son lanzadas a un bosque sin rostro, incitadas por el temor de morar en el centro de otras, como las tuyas, que más que la vida recuerdan los desnudos de Amadeo Modigliani.<br /><br />Una especie de aire devastador asistía nuestras presencias; lo ilusorio se tornaba sílaba sórdida, muladar, sangre de gusano de seda en víspera de muertos. En tales ocasiones yo me revestía de una inmundicia púrpura, domaba mis sueños para que no escucharas los sonidos.<br /><br />Cuando ya te supe perdida, tú estabas preparada para un hombre sometido a menores espasmos, además por oposición a mí amas el equilibrio, injurié la parte de mi memoria que se esconde al mundo.<br /><br />Debía, por alquimia, cumplir el mandato de los errantes y morir en estado de ráfaga. Pero mi cuerpo pasó a una estación de inimaginable quietud, optó por un letargo donde el espíritu se aposenta en forma de muerte.<br /><br /><strong>II<br /></strong>Estamos en 1930. Unidos por el ruido de un viento final descubro en el asombro la muerte que te pertenece. Pero eres una cosa pequeña, un nervio que apenas pesa en manos de la madre. Estamos en 1930 y la mar golpea fuerte el paisaje de estaño. Un pájaro marino pasa cerca de ti, un demonio que habrá de señalarte los esplendores que no podrás alcanzar.<br /><br />Luego la infancia; perseguir y no tocar jamás la cripta imaginaria que dentro de la mar seduce el corazón; comprender que llegada la edad de los hechos memorables estamos irremediablemente perdidos. Inicia entonces el espíritu la gran aventura, fatalmente el mundo nos alimenta de miedo y de pura poesía comenzamos a vivir.<br /><br /><strong>III<br /></strong>Conozco la región donde el abandono ha fijado con precisión las líneas superiores y elementales de tu espíritu. Por las rasgaduras de tus pupilas descubro que has pasado de la inercia a los humos prohibidos. Un vértigo desolado te atrapa y el mundo de la infancia vierte, torpe, sílabas a mis oídos.<br /><br />A la hora de la despedida un visitante del país del letargo despierta y nos asombra. Mira con displicencia y se acuesta de nuevo en búsqueda de su original inmovilidad.<br /><br />Yo sueño pero mi paisaje no es tu paisaje; lejano de tu mar de infancia mi pueblo se esconde entre árboles y fantasmas domésticos. A él acuden los hombres para que los derribe la muerte; los bajan desde allá, de monte adentro, y los dejan tendidos en la tierra para que sueñen con sus bosques.<br /><br />Yo acudo a la vida sorprendido por el cielo vago noches y días enteros por sobre las colinas. Miro mi cuerpo desnudo en el río y así, gran príncipe silvestre, abandono una noche mi palacio rural y otros serán mis ojos sobre ciudades desconocidas.<br /><br />Estamos en 1930. Ya ha comenzado el frenesí, ya han comenzado el ser y la hoguera de ese ser que gira y lo consume todo.<br /><br />Tú estás de espalda al viento de diciembre y a sabiendas de que no debes alimentar tus propios fracasos acude a ellos para medir tus actos futuros, impidiendo a tu doble el paso a la iluminación.<br /><br />Conozco también la facilidad que posees para atraer personajes extraños. Las veces que he dormido contigo he sentido el estertor que me producen esas raras figuras que te persiguen o que muchas veces son fracciones de tu propia vida que aspiran reconquistar los espacios que fueron desposeídos.<br /><br />En las horas de duermevela, cuando sentíamos las evidencias de la muerte, la solemnidad del fantasma sustraía lo poco que nos quedaba del porvenir.<br /><br /><strong>IV<br /></strong>Me pregunto si en realidad la historia de los viajes, de eso que mis padres llaman fugas turbulentas con N, es también la historia de mi podredumbre. Tan miserable como he sido para con mis oficios, lo único cierto que quedaba de mí dentro de tanta convención a la que me he sometido era lo de viajar. Vagar contigo a lo ancho de este presuroso país y recordar los puntos esenciales de mi poesía y mi paisaje. Vagar contigo era como dormir en los celajes de una imaginación donde la muerte había dejado sus mejores ráfagas. Era aborrecer la multitud, aborrecer todo cuanto me impedía sentarme a la sombra de mi cadáver y acusar desde allí el origen de una enfermedad, el alcohol, que desde la adolescencia se aposentó en mí en forma sagrada. Una enfermedad que tú detestas cuando sobrepasa el extremo y que yo admiro porque es la derrota del cuerpo, la fiebre del espíritu, la devoción a la muerte, la casa de la infancia hecha polvo bajo nuestros pies.<br />Viajar y retomar el pulcro fuego de la noche.<br />Viajar y comprender que la tierra y el cielo nos están prohibidos.<br />Vagar para que sea yo quien decida mi propio apocalipsis mirándote bajo el silencio que adivine a la memoria del viajero que se sabe desposeído de la tierra.<br /><br /><strong>V<br /></strong>Me basta con unir tu fantasma al destello; con guarecerme en la melancolía de los amigos y lograr, junto a ellos, los relámpagos de la orilla.<br /><br />Tendías la red porque me sabías mísero. Creíste darme un poco de tu fuego sin comprender que yo era dueño de una juventud que se repite en los follajes, donde no te será permitido mirar.<br /><br />Qué sabes tú, reina sin edad y sin tiempo, del errar a que me someto. Qué de la música que me domina. Qué de la noche donde no ocurre el sueño y el espíritu despierta y fustiga sus muertos sobre la carne.<br /><br />Ya no quedan para mí colinas ni ciudades. Tu fantasma me conduce, lámpara en mano, a una tiniebla menos miserable, donde prohibidos los retornos la carne es burlada por la imaginación.<br /><br /><strong>VI<br /></strong>Escucha, recuerda la profecía: Mira tu país, quémalo, arrástralo como sólo tú sabes hacerlo. Pon tus ojos a la disposición de la muerte; no olvides que la herida es lo único real. No olvides mis palabras que por ti se marchan del mundo de los desmesurados, del territorio de los grandes hacedores del fuego y que retornarán envanecidas y desgastadas por la molicie. Escucha siempre el ruido que dejó mi locura sobre las calles; atiende a esos silbos que brotaban de un hombre cuyo espíritu había crecido a punta de volcán.<br />Vive de forma que los muertos de infancia te sobrecojan. Vive, pero mira tu país, quémalo, arrásalo con los ojos.<br /><br /><strong>VII<br /></strong>No es ni siquiera el estuario de cuanto soñé lo que me acompaña. Son nervios al descubierto y fáciles para conducirme a la demencia los que quedan como señales.<br /><br />Por pura vergüenza me retiro de la casa del sueño: No debí pensar en la permanencia de algo que me estaba vedado como lo es el encuentro de mi Nadja.<br /><br />Por fidelidad a mi equívoco ahora me conduzco de una manera diferente. Me he vuelto hosco, y aun cuando esto me permite el disfrute perfecto del silencio, tiende también a separarme de mis camaradas inolvidables.<br /><br />Por fidelidad a mi equívoco me someto a formalidades que antes juzgué monstruosas. Converso sin apasionamiento y doy audiencia a frágiles razones.<br /><br />Por fidelidad a mi equívoco tallo las letras de tu nombre de agua en los guijarros y se los entrego a los dementes para que no duerman nunca.<br /><br />Por fidelidad a mi equívoco saludo la iluminación que sólo encanta a quien se revela.</div>Valmore Muñoz Arteagahttp://www.blogger.com/profile/08013857335920589076noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8115935261621637642.post-13553510745000038722012-01-16T10:34:00.000-08:002012-01-16T10:43:21.202-08:00Relatos de Adriana Prieto<div align="justify"><a href="http://3.bp.blogspot.com/-oWUsnlYW3vU/TxRt5gryn_I/AAAAAAAABwo/bwaKrz4G1zE/s1600/prietoadriana.jpg"><img style="TEXT-ALIGN: center; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 350px; DISPLAY: block; HEIGHT: 262px; CURSOR: hand" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5698300263324098546" border="0" alt="" src="http://3.bp.blogspot.com/-oWUsnlYW3vU/TxRt5gryn_I/AAAAAAAABwo/bwaKrz4G1zE/s400/prietoadriana.jpg" /></a>
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<br /><div align="justify"><strong>De no ser por la vena
<br /></strong>De no ser por la vena que se salió de su pie, su vida no hubiera cambiado nada. Vio que poco a poco se salía y sintió que no debía ser mayor preocupación para él. Se comenzó a alarmar cuando notó que ésta se inflaba como un globo, su sangre era casi transparente, mientras más se inflamaba la vena más transparente se hacía todo, llegó a convertirse en una tela invisible que parecía un gran lazo sobre su pie. Caminaba entonces elevando ese globo que lo sostenía, era una sensación única, su cuerpo había adquirido un ritmo muy particular al caminar; su preocupación apareció el día en el que el globo explotó, se escuchó un gran estallido, y cuando miró, su pie parecía de un recién nacido, lo cubría un polvo blanco que parecía talco y sutiles manchas rojas evidenciaban que alguna vez hubo sangre por allí. Al llegar al hospital el médico le explicó que la vena rechazaba totalmente el pie, por alguna extraña razón su cuerpo había decidido no tenerlo más como acompañante.
<br />El médico mirándole a los ojos le dijo: “Es inevitable, su pie debe ser cambiado por otro”.
<br />De no ser por la vena que se salió de su pie, su vida no hubiera cambiado nada.
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<br /><strong>Ya a punto de caer me agarro de un ala
<br /></strong>Ya a punto de caer me agarro del ala de un ave que va pasando. Ella sigue su camino. Al sentirme ignorado me suelto nuevamente y de inmediato delante de mí veo una nube, me acomodo y me dejo caer plácido en ella, ella, como si nada continúa su leve movimiento. Miro mi cuerpo, me siento ofendido y me echo a un lado. Sigo mi camino. De repente siento que no hay nada más, sigo cayendo sin un ave que me recoja, sin una nube que me busque. Cuando menos lo pienso, me agarra una mano: —¿Y tú, qué haces aquí? —me pregunta. —¿Yo? —le respondo—: ¡cayendo!
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<br /><strong>Al levantarse cada mañana
<br /></strong>Al levantarse cada mañana sentía cómo la gota caía, lentamente, desde la mitad de su cabeza hasta llegar a la punta y desaparecía. Nadie podía creer que algo le caminaba por la cabeza, que algo se vaciaba gota a gota, que algo se le escurría por dentro. Ella, en cambio, sí lo percibía, cada día que pasaba sentía cómo iba saliendo algo, cómo su cuerpo se iba debilitando, cómo su delgadez y su tez cambiaban diariamente. Trató de ignorarse, de hacerles caso a los demás, era imposible que eso le sucediera, era lo que decían todos. Continuó así. Un día se echó a caminar y nadie la detuvo, nadie la podía detener, no hubo forma de comunicarse con ella, nadie lo entendió, era como si su ser hubiese escurrido entre la nada, como si realmente estuviese vacía.</div>
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<br /><div align="justify"><strong>Una voz dijo…
<br /></strong></strong>Y cuando escuché la voz que dijo: “¡Háganse las flores!” y de cada rincón nacían nuevas, coloridas y hermosas flores sentí que algo estaba sucediendo. Sentí que ya no era la misma, ahora mi nariz percibía olores agradables, perfumes alegres. De todo mi cuerpo fue mi nariz quien me enseñó la alegría, la alegría de oler más allá de mí misma, la alegría de percibir distintas tonalidades de un mismo olor, diferenciarlos según la hora del día. Cuando ya estaba completamente consustanciada entre diversos olores y mi vista se dejaba llevar y se perdía entre tantos colores, volvía de nuevo esa voz, que esta vez dijo: “¡Hágase el viento!” y en ese momento surgió una brisa odiosa que levantaba mi cabello y hacía bailar a las flores, sentí que no lo necesitaba, que estábamos bien sin él, hasta ahora mi mundo era perfecto, ese viento fastidioso lo único que hacía era molestarme, pegarme en el rostro, no lo quería, pero insistentemente seguía ahí, no había manera de que me ignorara, me ponía de espalda, de frente, de perfil, ya no sabía qué posiciones hallar para que no me tocara, no me persiguiera, pero parecía que la molesta era sólo yo, ellas, las flores, seguían bailando de un lado para otro, sin parar, a veces, en medio de tanto viento, me parecía escuchar un leve canto de alegría que trataba de invitarme al baile. Pensé y después de un rato accedí, no podía ser yo la única molesta. Ellas me dieron un espacio. Me acosté y en ese momento sentí un leve cosquilleo por todo el cuerpo, comenzó una brisa fría y constante mientras las flores me acariciaban. Sentí que todo había cambiado, ya no me quería levantar, quería dejarme llevar por el viento a cualquier parte que quisiera, quería que mi cuerpo perdiera su peso, flotara y siguiera el rumbo del viento. De repente escuché: “¡Hágase la lluvia!”. Y comencé a sentir a lo largo de mi cuerpo gotas pesadas y húmedas que caían por todas partes, todo comenzaba nuevamente. Me senté repentinamente y las flores se habían escondido, me levanté para escapar a esos disparos pero ellas me perseguían y ahora el viento las ayudaba a pegarme por todos lados, el pobre viento no podía imaginar que su sutileza podía convertirse en algo tan real y preciso como ese disparo que no me dejaba caminar, no podía ver, incluso temía que en mi huida lastimara a las flores, no era mi culpa, ellas lo entenderían, me conocían. Mientras caminaba me preguntaba: ¿qué hacía yo allí, mientras nacían las cosas?, ¿qué hacía yo allí en medio de tanto alboroto? Era una caminata larga y las piernas se estaban convirtiendo en esa lluvia que ahora recorría los caminos, ya no querían seguir, no me obedecían, se empeñaban en deslizarse dentro del agua, en dejarse llevar, insistentemente continuaba, no me quería detener, pero en un momento sentí que todo mi cuerpo era lluvia y ya el cansancio no me dejaba continuar, así quedé inmovilizada, no podía más, mi cuerpo agua no avanzaba más; y vi a lo lejos arriba una luz que espantaba la lluvia, no lo podía creer, una luz amarilla y cálida que me daba la bienvenida y hacía que todo se tranquilizara nuevamente, y de repente volvía esa voz, de nuevo esa voz que esta vez dijo: “¿me estás prestando atención?”, y por fin pude responder: “No mamá, esta historia no me gusta”. </div></div>Valmore Muñoz Arteagahttp://www.blogger.com/profile/08013857335920589076noreply@blogger.com1